Nacho Duato y el mensaje político de su arte
Estuvo de visita en Praga, donde fue homenajeado por su trayectoria artística. Nacho Duato, coreógrafo, bailarín y director de la Compañía Nacional de Danza de España, se reunió con su público checo, hizo un repaso de sus mayores logros y se dio el tiempo de conversar con Radio Praga.
A Nacho Duato no le dejan indiferente los premios, aunque ya ha recibido muchos a lo largo de su carrera. Entre ellos, el Nacional de Danza en España, en 2003, por el trabajo creativo que realiza, desde 1990, al frente de la Compañía Nacional de Danza.
Discípulo de un destacado coreógrafo checo como Jiří Kylián, quien despertó su pasión por la creación, Duato tiene una estrecha relación con la República Checa gracias a su maestro. Y por eso se mostró muy emocionado por el reconocimiento que le brindó el Festival Internacional de Televisión Praga Dorada, que premió toda su obra.
“Para mí significa que, pues, yo he estado diez años con Jiří Kylián, que para mí es el mejor coreógrafo que hay en el mundo, y que su país, su ciudad me invite y me haga un homenaje, me llega mucho, la verdad que es un honor para mí, no lo esperaba”.
Nacho Duato admite que ya baila poco. Su cuerpo, a los 52 años, ya no aguanta como antes, asegura. Pero se sigue considerando, ante todo, un bailarín. “En mi corazón, primero soy bailarín, luego soy coreógrafo y al final director. Pero en mi vida normal, primero soy director, luego coreógrafo y al final bailarín. O sea que ese orden se invierte en la vida real, pero en mi corazón el orden es bailarín, coreógrafo, director”.
En Praga, Nacho Duato quiso explicarle a su público por qué se dedica a hacer coreografías, cuando podría estar tumbado al sol en una playa, bebiendo mojitos.
“Es una forma de compartir lo que yo siento con mis bailarines y también con el público. Y de conocerme mejor a mí mismo y conocer mejor al que tengo en frente, a los demás. Por eso hago cosas que atañen a la sociedad y que atañen a la gente”.
Y al respecto, enfatizó que haga lo que haga, siempre su trabajo tendrá un mensaje, porque de lo contrario no tendría sentido. “Al final, si el trabajo es bueno, siempre tiene un mensaje político, siempre. Hoy en día no puedes hacer nada al margen, creo yo. No me gustan esos espectáculos donde simplemente es un divertimento y la gente viene a ver cuerpos que se mueven sino donde la gente reflexiona y si es posible, salen siendo un poco mejor personas”.
Nacho Duato reconoció que su obra más reciente es mucho más oscura que la de sus comienzos. ¿Será por el rumbo que ha tomado el mundo en los últimos años?
“No creo que sea el mundo. Eres tú como persona. Uno a los 23 años, que es cuando empecé, no piensa lo mismo que a los 52 que tengo ahora. Antes era una ventana abierta al mundo y abierta a la naturaleza y quería compartir todo con los demás, era mucho más espontáneo y mucho más fresco, cosa que he perdido y bueno, es una pena. Pero ahora esa ventana se ha convertido más en una puerta hacia mí mismo y ese trabajo es más pesado y más intimista y más oscuro, sí”.
Sobre la imagen de España en el exterior, él, que viaja mucho, sostuvo que sigue siendo casi la misma de siempre. “Bueno, ya ha cambiado un poquito, pero no ha cambiado tanto como se lo creen, no se le ha cambiado tanto la imagen de España por ahí, que yo viajo mucho y lo veo. Todavía ‘España, ándale, no sé qué, el toro, olé’, todavía en muchos países. Y si te vas a Asia ya ni te cuento, me conocen a mí, a Almodóvar y a cinco más, pero no conocen mucho más”.
También quiso referirse a la españolidad, de la que no se siente muy representativo.
“Yo es que cuando dicen español yo no me siento español, yo me siento más mediterráneo, digamos, o griego, casi que español. Español tiene tanto cruce de culturas. Yo soy celta además, ¿no? Mi pinta no es española, es de por arriba”.
Por estos días Nacho Duato estrena en España dos nuevas obras con la Compañía Nacional de Danza y prometió volver en cuanto pueda a Praga, para presentarlas.