Petr Zelenka: testigo de lujo de la sociedad checa
La cinematografía checa es pródiga en comedias irónicas y absurdas que se convierten en excelentes radiografías de una sociedad en proceso constante de mutación. Y uno de los mejores exponentes de este tipo de cine es Petr Zelenka, quien con pocas películas y con un agudo sentido del humor, al estilo del mejor Woody Allen, ha logrado hacerse un lugar entre los guionistas y cineastas favoritos del país.
Hombre de teatro, escritor, dramaturgo y guionista antes que cineasta, Zelenka, nacido en 1967 en Praga e hijo de padres artistas, se graduó en la prestigiosa escuela de cine FAMU, de la capital checa.
Y ya desde su primer largometraje ficción, ‘Buttoners’ ('Knoflíkaři’, 1997), viene seduciendo con las mismas armas. En declaraciones a Radio Praga, Petr Zelenka desvelaba el secreto de su escritura.
“Trato de sentir compasión por mis personajes. Los considero ejemplares únicos de la raza humana. Eso es lo que quiero sentir acerca de mis personajes, quiero sentir que él o ella es único. Eso es lo que ha hecho ‘Buttoners’ tan popular aquí. Esa creencia que detrás de cada persona, por muy pequeña que sea, se esconde alguien único. El público puede identificarse con alguien que es muy especial, como cualquiera”.Zelenka siempre se ha considerado a sí mismo más un guionista que un director y esa dualidad le ha traído más de un dolor de cabeza, como él mismo recordaba hace poco en un congreso de estudiantes de cine en Polonia. “No fui capaz de encontrar un realizador que pudiera dirigir mis guiones, así que tuve que hacerlo yo mismo, lo que no es la situación ideal, digamos. Probablemente ustedes se verán enfrentados a la misma situación. Si entran en esta industria, más temprano que tarde deberán dirigir sus propios guiones, porque no encontrarán buenos directores. Es complicado, porque consume energía y como guionistas, serán cada vez peores, porque dirigir se lleva toda tu energía”.
Las circunstancias hicieron que se convirtiera en director. Y de los buenos. ‘Buttoners’, que filmó cuando apenas se empinaba en los 30 años, es una comedia formada por diversos episodios en apariencia sin conexión entre sí.De inmediato se convirtió en un filme de culto y todavía hay quien piensa que es el mejor trabajo de Zelenka. También significó el comienzo de su idilio con la Academia de Cine Checa, que le distinguió con cinco premios León, el Goya checo, a la mejor película, director y guión, entre otros.
Después de ‘Buttoners’, Zelenka se lo tomó con calma. Se dedicó al teatro, que ha sido siempre una de sus grandes pasiones, y afinó el guión de lo que sería uno de los grandes éxitos del cine checo, ‘Solitarios’ (‘Samotáři’, 2000), que sólo escribió.
Dirigida por David Ondříček, ‘Solitarios’ es uno de los mejores retratos de la juventud checa post Revolución de Terciopelo, según los entendidos. Pero parece que Zelenka no quedó conforme con el resultado, porque desde entonces no ha parado de dirigir sus propios guiones.
“¿Qué le gusta de la bebida?”, le preguntan a Jaromír Nohavica en un momento inolvidable de ‘El Año del Diablo’ (2002), el siguiente largometraje dirigido por Zelenka.Y esta es su respuesta: “La calma, la paz. Es tan cómodo quedarse tirado borracho en el suelo, sin preocupaciones, y dejar que te penetre esa insondable tranquilidad. Te conviertes en el centro del universo”.
‘El Año del Diablo (‘Rok Ďábla’) es la película más atípica en la trayectoria del cineasta. Es un falso documental (mockumentary le llaman en inglés) que muestra la relación entre dos grandes de la música checa: el cantautor Nohavica y la banda Čechomor.
Esta es la presentación que hace Zelenka en el DVD de ‘El Año del Diablo’:
“Para mí, esta película trata fundamentalmente sobre dos temas. Uno es el contacto con un milagro. El otro es cómo el encuentro entre personas influye en la vida de cada individuo. Conoces a alguien y sabes que tu senda en la vida cambia de dirección. A veces te lleva a otro lado, a veces te hace volver sobre tus pasos”.‘El Año del Diablo’ obtuvo también el reconocimiento de la Academia Checa, al acaparar los premios más importantes. Además, fue galardonada con el prestigioso Globo de Cristal en Karlovy Vary, y se convirtió en uno de los pocos y privilegiados largometrajes checos que han triunfado en ese certamen.
“Una novia nunca debería avergonzarse de su pareja. Me acuerdo de los tiempos en que en este país las mujeres no se avergonzaban de sus hombres. Quizás éramos unos perdedores, pero las mujeres se quedaban a nuestro lado, como faros. Esa era la belleza del comunismo. Pero se acabó”, dice uno de los personajes de ‘Historias de una Locura Común’ (‘Příběhy obyčejného šílenství’, 2005).
Basada en una obra teatral del propio Zelenka, se convirtió en su tercer largometraje como director y guionista. Se trata de una comedia casi surrealista, en el mejor estilo Woody Allen, cineasta al que admira, que retrata distintos problemas de incomunicación y convivencia entre parejas.En una conversación con Radio Praga, Zelenka comentaba su método de escritura, en relación con esta cinta.
“Cuando me es posible trato de atrapar la vida misma, cuando es divertida o ridícula. Cuando lo absurdo está en la vida real me gusta pasarlo por escrito y escenificarlo. Probablemente el personaje que más se parece a mí en ‘Historias de una Locura Común’ es el compositor de música. Tocan sus obras en los elevadores de los hoteles y no le pagan ninguna regalía. Y de pura frustración, el tipo decide demandar a los hoteles, en una especie de lucha quijotesca contra el establishment. Ese tipo de situaciones son las que me gustan y que tomo de la realidad”. Petr Zelenka asegura que en ‘Historias de una Locura Común’, como en sus otros largometrajes, no hay héroes ni villanos. Solo personas, comunes y corrientes, testigos de una época.
“Es difícil encontrar un héroe arquetípico en mi película. Pero no es culpa mía, eso sucede porque el heroísmo, en la actualidad, anda de capa caída. Así que el personaje protagonista es más un observador neutral, pasivo, que un héroe en el sentido tradicional del término. Él solo absorbe cosas que le rodean. Es más un testigo que un héroe”.Además, y sin importarle contradecir a medio mundo, en la misma entrevista aseguraba:
“El error básico que el público comete al juzgar mi película es pensar que se trata de un estudio sobre la locura o sobre desórdenes mentales. Falso. Esta película habla sobre seres humanos comunes y corrientes, como tú o como yo, porque lo más difícil es convivir, coexistir. Es un largometraje muy simple y muy realista a la vez”. Después de ‘Historias de una Locura Común’, vino el desafío más grande de Zelenka hasta el momento. La adaptación al cine de ‘Los Karamazov’ (2008), según la monumental novela de Fiodor Dostoyevski. Trabajar con un texto de dicha magnitud no lo intimidó.
“La clave para adaptar a Dostoyevski en teatro o cine y salir bien librado es simplificarlo. Él es un artista tan grande que incluso si lo reduces, es posible que te quede un trabajo bastante poderoso. Esa es la magia de Dostoyevski”.Por supuesto que Zelenka, con ‘Los Karamazov’, que significó un cambio total de registro, arrasó de nuevo en los premios de la Academia Checa.
Petr Zelenka es uno de los cineastas checos de mayor éxito, tanto a nivel de premios como en cuanto a su conexión con el público. Y se intuye que a él le encanta hacer lo que hace. En otra entrevista sostenía:
“Lo que es de verdad especial aquí en mi país es que al público le gustan las películas checas. Lo que es bueno, porque tenemos un gran apoyo de la audiencia. Todos los años, entre las diez películas más vistas, al menos cinco son checas, e incluso las tres primeras pueden ser nacionales. Lo que es increíble. Significa que las películas checas tienen más público aquí que series del tipo ‘La Guerra de las Galaxias’ o ‘El Señor de los Anillos’ o alguna de esas”.
Si a Petr Zelenka le gusta ser cineasta en uno de los países europeos con mayor consumo de producción cinematográfica nacional, sus compatriotas se lo agradecen con creces. Yendo al cine a ver sus películas y premiándolo. Por eso, Zelenka es el hombre sonriente.