Los eslavos de Bohemia adoraban a la clueca de oro

Morana con un guerrero eslavo

Cuando se cernía sobre una aldea eslava el peligro de un brote de peste, en horas nocturnas se reunía un grupo de mujeres las que desnudas hacían con un arado un surco alrededor del pueblo.

Morana con un guerrero eslavo
En el ritual solían tomar parte sobre todo doncellas, viudas o mujeres estériles. Con la participación de mujeres que no procreaban se pretendía conseguir, por vía mágica, que tampoco los gérmenes de la peste proliferasen. Las participantes lanzaban al surco la arena, otro símbolo de la esterilidad.

El ritual, registrado por primera vez en un documento latino del siglo VIII, culminaba con el enterramiento en el surco de animales domésticos vivos: un perro, un gato o un gallo negro. En esta edición les contaremos otras creencias de los eslavos paganos de los que descendien también los checos actuales.

El principal sentido de la aradura mágica, practicada por mujeres desnudas, consistía en trazar con el arado alrededor de la aldea un círculo mágico. Y éste se consideraba como uno de los recursos protectores más eficaces que impedían, supuestamente, la entrada de la diosa de la muerte Morana.

Entre los eslavos se conservó en la tradición popular otro ritual que guarda relación con Morana: la costumbre de sacar cada primavera de la aldea una efigie burlona de Morana, que los checos llamaban Marena, y ahogarla en un riachuelo fuera del perímetro del pueblo. Así la vida triunfaba cada año sobre Morana.

Perun
Morana fue una de las divinidades paganas de cuyo culto existen suficientes pruebas. Hasta una de las calles de Praga se llama Na Moráni y una leyenda dice que allí se encontraba en los tiempos paganos un bosque en el que se rendía culto a Morana.

Lamentablemente, las informaciones de los cronistas sobre la religión de los viejos eslavos suelen ser en general fragmentarias e incompletas. En muchos casos son relativamente tardías y escritas a través de la óptica cristiana.

La divinidad suprema de la mitología eslava es PERUN. Era el señor de los truenos y daba la lluvia. Poseía asimismo algunos rasgos de una divinidad solar. El culto a Perun se conoce sobre todo de la Rusia de Kiev.

Sin embargo, nadie es capaz de decir a ciencia cierta si Perun era venerado también en el actual territorio checo. Parece que sus pobladores rendían culto a Veles, dios de los rebaños y de los pastores.

El dios Svantevit es conocido gracias al santuario del cabo Arkona, de la isla de Ruyana, llamada en la actualidad Rügen.

Veles según el pintor Mikoláš Aleš
En dicho santuario que sería destruido en 1168 por los daneses, se erguía una descomunal estatua del dios de cuatro cabezas que miraban a los cuatro puntos cardinales.

El dios Triglav tenía tres cabezas porque era gobernante de tres reinos:el cielo, la tierra y el mundo subterráneo. Los eslavos veneraban también al dios del sol y del fuego Svarozhich, llamado más tarde Radegast.

Muchos de los dioses eslavos eran policéfalos. Sólo Perun y Veles tenían una sola cabeza.

Parece que para los eslavos que se asentaron en Bohemia y Moravia, fue más típica la veneración de los fenómenos naturales, principalmente de las aguas. Con ello estaba relacionado el culto a las ondinas y los ondinos, las hadas y otros seres sobrenaturales ligados al mundo acuático.

Son muy escasos los vestigios materiales de la religión de las tribus eslavas asentadas en Bohemia y Moravia porque con la introducción del cristianismo fueron implacablemente aniquilados. Los arqueólogos consideran como muy notable el hallazgo de un disco solar de cerámica que se tiene como una prueba de la existencia del culto del Sol.

Parece que nuestros antepasados eslavos realizaban también prácticas mágicas encaminadas a asegurarles la reproducción de los rebaños.

Radegast
Para fines de culto se utilizaban los huevos, las gallinas, los gallos y los pollos, depositados en las sepulturas. Estos sacrificios fueron encontrados hasta en las tumbas de los príncipes checos, enterrados en el Castillo de Praga en los siglos X y XI, que ya eran sin duda alguna cristianos.

Una leyenda cuenta que en varios lugares de Bohemia nuestros antepasados eslavos rendían culto a la clueca de oro. En un sitio de culto la gallina- ídolo calentaba doce huevos de oro mientras que en otro estaba rodeada por doce pollitos del metal precioso.

Los sacerdotes paganos tenían una extraordinaria veneración por la clueca de oro. Día a noche estaban de guardia al pie de ella para no perder el momento cuando el ídolo emitiese algún mensaje. A raíz de los enigmáticos sonidos que salían de la garganta de la clueca de oro formulaban los augurios.

La leyenda cuenta que había una clueca de oro también en el castillo de Levý Hradec, al norte de Praga, donde residía el soberano de los checos Borivoj. Los sacerdotes paganos esperaban con temor el regreso del príncipe que venía de Moravia donde se había dejado bautizar en la corte del soberano del Imperio Granmoravo, Svatopluk.

Cuando los mensajeros trajeron la noticia de que se acercaba el séquito de Borivoj, los sacerdotes subieron a las murallas de Levý Hradec. Cuando vieron que al frente de la comitiva resplandecía una cruz de oro, los espantados seguidores del paganismo huyeron del castillo.

Pero antes de emprender la fuga habían tirado al pozo del castillo a la clueca de oro con los huevos sagrados y lo taparon muy bien para que nadie la econtrara.

Sin embargo, cada cien años la clueca de oro sale de las profundidades de la tierra, se pasea por la hierba y hace clo tres veces. Después vuelve a desaparecer por otros cien años.

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