Pavel Wonka: la última víctima del régimen comunista en Checoslovaquia
Hace un cuarto de siglo que el disidente checo, Pavel Wonka, se convirtió en una de las últimas víctimas del régimen en la Checoslovaquia comunista. Murió el 26 de abril de 1988 a sus 35 años bajo unas circunstancias todavía no aclaradas. La familia de Wonka se enteró de su muerte dos días después. Es uno de los ejemplos de la extrema brutalidad de los carceleros en las prisiones comunistas, que nunca ha sido penalizada.
“Estamos aquí en honor del torturado y asesinado Pavel Wonka, que fue mi compañero en la prisión de Minkovice. Nos hemos reunido para que este hecho triste, brutal y repugnante no caiga en el olvido. Hasta ahora la jueza no ha sido condenada, el fiscal tampoco, simplemente no han acusado a nadie. Es como si el preso político fuera gentuza, y desgraciadamente no hay nadie interesado en este caso“.
Pavel Wonka nació en 1953 en una familia checo-alemana en la ciudad de Vrchlabí en el norte de Bohemia. Después de terminar los estudios en el instituto quería ingresar a la Facultad de Derecho pero no le aceptaron a causa de las referencias negativas de parte de su empleador. Empezó a estudiar por su cuenta y gracias a sus conocimientos se convirtió en “el abogado de los pobres” ante es Gobierno comunista. Luego surgió una serie de detenciones, custodias y encarcelaciones por supuestos delitos contra el régimen.
En 1986 presentó su candidatura a la Asamblea Federal de Checoslovaquia, pero fue rechazado. Este hecho profundizó el rencor del Gobierno contra Wonka y en 1987 fue internado en la prisión más dura en Checoslovaquia – Minkovice. Al parecer fue sometido desde entonces a un ciclo de humillación y tortura por parte de sus carceleros. Otro de sus compañeros, Jiří Kubík, se acuerda muy vivamente de todo lo que solía pasar en Minkovice.
“Pavel Wonka pasó varias semanas llenas de sufrimiento en un calabozo al lado de mi celda. Éramos testigos de como le trataban los carceleros. Una vez cada 24 horas le encerraban en una jaula de 6x6 metros y después de 30 minutos volvía a su calabozo. Cuando se quejaba de cualquier cosa, pues le linchaban con las porras de manera que no le salieran los morratones y hematomas demasiado visibles. Y ahí me di cuenta de que cada uno que intentaba hacerles frente, empezaba su camino hacia la muerte. Éste fue también el caso de Pavel Wonka”.
Wonka murió el 26 de abril de 1988 en la cárcel de la ciudad de Hradec Králové, seis días después de su última detención. Le llevaron al Tribunal en una silla de ruedas y Wonka solo era capaz de susurrar. En 1989 Pavel Wonka fue rehabilitado, pero ni su familia ni los que sufrieron las prisiones comunistas se sienten satisfechos con la actitud de las autoridades que no han esclarecido la muerte del último disidente anticomunista.