Otakar Vávra
"Si en algún lugar de la República Checa se levantara un monumento a la cinematografía checa, tendría que ser dedicado a Otakar Vávra", dijo en una ocasión el director de cine checo y ganador del Oscar, Jirí Menzel, refiriéndose a su antiguo profesor de la Academia de Cine checa, quien en febrero pasado cumplió noventa años. Durante su larga y, sobre todo, fructífera carrera artística Vávra escribió unos 80 guiones y rodó 49 películas, muchas de las cuales fueron galardonadas en diversos festivales.
Un momento crucial en su vida fue el encuentro con el director de teatro, Emil Frantisek Burian, quien le invitó en 1932 a Praga. Vávra comenzó a desempeñarse como crítico de cine, dedicándose también a escribir sus primeros guiones que fueron bien acogidos. Sin embargo, más que por el papel y la pluma el joven se vio atraído por la dirección fílmica.
Resulta que, según explica Vávra, "cuando escribía guiones, en mi mente nacía una idea muy concreta sobre la propia película que siempre estuve tratando de imponer". Esta meta la logró en 1937, al rodar su primer filme "Historia filosófica". En esta ocasión dirigió también por vez primera más de un millar de comparsas. Y precisamente la multitud de figurantes se convirtió en un rasgo muy típico de sus futuras películas, al igual que los temas históricos.
La fascinación de Otakar Vávra por la historia halló su proyección en numerosas películas. Mencionemos, por ejemplo, los filmes "Consejo de doncellas de Kutná hora", de 1938; "Rosina la expósita", de 1946; la trilogía husita "Jan Hus", "Jan Zizka" y "Contra todos", del período entre 1955 y 1957; la trilogía de la Segunda Guerra Mundial "Días de traición", "Sokolovo" y "Liberación de Praga", rodada entre 1973 y 1977, y "El peregrinaje de Juan Amos Comenio", de 1983.
Todo parece indicar que precisamente el empeño por la máxima autenticidad y perfección de sus películas históricas contribuyera a que Vávra se convirtiera en el primer director de la cinematografía checa en utilizar dobles para escenas exigentes. En este lugar cabe señalar que los proyectos megalómanos de Vávra se debieron en gran medida a su profunda convicción de que la película debe ofrecer al público un gran espectáculo.
Sin embargo, Vávra no rodó tan sólo películas históricas. Muy feliz para él fue su encuentro en los años 60 con el poeta checo, Frantisek Hrubín. De la colaboración mutua surgieron dos verdaderas joyas de la cinematografía checa que se hallan entre las más altamente valoradas tanto por el público, como por la crítica "El romance para la corneta" y "La reineta dorada".
Otakar Vávra vivió dos guerras mundiales y ocho golpes de estado. Sin embargo, como creador cinematográfico fue siempre reconocido por todos los regímenes imperantes en el país, independientemente de su color político. Por esta razón, pese a que la gran mayoría de sus películas fue rodada con verdadera maestría y virtuosidad, en su filmografía encontramos también muchas obras en gran medida tributarias del régimen de la época. Éste es, por ejemplo, el caso de la controvertida trilogía sobre la Segunda Guerra Mundial, que en su época gustó tanto a los dirigentes comunistas.
Pese a todo lo dicho anteriormente, resulta un tanto difícil condenar a Vávra, en consonancia con muchos de sus críticos, por su continuada colaboración con los poderosos. Pues Vávra nunca se humilló hasta el punto de rodar una película de apoyo al régimen de modo directo y servil. Por todo ello no es posible condenar su obra de modo tajante.
En primer lugar, Otakar Vávra siempre fue y sigue siendo un verdadero profesional del cine que desde 1949 hasta el presente se desempeña como profesor de la Academia de Cine Checa. Entre sus alumnos estuvo, por ejemplo, Jirí Menzel, galardonado con el Oscar, así como Vera Chytilová y Juray Jakubisko. Otakar Vávra está considerado, además, como padre de la que fuera denominada "nueva ola" de los años 60 en la cinematografía checa.
Vávra sigue siendo para la cinematografía checa un auténtico fenómeno que, pese a su avanzada edad, continúa siendo una fuente inagotable de energía, vitalidad y grandes planes para el futuro. Entre ellos figura, ni más ni menos que el proyecto de una película sobre la vida del ex ministro de RR.EE. checo, Jan Masaryk, así como una autobiografía fílmica de la gran estrella del cine checo, Lída Baarová.