Todos los votos valen
A menos de cuatro meses de las elecciones parlamentarias en la República Checa, el gobernante partido socialdemócrata ha empezado una peculiar campaña electoral en la que trata de ganar votos ofreciendo ayudas económicas a la población.
Lo peculiar de toda esta acción es que los propios ministros, que tratan de conseguir un escaño parlamentario compiten entre sí. El ministro de Finanzas, Jiri Rusnok, regaló una ambulancia equipada con los aparatos más modernos del momento al distrito por el que presentó su candidatura.
La oposición dice que le resulta extraño que precisamente sea el ministro de Finanzas el que regale una ambulancia, y encima que la misma haya sido comprada con dinero de las arcas del Estado.
La consigna de los socialdemócratas anuncia que cumplirán los deseos de los ciudadanos, lo que por el momento ha representado gastos por unos 1200 millones de dólares en programas de infraestructuras en las regiones más necesitadas.
Si bien es cierto que los alcaldes de algunas aldeas festejan los "regalos", otros dicen que esa ayuda llega muchas veces tarde, mientras que la oposición advierte que la ayuda se da hasta ahora porque con el objetivo de capturar votos.
Por su parte, el ministro de Transportes, Jaromír Schling, anunció la entrega de subsidios de unas 90 mil coronas, que corresponden a 2500 dólares para todas las personas que decidan deshacerse de sus automóviles viejos y compren uno nuevo a partir de unos siete mil dólares.
Con semejante medida rejuvenecería el parque de automóviles del país, lo que resulta ventajoso desde varios puntos de vista. No obstante, la oposición insiste en que se trata de pasos muy premeditados con el fin de sacarles provecho político.
Los sociólogos no han logrado consenso, mientras unos aseguran que lo importante es el resultado o el beneficio final de las medidas otros hablan de falta de moral, mientras que terceros se preguntan cuál sería el comportamiento de la oposición en una situación similar.
