Hace 100 años, Praga se convirtió en metrópoli
El 1 de enero de 1922, los praguenses amanecieron en una ciudad completamente diferente. De noche a la mañana, el número de habitantes se había triplicado y el área de la capital era ocho veces mayor.
La capital real de Praga nació en 1784 cuando se juntaron cuatro ciudades históricas, hasta entonces independientes: la Ciudad Vieja, Malá Strana, Hradčany y la Ciudad Nueva. En el siglo XIX se sumaron también el Barrio Judío (o Josefov), Vyšehrad, Holešovice y Bubny, y en el primer año del siglo XX también el área de Libeň. En esas fechas, Praga contaba con una superficie de 21 kilómetros cuadrados y alrededor de 233 000 habitantes.
Con la ley sobre la “Gran Praga”, la capital del recién creado Estado checoslovaco absorbió otros barrios como Dejvice, Karlín, Smíchov, Královské Vinohrady o Žižkov. Tras su expansión, Praga se vio dividida en trece distritos. La administración de la capital estaba en manos de un consejo central compuesto por cien miembros, encabezado por un alcalde mayor. Karel Baxa fue el primero. En 1922, Praga se convirtió así en una metrópoli de 172 kilómetros cuadrados, habitada por alrededor de 676 000 personas.
La nueva ley brindó toda una serie de cambios, incluida la creación de nuevas oficinas estatales y embajadas, al igual que la construcción de nuevas infraestructuras. Varias empresas importantes trasladaron las direcciones de sus empresas de Viena a Praga.
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