800 nazis armados sitiaban a 7 paracaidistas checoslovacos

Reinhard Heydrich

Con el fin de ayudar a la diezmada resistencia antinazi, a partir de mediados de 1941 empezaron a ser lanzados desde Gran Bretaña al Protectorado de Bohemia y Moravia paracaidistas checoslovacos. Su misión consistía en reanudar las comunicaciones por radio entre la resistencia antinazi en el país y en el extranjero, restablecer la red clandestina y eventualmente llevar a cabo operaciones de sabotaje en la retaguardia del enemigo nazi. El grupo Anthropoid, integrado por Jozef Gabcík y Jan Kubis, fue encargado de eliminar al alto cargo nazi Reinhard Heydrich. Tras atentar contra Heydrich el 27 de mayo de 1942, Gabcík y Kubis se refugiaron en la iglesia ortodoxa de los santos Cirilo y Metodio, en Praga.

Reinhard Heydrich
Después del atentado contra Heydrich los nazis iniciaron incesantes controles y redadas. Los autores del atentado y otros cinco paracaidistas que les habían ayudado o participado en otras misiones clandestinas encontraron asilo en la iglesia ortodoxa de los santos Cirilo y Metodio gracias al obispo Gorazd.

Éste había recibido el nombre de Gorazd en 1921, en Serbia, al ser ordenado como el primer obispo ortodoxo checo. Desde el inicio de la ocupación nazi prestaba ayuda a la resistencia. Sería fusilado por los alemanes el 4 de septiembre de 1942.

Los paracaidistas no se sintieron suficientemente seguros en el templo ortodoxo. ¿Pero, cómo sacar de la ciudad a siete hombres sin exponerlos a riesgo de ser capturados? Había dos proyectos: los paracaidistas debían salir de Praga en barriles o en féretros. Se preveía que del suministro de estos últimos se encargaría el dueño de una funeraria.

Antes de que el plan pudiera ponerse en marcha, la GESTAPO obtuvo informaciones sobre el escondrijo de los paracaidistas. Fue gracias al traidor Karel Curda, compañero de los paracaidistas escondidos en la iglesia de los santos Cirilo y Metodio.

Iglesia de los santos Cirilo y Metodio
Karel Curda había llegado al Protectorado de Bohemia y Moravia como miembro del grupo de paracaidistas checoslovacos OUT DISTANCE, entrenado en Inglaterra. El lanzamiento se llevó a cabo en marzo de 1942 sobre Moravia del Sur.

La misión del grupo OUT DISTANCE era instalar un radiofaro Beacon y realizar operaciones de sabotaje en el Protectorado de Bohemia y Moravia que hicieran daño a los nazis. La GESTAPO de la capital morava Brno dio con la pista de uno de los integrantes del grupo OUT DISTANCE que se suicidaría ingiriendo veneno al verse en una emboscada.

Los restantes miembros del grupo, Karel Curda y Adolf Opálka, se desplazaron a la región de Pardubice, Bohemia Oriental, donde empezaron a cumplir sus tareas. Frente a la oleada de represalias desatadas por los nazis tras el atentado a Heydrich, Karel Curda perdió los nervios.

Curda que se ocultaba en Praga, el día siguiente al atentado, el 28 de mayo de 1942, prefirió marcharse a la casa de su madre, en Bohemia del Sur.

En su escondrijo, en el desván de la casa de su progenitora, leía diariamente en los periódicos escalofriantes informaciones sobre las sangrientas represiones y los nombres de los familiares ejecutados de sus compañeros paracaidistas. En la radio escuchaba las listas de las personas fusiladas por los nazis.

Karel Curda se enteró por la radio de la amnistía de la que se beneficiaría la persona que antes del 18 de junio de 1942 entregase informaciones conducentes al descubrimiento de los autores del atentado contra Heydrich.

Curda envía el 13 de junio una denuncia a una comisaría cercana. Nadie le responde. El 16 de junio, a instancias de su madre y de su hermana sube al tren de la mañana con destino a Praga. En el piso donde piensa encontrar a los paracaidistas no hay nadie.

Karel Curda entra entonces hacia el mediodía en la sede de la GESTAPO, en el palacio de Petschek, situado en el centro de Praga. Entra en la senda de la traición por miedo, pero después lo hará por cálculo.

El jefe de la GESTAPO, Geschke, ordena que el interrogatorio sea realizado por uno de los investigadores más experimentados. Curda intenta suicidarse, sin embargo después empieza a hablar.

Ignora el lugar preciso dónde se ocultan sus compañeros, pero conoce las direcciones y los nombres de varias personas que habían alojado a los paracaidistas. Los investigadores de la GESTAPO consideran espectaculares esas informaciones, porque hasta entonces no han tenido la mínima pista de los autores del atentado contra Heydrich.

Jozef Gabcik y Jan Kubis
Karel Curda confiesa todo lo que sabe. Ello permite a los nazis desmantelar toda la estructura clandestina que protege a los paracaidistas. Algunas de las pistas facilitadas por Curda conducen a personas que se dejarán doblegar en los interrogatorios y darán a la GESTAPO informaciones sobre el paradero de los paracaidistas.

Empiezan la redadas y los allanamientos de los pisos de las personas que pertenecen a la red clandestina que ayuda a los paracaidistas checoslovacos. En la noche del 17 de junio de 1942 es enviado el primer grupo de agentes de la GESTAPO al barrio capitalino de Zizkov. Los funcionarios nazis esperan encontrar en un piso de la calle Biskupcova a alguno de los paracaidistas.

Mientras los nazis inspeccionan el piso, la dueña del mismo, Marie Moravcová, una de las activistas más destacadas de la resistencia antifascista, aprovecha un momento de distracción de sus guardianes para suicidarse tomando cianuro. La GESTAPO se lleva a su marido, que será ejecutado en octubre de 1942.

Iglesia de los santos Cirilo y Metodio en la calle Resslova en Praga
No fue hasta la madrugada del 18 de junio de 1942 que la GESTAPO obtuvo de varias declaraciones de los detenidos la información más valiosa: los autores del atentado contra Heydrich se ocultaban en la iglesia ortodoxa en la calle Resslova, en Praga.

A las 2 de la madrugada del 18 de junio, el comandante de la brigada de las SS, Karl von Treuenfeld, recibió de Karl Hermann Frank por teléfono la orden de cercar y tomar la iglesia ortodoxa de los santos Cirilo y Metodio, escondrijo de los dos autores del atentado contra Heydrich y de sus cinco compañeros.

En torno a la iglesia sitiada formaron pinzas unos 800 hombres de las SS y de la GESTAPO.

Fíjense en la correlación de las fuerzas:800 nazis armados sitiaban a 7 paracaidistas checoslovacos.

Desde las 4 horas 15 minutos de la mañana del 18 de junio las calles en torno a la iglesia ortodoxa estaban herméticamente cerradas. En las casas de enfrente los nazis instalaron nidos de ametralladoras con el fin de mantener en jaque a los paracaidistas sitiados si éstos subían al tejado del templo. En las calles adyacentes los nazis desplegaron carros de combate y un pequeño cañón.

Cuando los agentes de la GESTAPO penetran en el interior de la iglesia ortodoxa y empiezan a avanzar por el recinto sumido en la oscuridad, los paracaidistas checoslovacos abren fuego desde la galería del templo.

 Adolf Opálka
Los francotiradores nazis responden y tras posarse la polvareda levantada por la lluvia de sus proyectiles, en el suelo yace uno de los defensores, Jan Kubis, herido de gravedad por las esquirlas de las granadas. Poco tiempo después fallecerá de hemorragia.

Los hombres de las SS tienen que luchar encarnizadamente por cada metro de la galería. El paracaidista Adolf Opálka, gravemente herido, se da cuenta de que su situación no tiene salida. Ingiere veneno y se dispara un tiro en la sien derecha.

También el tercer defensor, el paracaidista Josef Bublík optó por poner fin a su vida con un tiro de pistola.

En todo el templo se notaban vestigios de la reñida lucha. Los tres militares checos habían resistido durante más de dos horas a las fuerzas nazis, varias veces superiores.

Después de eliminar a los defensores en la nave, los nazis centraron los ataques a los cuatro restantes paracaidistas que se ocultaban en la cripta, en los recintos subterráneos del templo.

Cerca de la entrada occidental de la iglesia los sitiadores nazis descubrieron una tapa de piedra que cubría una ventanilla de 60 por 40 centímetros. Era la única comunicación visible del templo con la cripta subterránea.

Los nazis arrojaron primero a la ventanilla una granada. Después bajaron por la abertura a un voluntario de las filas de los SS. Inmediatamente sonaron desde la cripta los disparos de los defensores que alcanzaron al soldado alemán.

Los nazis trajeron seguidamente al traidor Karel Curda que instó a sus ex compañeros paracaidistas a deponer las armas y a rendirse. La respuesta fue una lluvia de proyectiles.

Operación de los bomberosen la cripta de la Iglesia de los santos Cirilo y Metodio
Los nazis condujeron a la ventanilla todavía al Doctor en Teología Vladimír Petrek, con las manos atadas. El capellán de la iglesia ortodoxa de los santos Cirilo y Metodio Petrek había abastecido a los paracaidistas de alimentos. Con los demás sacerdotes del templo sería condenado por los nazis a la pena capital.

Los alemanes ordenaron a Petrek instar a los paracaidistas a entregarse. De la cripta se oyó:"!Somos checos! Jamás nos rendiremos, ¿oyen? ¡Jamás!"

Los sitiadores nazis llamaron entonces a los bomberos para desalojar a los defensores. Los bomberos intentaron primero arremeter con una especie de ariete contra el muro de la iglesia para penetrar en la cripta, pero el intento no resultó.

Seguidamente los bomberos arrojaron bombas de gas lacrimógeno a través de la ventanilla a la cripta y empezaron a bombear agua a su interior:3 mil litros por minuto. Los defensores de la cripta cortaban las mangueras y las sacaban del recinto subterráneo con ayuda de una escalera.

El jefe de los bomberos se dio cuenta en cierto momento de que los paracaidistas checoslovacos no disparaban a sus hombres. Aprovechó la situación y ordenó que los bomberos se apoderasen de la escalera con la cual los sitiados impedían la introducción de las mangueras a la ventanilla de la cripta.

Tras cumplir esa orden, los bomberos ya podían bombear el agua a la cripta, pero los nazis temían que los sitiados huyeran por las alcantarillas.

Tribunal con Viliam Gerik y Karel Curda
Entretanto los nazis descubrieron debajo de una alfombra cerca del altar del templo una entrada a los subterráneos, cubierta por un bloque de piedra el que volaron.

Ante los atacantes apareció una escalera conducente a la cripta en la que se ocultaban los paracaidistas.

Entre los alemanes y los militares checoslovacos se libró una lucha a muerte.

Los SS llegaban hasta la mitad de la escalera, pero allí eran segados por el fuego de los defensores.

Los demoledores ataques de los nazis, lanzados en sucesivas oleadas, se hacían cada vez más intensos pero los asaltantes avanzaban muy lentamente debido a los nubarrones de polvo y la oscuridad.

Cuando los paracaidistas checoslovacos se dieron cuenta de que se les agotaban tanto las municiones como las fuerzas físicas tomaron una decisión en consonancia con su honor y su conciencia: fieles a la jura militar los paracaidistas Jozef Gabcík, Jaroslav Svarc, Josef Valcík y Jan Hrubý pusieron fin a sus vidas con un disparo en la sien. No se cumplió el deseo de los nazis de capturarlos vivos.

Los nazis saciaron por lo menos su sed de venganza con un macabro procedimiento, separando las cabezas de los cuerpos de los paracaidistas muertos.

El atentado contra Heydrich y el heroísmo de los paracaidistas tuvo un enorme impacto internacional. Gran Bretaña retiró su firma al pie del Tratado de Múnich que había entregado a Alemania las regiones fronterizas de Checoslovaquia. Después de la Segunda Guerra Mundial Checoslovaquia podía ser restablecida en sus anteriores fronteras.

Con el atentado a Heydrich los paracaidistas eliminaron a un criminal nazi al que según algunos historiadores temía el mismo Hitler.

Los checos pagaron por el atentado a Heydrich con miles de vidas. Los historiadores están seguros de que si el alto rango nazi hubiera permanecido vivo el número de víctimas no habría sido más bajo.


(Repetición del 16-6-2007)

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