Vinicultores piden combatir el creciente mercado paralelo de vinos

Foto ilustrativa: John Evans / Stock.XCHNG

El vino es la bebida alcohólica que más se consume en Chequia, después de la cerveza. Sin embargo, con el aumento de su popularidad comenzó a proliferar también el mercado paralelo de vinos, lo que se torna un serio problema tanto para los vinicultores, como para los órganos estatales.

Foto ilustrativa: John Evans / Stock.XCHNG
Unos dos millones de hectolitros de vino se consumen anualmente en la República Checa, según datos oficiales de la Oficina de Estadísticas. No obstante, un estudio de la Unión de Vitivinicultores demostró que el consumo real es unos 500.000 hectolitros de vino más al año. En caso de un buen año para el cultivo de la vid, los productores nacionales venden al mercado nacional alrededor de 700.000 hectolitros de vino. El resto hay que importarlo.

Durante un reciente control, los inspectores alimentarios descubrieron que aproximadamente una quinta parte del vino que se vende en Chequia procede del mercado paralelo, según sostiene Tibor Nyitray, presidente de la Unión de Vitivinicultores.

Tibor Nyitray,  foto: Unión de Vitivinicultores
”El mercado negro de vinos, según calculamos, podría implicar entre 400.000 y 500.000 hectolitros de vino. Así al menos lo demostró el control de los inspectores. Una parte del vino que se vende en el mercado nacional la producimos nosotros, otra se importa y una cantidad semejante a las importaciones de vino proviene del mercado paralelo. O sea aproximadamente una quinta o cuarta parte del consumo anual total de vinos”.

El mercado negro incluye tanto los vinos importados ilegalmente, como los aderezados artificialmente también en forma ilegal, así como algunos vinos que llevan en su etiqueta que fueron fabricados en Moravia, mientras que allí sólo fueron embotellados y su origen no está declarado.

Las ventas de estos vinos afectan a los vinicultores honestos, ya que los precios de sus vinos no pueden competir con los de los ‘vinos artificiales’ que suelen ser más baratos. Pero el mercado paralelo del vino causa igualmente otros daños, recalca Tibor Nyitray.

”Es un problema para todos. Para los vinicultores, para el Estado que pierde así una cierta parte de sus ingresos en forma de impuestos y, finalmente, y eso lo considero lo más grave, para los consumidores. Porque cuando algo se vende fuera del control de los órganos competentes y, en el caso de los alimentos y las bebidas los controles por parte de la inspección estatal son mucho más estrictos, no es posible garantizar la calidad de esos productos que el cliente espera y se merece”.

Foto ilustrativa: Kristýna Maková
La Unión de Vitivinicultores pidió al Gobierno un procedimiento más duro contra el mercado negro de vinos y está decidida a participar activamente en la lucha contra ese mal que daña el buen nombre de los productores honestos.

El año pasado la Inspección Alimentaria Estatal sometió a control más de 700 muestras de vinos vendidos en las vinotecas del país. Aproximadamente la mitad no respondían a las normas establecidas. Algunas de las muestras no cumplían hasta cuatro parámetros para este tipo de productos, en más del 53% estaban formadas por agua, contenían demasiados conservantes, azúcar y colorantes artificiales.