Pocos ex dirigentes comunistas terminaron en la cárcel

Revolución de Terciopelo, 1989
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La Revolución de Terciopelo en noviembre 1989 abrió a los checos el camino hacia la democracia, no obstante, muchos de los crímenes cometidos por los comunistas no han sido castigados.

Revolución de Terciopelo,  1989
La manifestación estudiantil del 17 de noviembre de 1989, dispersada brutalmente por la policía, impulsó los cambios democráticos en Checoslovaquia. En todo el país se efectuaron posteriormente multitudinarias manifestaciones contra el régimen y gracias a la presión de la sociedad, el 24 de noviembre, dimitió la Secretaría General del Partido Comunista.

Los cambios se efectuaron con prontitud y sin violencia. "No nos vamos a comportar como ellos",ése fue uno de los lemas de la revolución anticomunista y quizá uno de los motivos de que muchos de los altos cargos comunistas evitaran castigos por sus crímenes cometidos antes de la revolución. Hasta la fecha, sólo una pequeña parte de los antiguos dirigentes del país terminaron en la cárcel.

Por ejemplo, el ex jefe del Partido Comunista de Praga, Miroslav Stepán, encargado por la dispersión de las manifestaciones anticomunistas, fue condenado por el Tribunal a dos años y medio de prisión y excarcelado tras 12 meses. Hoy día se gana la vida como asesor económico y sigue profesando el marxismo, liderando el Partido Comunista Checoslovaco. El ex ministro del Interior, Frantisek Kincl, fue condenado a tres años de prisión por detención ilegal de personas; tras pasar en la prisión un año y medio fue liberado condicionalmente. El ex dirigente, Karel Hoffmann, fue condenado a cuatro años de prisión por tomar parte activa en la invasión del Pacto de Varsovia a Checoslovaquia en 1968, pero tras la reja pasó solamente 25 días debido a su mal estado de salud. En otros casos, los tribunales carecían de pruebas y algunos pleitos fueron iniciados con demora de varios años, perdiendo así la posibilidad de tomar en cuenta testimonios necesarios para llevar a cabo el proceso.

Muchos ex jerarcas comunistas se acomodaron rápido a la nueva situación postrevolucionaria, sacando provecho de sus contactos del pasado, por ejemplo el ex jefe de la Unión Juvenil Socialista, Vasil Mohorita, desarrolla hoy día actividades empresariales con sus socios de la ex Unión Soviética. Otros ex dirigentes del país ingresaron en partidos democráticos surgidos tras la revolución y siguen desempeñándose en funciones administrativas.

Más información sobre la Revolución de Terciopelo les ofreceremos este jueves en nuestro programa especial dedicado al Día de la lucha por la democracia y la libertad en la República Checa.

Autor: Roman Casado
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