Pasatiempo nacional: ir al bosque en familia a buscar setas

Foto: Štěpánka Budková

A comienzos de otoño hordas de checos invaden los bosques, especialmente un día soleado después de lluvia, y caminan como poseídos buscando en el suelo esa ansiada seta que después será parte de una tradicional comida familiar.

Foto: Štěpánka Budková
Sopa de setas, salsa de hongos para acompañar las comidas, setas empanadas o apanadas e, incluso, huevos revueltos con hongos. Esa es la dieta ideal de los checos en otoño, especialmente porque esos apetecibles vegetales comestibles están a disposición de cualquiera, y más encima gratis, en los bosques.

Los checos son fanáticos de salir a recoger setas, de eso no cabe duda. José Castrillón, portorriqueño asentado en Praga hace más de un lustro, también lo ha hecho, pero él prefiere comerlas.

“La gente acá sale a recoger hongos, realmente todos, los chicos, los padres, todos, y es una manía, la gente habla de ir a buscar hongos como si fueran a comer a un restaurante de lujo, es algo que les encanta, les fascina. Yo creo que no está mal, he ido a recoger hongos con ellos, pero digo que no es una cosa que me salga natural a mí”, sostiene.

Foto: Štěpánka Budková
El problema es que algunas setas son comestibles y muy sabrosas, y otras venenosas y hasta mortales. Un ojo inexperto no notaría la diferencia, pero los checos, bueno, José afirma que nunca se equivocan.

“Ellos son bastante prácticos, no desperdician nada y por suerte parece que acá es bastante fácil reconocer los que son peligrosos o venenosos de los que no y hasta los niños lo saben”, agrega.

Así que si quieren comer setas, pueden ir perfectamente al bosque a buscarlas. Pero es mejor que un amigo checo esté entre ustedes, alguien que sepa reconocer los hongos buenos de los malos. Porque el error puede ser fatal.

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