Políticos checos se oponen a presencia militar rusa permanente en estación de radares
Como una ducha de agua fría llegó a Praga la noticia de que los presidentes de EE.UU. y Rusia, George Bush y Vladimir Putin, no descartan la eventual presencia permanente de soldados rusos en la estación de radares en la República Checa.
El presidente Putin fue aún más allá en sus declaraciones al insistir en la necesidad de que expertos militares rusos realicen controles permanentes en las instalaciones del escudo antimisiles.
Semejantes palabras levantaron una ola de descontento entre los políticos checos que se oponen a la presencia militar permanente rusa en su territorio. El ministro del Interior, Ivan Langer, declaró a la Televisión Checa que no es posible que se debata sobre temas tan delicados sin la participación de los implicados directos.“En primer lugar hay que destacar que la presencia de soldados extranjeros en nuestro país debe ser aprobada por el Gobierno y por el Parlamento. En segundo lugar no es posible que otros decidan sobre nuestro destino y en tercer lugar podemos mantener negociaciones con Rusia, pero sobre el principio de la reciprocidad”, indico Langer.
A la postura del ministro del interior se sumó el diputado del opositor Partido Socialdemócrata y miembro del Comité parlamentario para la Seguridad, Jerným Tejc, quien considera que la República Checa debe estar presente en semejantes negociaciones.
“Creo que la solución no está en la presencia permanente de soldados rusos. El problema radica en que sobre el eventual despliegue de soldados rusos en la República Checa hayan debatido solos, en Sochi, Rusia y EE.UU. En las conversaciones deberían participar representantes checos y de la OTAN” matizó el diputado.
En la reunión cumbre de la OTAN, celebrada la semana pasada en Bucarest, la República Checa y Estados Unidos informaron que está todo preparado para la firma de un convenio para la construcción de una estación de radares en suelo checo como parte del sistema de defensa antimisiles de EE.UU.
Los 26 países miembros de la OTAN respaldaron unánimemente la decisión de Washington de desplegar parte de su sistema defensivo en Europa. El proyecto de EE.UU. cuenta además con una base de misiles interceptores en Polonia.