San Venceslao, el príncipe que se convirtió en mártir
El 28 de septiembre es un día festivo en la República Checa. La fecha se corresponde con la onomástica del santo patrón de las Tierras Checas, San Venceslao, conmemorando el aniversario de su martirio.
San Venceslao era nieto del príncipe Bořivoj, de la casa de los Premislidas, que se convirtió en la segunda mitad del siglo X en la máxima autoridad de la parte central de Bohemia. Trasladó su sede de Levý Hradec, en el curso inferior del Moldava, a Praga y la ciudad se convirtió bajo su gobierno en el centro del naciente Estado Checo.
Su hijo, Vratislao I, se casó con la princesa Drahomíra, procedente de un principado eslavo situado al noroeste de Bohemia y tuvo dos hijos, Venceslao y Boleslao.
El drama familiar e histórico que conllevó a dos de los asesinatos más famosos de la historia checa echó raíces con la muerte de Vratislao. Ya que sus hijos eran demasiado pequeños, Drahomíra ejerció la regencia. Tras frecuentes conflictos con su suegra, la princesa Ludmila, sobre su influencia sobre el adolescente príncipe Venceslao, el 15 de septiembre de 921, Drahomíra mandó a dos vikingos varegos para que estrangularan a su suegra.
De esta manera, la princesa Santa Ludmila fue la primera mártir de la casa de los Premislidas.
Poco tiempo después del asesinato, tomó el poder el príncipe Venceslao, un soberano muy culto para su época. De acuerdo con las leyendas, Venceslao desempeñó un papel importante en la difusión del cristianismo en la Tierras Checas.
No obstante, no todos estaban contentos con el camino cristiano que emprendió Venceslao. Su política prosajona no era bien vista por los linajes poderosos de Bohemia. Las relaciones más estrechas con Sajonia conllevaban una cristianización más profunda, que afectaba a las viejas costumbres tribales y paganas, incrementando el poder del soberano como representante de Cristo en la Tierra en detrimento de los caudillos locales.
Venceslao estaba apenas al principio de su obra. Se enfrentaba al mismo tiempo al rechazo de su política y a conflictos continuos con su hermano menor, Boleslao, quien envidiaba su posición.
El asesinato de Venceslao y el comienzo de su culto
El 28 de septiembre de 935, Venceslao se encontraba de visita en el castillo de su hermano Boleslao, adonde había viajado para celebrar el cumpleaños de su sobrino. Pero el odio de Boleslao se había vuelto demasiado fuerte.
De camino a la iglesia, por la mañana, Venceslao se encontró a su hermano y algunos de sus hombres. Sus intenciones le fueron claras de inmediato e intentó protegerse en la iglesia. No sabía que el sacerdote estaba conpinchado con Boleslao. Este impidió que Venceslao que se protegiera en el templo, los asesinos lo alcanzaron y ante las puertas cerradas lo atravesaron con sus espadas.
La leyenda narra que asombrosos milagros empezaron a suceder en torno a la sepultura de San Venceslao en Stará Boleslav. Los enfermos que se acercaban a la tumba salían curados y por la noche descendían del cielo coros de ángeles. Su canto se escuchaba a grandes distancias y sobre la sepultura de San Venceslao se veía un resplandor celestial. Además, supuestamente, tampoco lograron lavar la sangre de la puerta y de los muros de la iglesia, el lugar donde Venceslao había sido asesinado.
La historia cuenta que, también gracias a estos maravillosos sucesos, Boleslao terminó arrepintiéndose de haber asesinado su hermano. Deseando disminuir un poco su culpa, tomó la decisión de trasladar los restos de su hermano al Castillo de Praga donde, en la catedral de San Vito, había preparado una sepultura.
El traslado del cuerpo de San Venceslao fue el principio de su culto. Después de su muerte, el santo se convertiría en el patrono de la tierra checa y protector de su gente.
El culto a San Venceslao no fue sencillo desde el principio, ya que quien lo inició fue, paradójicamente, su sucesor, hermano y asesino Boleslao I. Además, en la época, la idea de que un gobernador, envuelto en el mundo terrenal, lleno de pecados, pudiera ser santo, era casi impensable.
A pesar de todos los impedimentos, el culto a San Venceslao se extendió. Venceslao fue canonizado pasados 40 años de su muerte y se convirtió en uno de los primeros santos de origen checo junto con su abuela. La santidad de ambos legitimaría más tarde ante la Europa cristiana la posición de los Premislidas como la casa reinante de Bohemia.