Rudolf Firkusný, el pianista checo más grande
Rudolf Firkusný es considerado como el pianista checo más emblemático. Recorrió los escenarios de todo mundo, ampliando con su arte el prestigio de la música checa. Firkusný se hizo famoso como un intérprete insuperable de las composiciones de Smetana, Dvorák, Janácek y Martinu. Los restos mortales del virtuoso, que falleció hace 13 años en EE.UU., serán repatriados en estos días para ser sepultados en el cementerio de la ciudad de Brno.
Un año más tarde debutó en Praga. Interpretó una obra de Mozart, acompañado por la Orquesta Filarmónica de Praga. Su exitosa carrera la inició en Viena en 1921, cuando apenas tenía nueve años.
Tras cumplir quince años, Rudolf Firkusný fue invitado al palacio presidencial de Lány, donde ofreció un concierto al entonces presidente checoslovaco, Tomás Garrigue Masaryk.
En los años 30 del siglo pasado, Rudolf Firkusný cursó clases de piano en Italia, en el taller del maestro Arthur Schnabel. En aquella época comenzó también a viajar por Europa, ofreciendo conciertos en Austria, Alemania, Italia, Francia y Gran Bretaña.
En 1938 realizó su primera gira a EE.UU. Los críticos de aquella época fueron unánimes en que Rudolf Firkusný representaba a sus veinte años de edad un verdadero fenómeno y que su arte interpretativo estaba a la altura de los mejores pianistas de entonces.
Poco antes de estallar la Segunda Guerra Mundial, Rudolf Firkusný abandonó el país para no verse obligado a tocar para las fuerzas de ocupación. Con su arte luchó por la derrota de la Alemania hitleriana y la victoria de las fuerzas aliadas. Regresó a la República Checa en 1946 y ofreció un concierto en la primera edición del Festival Internacional de Música Primavera de Praga.Sin embargo, por motivos políticos Firkusný abandonó su patria por segunda vez. Tras el golpe de estado comunista en 1948 se radicó por el resto de su vida en EE.UU.
Estando fuera de su tierra natal, el pianista se trazó la meta de mostrarle al público extranjero la belleza de la música checa. En las salas de concierto de América, Asia, Europa y Australia interpretó composiciones de Smetana, Suk, Dvorák, Janácek y también de su amigo personal Bohuslav Martinu.
A sus conciertos acudía un público que incluía a sus colegas pianistas, ansiosos por conocer composiciones de grandes maestros checos que, gracias a la virtuosidad de Firkusný, adquirían una belleza y profundidad extraordinarias.Tras los cambios democráticos en 1989, el músico regresó en varias ocasiones a su país natal. En 1991 el entonces presidente, Václav Havel, le concedió la orden Tomás Garrigue Masaryk.
A pesar de tener ciudadanía estadounidense, Rudolf Firkusný se consideró siempre checo. "En el propio sentido de la palabra nunca emigré porque en mi mente y en mi corazón estuve siempre presente en la República Checa. Jamás dejé de ser checo", afirmó en una ocasión el músico, que falleció en julio de 1994 en el estado de Nueva York.
Los restos mortales de Rudolf Firkusný serán trasladados en estos días a la República Checa para ser sepultados el 10 de septiembre en el cementerio de la ciudad de Brno.