Škoda Auto continúa rompiendo lazos con Rusia
La icónica firma checa Škoda Auto anunció oficialmente su decisión de abandonar de manera definitiva la planta rusa de Nizhni Nóvgorod, uno de los dos puntos de producción con los que contaba en el país.
Ya desde su inicio, la invasión rusa sobre Ucrania ha provocado un terremoto en el plano económico, afectando significativamente a todo tipo de empresas y sectores a lo largo y ancho del continente. Entre ellos se encuentra el de la automoción y, en clave nacional, esto significa hablar de la célebre fabricante checa Škoda.
Así, la firma ha anunciado que abandona definitivamente su planta en Nizhni Nóvgorod, uno de los dos centros de producción con los que contaba en territorio ruso.
Si bien la noticia era poco menos que un secreto a voces, el anuncio se ha hecho oficial en los últimos días. Ya en el mes de marzo, y al poco del estallido del conflicto, la firma anunció que paralizaría la producción en sus dos plantas del país: la de la propia Nizhni Nóvgorod y la de Kaluga.
La compañía sopesaba desde entonces distintos escenarios a la espera de tomar una decisión definitiva que, tal y como apuntaban todos los rumores, ha sido la de romper definitivamente con la fábrica rusa.
A la falta de piezas producidas en diversos países de la UE o la misma Ucrania, que no pueden ser importadas a Rusia por las sanciones impuestas sobre esta, se une el clima de total incertidumbre respecto al desarrollo del conflicto, algo que hace que sea imposible predecir cuál será la situación en el futuro y si será viable retomar la producción en algún momento.
"Sabemos con certeza que no continuaremos en Rusia. Acabaremos con Nizhni Nóvgorod" afirmó Jaroslav Povšík, jefe sindical de Škoda, ya en el mes de mayo, evidenciando que se trata de una decisión meditada desde tiempo atrás por la compañía.
Ubicada a unos 400 kilómetros al noreste de Moscú, la planta de Nizhni Nóvgorod es propiedad de la empresa rusa GAZ, que venía colaborando con Škoda desde el año 2011. Esta acogía la producción de los modelos Kodiaq, Karoq y Octavia y empleaba a unos 200 trabajadores, quienes en su mayoría han alcanzado acuerdos con la compañía para desvincularse de la misma.
La situación resulta algo más compleja en la planta de Kaluga. A diferencia de la primera, esta pertenece directamente a Volkswagen y emplea a unas 4000 personas. Si bien aquí la producción continúa paralizada desde el pasado marzo, la empresa aún no ha tomado una decisión definitiva sobre su futuro.
Con todo, el progresivo recrudecimiento del conflicto no invita precisamente al optimismo. El presidente ruso, Vladímir Putin, llegó a afirmar recientemente que aquellas empresas extranjeras que abandonasen el país se arrepentirían: "Se van a arrepentir, no porque amenacemos a nadie con nada. Se arrepentirán porque Rusia es un país con un gran potencial”, dijo.