Un puente desde Chequia hasta la cultura inca
El conocimiento de Olga Vilímková sobre los incas tiene como fundamento, ante todo, la experiencia directa. Gracias a sus continuadas estancias en Perú, esta profesora de la Universidad Económica de Praga se ha convertido en uno de los principales referentes de la República Checa en cuanto a cultura quechua.
Las experiencias vividas en Q’eros, así como sus estancias en el lago Titicaca, la cordillera de Vilcabamba y otros territorios incas aparecen reflejadas en su libro ‘Perú - Los Hijos de los Incas’ (‘Peru – Děti Inků’).En sus páginas Vilímková trasciende la figura fría del antropólogo para describir y narrar, en forma de diario personal, sus años pasados en el Perú indígena.
Vilímková tuvo la oportunidad de vivir entre los incas en 2001, cuando fue aceptada como profesora voluntaria de educación básica en Perú. Su destino fue el pueblecito de Pucamarca, en las orillas del lago Piuray, a 3.900 metros sobre el nivel del mar. Allí se integró en la comunidad local, perfeccionó su quechua y los habitantes de la aldea se convirtieron prácticamente en su segunda familia.El choque que supusieron las nuevas condiciones de vida, no amedrentó, ni mucho menos, el ansia de aventura de Vilímková.
“Me gustó. Me parecía muy romántico. Hacía frío. Era muy diferente a la vida que llevo aquí. Soy de Praga, soy de la ciudad. Ahí tenía que ir al río, a traer el agua fría. Hacía frío, no había calefacción. Con la comida yo no soy muy exigente, así que no había problema con eso. Pagué mi cuarto, pagué mi comida y trabajé gratis, así que tenía que tener ahorros”.Vilímková destaca como rasgo principal de la cultura quechua el fuerte sentido de comunidad. La solidaridad se une con la laboriosidad como valores principales, de modo que determinadas obras, como la construcción de una casa, se organizan con un sistema de prestaciones de trabajo voluntario de siglos de antigüedad.
Al mismo tiempo los quechuas no comparten ciertas concepciones occidentales del mundo, como el valor del tiempo o la fuerza de la palabra escrita. Nadie es consciente de las fechas, ni de la hora, ni de su edad o la de sus familiares.
En un contexto de pobreza y trabajo duro, donde los niños pastorean desde los seis años, la educación se perfila como la única posibilidad de prosperar y mejorar las condiciones de vida. De ahí la importancia clave de la labor de Vilímková como maestra en Pucamarca. La profesora lo recuerda como una experiencia educativa para ambas partes.“Yo tenía cuarto, quinto y sexto grado en una clase y enseñé comunicación, como personal-social, lógica matemática, también religión, ciencias... Todo. Era difícil para mí, porque yo tenía que estudiar mucho. Como se enseña en quechua y en español yo no conocía las palabras. Ni en español en el caso de las matemáticas. Cada día estudiaba y después lo decía a los niños en la clase. Y cuando lo repetíamos ellos ya lo sabían y yo aprendía otra vez con ellos”.
La implicación de Vilímková en el mundo quechua la llevó a construir un puente de solidaridad entre la República Checa y el Perú. Como miembro de la Fundación Inka, se dedica a fomentar el apadrinamiento de niños peruanos, de cara a conseguir unas mejores condiciones educativas para los muchachos de la zona.“Hay padrinos checos que apoyan a un niño concreto, nosotros decimos que con beca de talento. Porque se paga solo la matriculación, los útiles, acceso a la biblioteca, cursos... Después los padres construyen bibliotecas como centros culturales y la Fundación Inka paga los libros, computadoras, Internet en los pueblos. Tenemos una biblioteca y vamos a ver cómo funciona eso. Hay talleres, clases, la gente se encuentra en esos centros culturales”.
Al mismo tiempo, Vilímková trata de impulsar la colaboración de centros educativos checos con escuelas peruanas. Actualmente unos 20 colegios checos participan en este programa de apoyo.
Más información sobre la Fundación Inka en www.inkaperu.cz