Transiciones en Europa del Este: ¿Cómo se dio el colapso del comunismo?
Les ofrecemos la primera parte de la serie "Transiciones en Europa del Este", cuyo autor es el Sr. Fredo Arias-King, especialista en temas de Europa Central y del Este. En el programa de hoy escucharán el relato titulado ¿Cómo se dio el colapso del comunismo? La presente serie está inspirada en el libro "Transiciones, la Experiencia de Europa del Este", que explora las lecciones de las 32 transiciones en el antiguo bloque comunista eurasiático y analiza las diferencias tan pronunciadas en los resultados de esos países. Al mismo tiempo, explica las razones por las cuales algunos fueron tan exitosos como Estonia y la República Checa, mientras otros cayeron en el estancamiento, guerras civiles y corrupción.
La caída del comunismo en el continente Euro-asiático fue sin duda uno de los principales acontecimientos de toda la historia, que acabó con un sistema de ideología y operaciones que causó más de cien millones de víctimas. El estancamiento del sistema comunista, las frustradas expectativas de sus ciudadanos, el nacionalismo, la disidencia de líderes como Lech Walesa y Václav Havel, las políticas militaristas de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, el advenimiento de un papa polaco, entre varias otras, se han citado como las razones del colapso. Sin embargo, el principal factor, o por lo menos el catalizador, parece haber sido cuando Mijail Gorbachov hizo lo que ningún líder gozando de poderes totalitarios había hecho antes: la democratización de su país. Sus programas de otorgar la libertad de prensa y opinión a los soviéticos comunes, el intento de descentralizar y reestructurar la estancada economía, la creación de elecciones competitivas para nuevos parlamentos y líderes, el estado de derecho y la nueva política exterior para terminar con la Guerra Fría y permitir el colapso del comunismo en Europa central, dieron pauta a los cambios.
Un acontecimiento histórico causó otro interrogante: ¿Cómo construir sistemas democráticos y prosperidad en los países que surgieron al caer la Cortina de Hierro? Aunque este análisis pretende dar a conocer lo sucedido después del "año cero" (la caída del comunismo), donde mucho dependió del tipo de reformas y se produjeron varios comunes denominadores entre los países, cabe mencionar que la forma en que estos países llegaron al año cero escapa de una fácil clasificación. Influyó bastante la forma en que llegó el comunismo a esos países. En algunos de ellos como Estonia, Checoslovaquia, Polonia, Hungría, Georgia, Lituania, entre otros, el comunismo carecía de legitimidad y estaba considerado principalmente como una invasión extranjera (rusa), con pobreza, deportaciones y violencia. Es por esto que dichos países tuvieron una nutrida tradición disidente durante la era comunista.
En otros como Rusia, gran parte de Ucrania, Bielorrusia y Serbia, tenía cierta legitimidad el comunismo por varios factores, incluyendo el hecho de que comenzó en su territorio, la falta de tradiciones democráticas previas, pobreza, analfabetismo, y la falta de conciencia de nación (como en Bielorrusia). En dichos países, varios sectores se vieron beneficiados hasta cierto punto por el comunismo (aunque gran parte de los "perdedores" de dicho experimento no pudieron cuestionarlo ya que fueron exterminados) y por la subsiguiente industrialización, educación, movilización y sentido de logro colectivo y de seguridad que coincidieron con las administraciones comunistas. Varios politólogos se sorprendieron de que Rusia fue uno de los principales países que arrojaron al comunismo y destruyeron la Unión Soviética: algunos habían dicho que dicho escenario era "imposible". La forma en que llegó el año cero se puede dividir fundamentalmente en ocho grupos. El primer grupo es donde disidentes y nacionalistas llegaron a derrocar a un recalcitrante Partido Comunista y formar un gobierno compuesto principalmente por ellos. Este grupo incluye a la Checoslovaquia de Václav Havel (donde grandes manifestaciones estudiantiles fueron seguidas por un paro general), a la Georgia de Zviad Gamsajurdia, el Kyrgyzstán de Askar Akaev y a la Yugoslavia de Vojislav Kostunica.
En el segundo grupo, los partidos comunistas eran más flexibles y estaban dispuestos a negociar una transición, como en el caso de Polonia en 1989 y Lituania en 1990. En el tercer grupo, los líderes comunistas principales son los que llevaron al cambio de régimen por iniciativa propia y sin grandes presiones sociales en un comienzo, o lo que se ha denominado como la "revolución desde arriba". Esto le dio la pauta a una oposición, la parte moderada de la cual negoció con los moderados del régimen, para conducir a una transición política, aunque no siempre fue posible lograrlo. Dichos casos incluyen la Unión Soviética de Mijail Gorbachov desde 1985, la Hungría de Imre Nagy en 1956 y la Checoslovaquia de Alexander Dubcek en 1968. En un cuarto grupo, ex altos mandatarios comunistas que habían sido previamente expulsados de la cúpula del Partido utilizaron al naciente movimiento democrático para tomar el poder, como la Rusia de Boris Yeltsin (expulsado en 1987 por Gorbachov), la Croacia de Franjo Tudman (expulsado en 1971 por Tito) y la Rumania de Ion Iliescu (expulsado gradualmente en los '70 y '80 por Ceausescu).
Dichos casos llevan un tinte de oportunismo y de venganza. Un quinto grupo se caracteriza por un grupo de funcionarios de segundo nivel dentro de la nomenklatura del régimen que aprovecharon el momento para tomar la bandera reformadora, democrática o nacionalista con el fin de lanzar un ataque al régimen que otrora servían fielmente, como el caso de Gyula Horn en Hungría y de Slobodan Milosevic en Serbia. El sexto grupo de países incluye los casos donde los partidos de Estado se vieron obligados por grandes presiones sociales a fingir un rompimiento con el comunismo para sobrevivir, como la Ucrania de Leonid Kravchuk, la Letonia de Anatolijs Gorbunovs y la Albania de Ramiz Alia (en los primeros dos casos sí sobrevivieron políticamente, en el segundo, no). En un séptimo grupo, la caída del comunismo llegó sólo en apariencia, ya que líderes comunistas existentes inesperadamente se convirtieron en los líderes de naciones independientes, pero conservaron las principales estructuras represivas y la economía de Estado.
Dichos casos son el Uzbekistán de Islam Karimov, la Belarús de Vyacheslau Kebich, el Turkmenistán de Sapurmurad Niyazov y el Kazajstán de Nursultan Nazarbaev. El octavo grupo incluye a líderes que utilizaron la violencia del Estado para provocar guerras civiles y así conservar o agrandar su poder. Encontramos aquí nuevamente la Serbia de Milosevic, y el Tajikistán de Imomali Rajmonov y de Safarali Kenzhaev, y a los líderes de Armenia, Azerbaiyán y Nagorno-Karabaj, los cuales solaparon los conflictos inter-étnicos con fines políticos comenzando en 1988.