Petr Novák: un rockero romántico que narraba historias de amor
Petr Novák, fallecido en 1997, figura entre los personajes más importantes del escenario musical checoslovaco de los años 60. El sello discográfico Supraphon lanzó al mercado un recopilatorio con motivo del 75 aniversario del nacimiento del cantante.
Petr Novák nació en la Praga posbélica y durante su juventud aprendió a tocar la guitarra de manera autodidacta. Con su amigo de la infancia, y el futuro letrista Ivo Plicka, fundó en 1963 el grupo George & Beatovens. Al principio tocaban versiones de éxitos mundiales, pero el dúo pronto se puso a componer canciones propias.
En la cocina de la casa de la familia Novák grabaron por ejemplo la canción que se convirtió en uno de sus grandes éxito bajo el título Voy a andar de puntillas. Más tarde agregaron otros, como por ejemplo Cuéntame, Lápida funeraria, La confesión del gracioso, Los ojos de niño.
Todas estas canciones las incluye el disco publicado en el pasado septiembre bajo el título Las 12 mejores canciones originales. El sello incluyó en el álbum doce piezas que el mismo autor consideraba como las mejores de su carrera. Se trata de las grabaciones originales de los años 60 y 70.
En las mismas se escucha la influencia del escenario musical británico que se mezcla con la originalidad de la interpretación del músico checo: Novák, de figura alta y flaca, fue un rockero y romántico a la vez, fue un narrador que no temía contar grandes y simples historias, llenas de sentimientos y patetismo.
Amores infelices, pero reales
Era conocido que el cantante llevaba una vida bohemia que le ayudaba a sobrevivir los nefastos tiempos de los años 80, cuando logró lanzar tan solo un éxito titulado ¡Estrellita centelleante! Petr Novák falleció en agosto de 1997 a los 51 años de edad.
“Los amores en sus canciones pocas veces eran felices, sin embargo eran reales, sin una dulzura inútil, por eso aguantaron hasta el día de hoy”,
escribe la discográfica en el comentario sobre la reedición de los éxitos de Novák.
El sello agregó a los éxitos además otras canciones menos conocidas, por ejemplo la canción proveniente de la época tras la ocupación soviética de Checoslovaquia titulada El día de la felicidad, de 1968, o la pieza En el imperio de los cuentos de hadas, que hace referencia a los famosos musicales mundiales, como Hair.
El disco lo cierra la canción Hambre es solo sed disfrazada, de 1996, en la que el cantante expresó todas sus tristezas, debilidades y dependencias de su vida.