Františkovy Lázně, la ciudad preferida de Goethe, Beethoven y Havel

Františkovy Lázně, foto: CzechTourism

En este Radioviajes visitaremos Františkovy Lázně, una de las ciudades balnearias más populares del país. De sus efectos curativos gozaron Johann Wolfgang Goethe, Ludwig van Beethoven y Václav Havel, entre otros.

Františkovy Lázně
Františkovy Lázně, también conocida por su nombre en alemán Franzensbad, está situada en el extremo occidental del país. Junto con Karlovy Vary y Mariánské Lázně forma un popular triángulo de balnearios de aguas termales.

Las primeras alusiones sobre el lugar datan del siglo XV. La leyenda dice que las fuentes termales fueron descubiertas por unas mujeres de la vecina Cheb, que empezaron a llevar el agua con efectos curativos a la ciudad y venderla allí.

Su actividad comercial no le hizo gracia al médico local, un tal doctor Adler, que calificó el tratamiento de poco higiénico y lo prohibió. Pero sin éxito, según cuenta Eva Douchová, directora de la casa balneario Tres Azucenas (Tři lilie), la más antigua de Františkovy Lázně.

Hotel Beethoven,  foto: Gortyna,  public domain
“Las mujeres de Cheb se rebelaron contra la decisión de Adler y asaltaron el Ayuntamiento de la ciudad. Los concejales se asustaron y, en vez de prohibir el consumo del agua, decidieron aprovecharlo para su bien, construyendo allí un balneario primitivo”, sostuvo Douchová.

Entre los que gozaron de los efectos beneficiosos de las aguas termales estuvo el emperador austro-húngaro Francisco I, que en 1793 mandó construir allí una ciudad balnearia, llamada en su honor Franzensbad, es decir, Balneario de Francisco.

El centro de la ciudad fue construido a fines del siglo XVIII según el proyecto del arquitecto Tobias Gruber. Parece un milagro que los edificios han conservado su aspecto y función originales hasta nuestros días, subraya Eva Douchová.

“Es interesante que el centro de Františkovy Lázně, surgido hace más de dos siglos, no ha cambiado nada y encima sigue cumpliendo su función. Gracias a ello, la ciudad no se ha convertido en museo, sino que permanece viva”.

Františkovy Lázně,  foto: CzechTourism
La gran mayoría de los edificios de Františkovy Lázně están pintados de amarillo, el color del sol, que siempre ha sido considerado como símbolo de energía y vitalidad. Otro color emblemático de la ciudad es el verde, sostiene Eva Douchová.

“Tobias Gruber hizo una cosa genial. Incluyó en el plan de la ciudad numerosos parques y áreas verdes que le proporcionan un aspecto muy agradable”.

El mayor desarrollo de Františkovy Lázně se produjo en el siglo XIX cuando fueron descubiertas más fuentes de agua mineral y también pantanos de barro terapéutico.

Hoy en día se registran en la ciudad 23 fuentes de aguas minerales, siendo la Fuente Glauber la más antigua y potente de todas. Los tratamientos tienen forma de consumo directo del agua o de baños minerales.

Además hay localidades ricas en barro mineral que se utiliza para preparar baños terapéuticos. Según Douchová, es un proceso bien complicado.

Foto: CzechTourism
“Los baños de barro terapéutico sólo se hacen en un lugar de Františkovy Lázně, puesto que su preparación es bastante complicada. La bañera se llena de barro, que después de ser utilizado, se devuelve a su lugar. Allí permanece durante años para poder ser reutilizado en el futuro”.

Todos estos métodos se aplican con éxito para curar problemas ginecológicos, tratar enfermedades cardiovasculares y problemas de las articulaciones y mejorar el estado de salud de los pacientes con cáncer. Cerca de 60.000 personas acuden al año a la ciudad para someterse a los diferentes tratamientos.

No se puede hablar de Františkovy Lázně sin mencionar a su personaje emblemático, el pequeño Francisco. Es una estatua de un niño sentado sobre una bola o un balón con un pez en la mano.

Fue creada en 1924 por el escultor Adolf Mayerl. Después de la Segunda Guerra Mundial fue instalada frente a la Casa de la Cultura, en el centro de la ciudad.

Las mujeres que se curaban en Františkovy Lázně solían fotografiarse junto a la estatua. Para aumentar sus ingresos, el fotógrafo local, un tal Škarda, inventó una leyenda que pronto se divulgó entre las pacientes.

Hotel Goethe,  foto: Fojsinek,  CC BY 3.0 Unported
Según ella, la mujer que le toque el pulgar del pie izquierdo a Francisco, quedará embarazada. Hoy en día, pacientes con diferentes males creen en las capacidades curativas de la estatua, tocándole no sólo el pie, afirma Eva Douchová.

“Pueden darse cuenta de que varias partes de la estatua brillan de tanto ser tocadas. Es su nariz, sus pies y su pene. Lo último, porque la gran parte de los pacientes siguen siendo mujeres con problemas ginecológicos. Aunque también pacientes con otras enfermedades le tocan el sexo a František creyendo en sus poderes supernaturales”.

Cabe destacar que la estatua que hoy se puede ver en el centro de la ciudad, es una copia. El original se encuentra en el Museo Municipal.

La lista de personajes famosos que han visitado Františkovy Lázně es bien larga. Destaca entre ellos el escritor alemán Johann Wolfgang Goethe, que pasó en la ciudad el verano de 1808.

Foto: Richenza,  Wikimedia Commons,  CC BY-SA 3.0
En uno de sus paseos encontró en las cercanías de la ciudad un antiguo volcán, Komorní Hůrka, descubrimiento que despertó mucha polémica entre los científicos de la época.

Goethe volvió a Františkovy Lázně varias veces, considerándola “uno de los lugares más bellos en el mismo corazón de Europa”, según confesó en una carta dirigida a su esposa. El hotel donde estuvo alojado fue llamado en su honor Hotel Goethe.

Situado también en la Avenida Nacional, se encuentra un edificio con dos leones en la fachada. Se trata del lugar donde se alojó en 1812 el compositor austriaco Ludwig van Beethoven.

También las cartas del músico se han conservado hasta nuestros días. La verdad es que son mucho menos poéticas que las de Goethe. Beethoven se queja en ellas del clima frío y lluvioso y de lo agotadores que son los diferentes tratamientos.

Františkovy lázně es también la ciudad preferida del ex presidente Václav Havel. Según Eva Douchová, aprendió a querer el lugar gracias a su esposa Dagmar, que solía venir mucho antes de convertirse en primera dama.


(Repetición del 13/8/2011)

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