Un agente checo quiso vender secretos militares a los rusos

Foto: Stock.XCHNG

Un oficial del Servicio de Inteligencia Militar checo ofreció información delicada y confidencial a la embajadas de Rusia, Ucrania y Corea del Norte. A cambio de dinero el agente estaba dispuesto a facilitar nombres de espías checos en activo y funcionar como doble agente. Miembros de la Seguridad Militar descubrieron la trama y el agente comerciante terminó tras las rejas.

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Problemas financieros llevaron a un oficial del Servicio de Inteligencia Militar checo a poner en peligro la seguridad del país. Hasta el cuello de deudas, el agente optó por vender lo que tenía a su disposición: información delicada sobre el Servicio de Inteligencia Militar.

Gracias a un operativo del Ministerio de Defensa el agente fue detenido a tiempo, informó a la Televisión Checa el portavoz de la cartera, Jan Pejšek.

“Miembros del Servicio de Seguridad Militar monitoreaban las actividades del agente y en el momento indicado lo detuvieron. Gracias al operativo se evitó la fuga de información delicada. Debo aclarar que no se trató de un oficial de alto rango”, explicó Pejšek.

La desesperación llevó al oficial a enviar cartas a las misiones diplomáticas de Rusia, Ucrania y Corea del Norte, acreditadas en Praga. Por un poco más de 30.000 euros el agente estaba dispuesto a revelar la identidad de espías checos en activo e instalar un sistema de escuchas en la central del Servicio de Inteligencia Militar.

Jan Pejšek,  foto: archivo del ejército
Pero eso no fue todo. Por unos 40.000 euros los rusos, ucranianos o norcoreanos podían contar con un doble agente en una de las instituciones clave para la seguridad del país.

De acuerdo con el diario Právo los planes del oficial se vieron frustrados gracias a la labor del sistema interno de seguridad del Ministerio de Defensa.

En un juicio a puertas cerradas el agente confesó que trató de contactar a espías de los países mencionados con el fin de ofrecerles cooperación. Debido a la gravedad de los cargos el espía fue condenado a ocho años de prisión. La Fiscalía pidió una pena de 15 años de reclusión, pero partiendo de que no logró vender ningún tipo de información recibió una pena inferior.

Fuentes del Ministerio de Defensa sostienen que se trató de un error individual y no del sistema como tal, por lo que se mantendrán las medidas internas de seguridad vigentes hasta la fecha.