‘Cuba en Vivo’, las últimas tendencias del arte contemporáneo cubano llegan a Praga
La exposición ‘Cuba en Vivo’, dedicada al arte cubano de más rabiosa actualidad, trae al DOX de Praga la obra de cinco artistas cubanos contemporáneos seleccionados. Cada uno en su especialidad: fotografía artística y documental, pintura y poesía visual, constituyen un reflejo de la Cuba de los últimos años, en pleno proceso de transformación. En Radio Praga hemos tenido la oportunidad de hablar con ellos.
La fotografía en sus diferentes facetas
De esta forma, en la muestra ‘Cuba en Vivo’ tienen cabida diferentes corrientes de pensamiento y formas de expresarse. Especialmente original es la elegida por el fotógrafo Rodney Batista Herrera, que presenta en el DOX una serie de imágenes, en blanco y negro o sepia, de criaturas humanoides de asombrosa y truculenta belleza. El espectador, finalmente, no tarda en identificarlas como restos humanos.
Se trata de un proyecto concebido a largo plazo y realizado en los últimos cuatro años a partir del trabajo que Batista realizó de forma voluntaria en un depósito de cadáveres, nos cuenta.“El tema fundamental está basado en la idea de entender la vida a través de la muerte. De hecho son fotografías hechas a restos humanos. La idea central era trabajar con esos cuerpos y crear escenarios que en cierta manera remitieran a la vida, y poder contextualizar esos cuerpos en un espacio u otro para darle otro nuevo sentido. Porque una de las cosas que más me interesa cuando me puse a trabajar en la morgue, es cómo esos cuerpos que se usaban para estudiar estaban despersonalizados”.
De carácter mucho menos simbólico y más documental son las fotografías expuestas por Arien Chang Castan, retratos exquisitos de la cotidianidad cubana de gran calidad técnica y notable valor social. En la exposición praguense Chang presenta tres líneas temáticas, nos cuenta.
“Es un panorama de Cuba en general en diferentes series. Trabajo también en color, pero en la exposición hay solo obras en blanco y negro. Está la serie ‘A Base de Vianda’, que es sobre fisiculturistas en Cuba, sobre la necesidad y el trabajo que pasan estos personajes para tener un físico y competir sin tener ningún motivo más que el de saber que son los más fuertes. También tengo una serie sobre carboneros, gente que produce carbón en la Sierra de Zapata. Tengo otro proyecto, retratos de personas con más de cien años. Fue un proyecto que empecé por una beca que obtuve en la fototeca de Cuba en 2009. Al principio no sabía qué cantidad de personas pasaban los cien años en Cuba, pero después descubrí que había más de 1.500 casos”.Por su parte, el trabajo de Ricardo Miguel Hernández se sitúa en un grado intermedio entre el documental y la fotografía artística, tomando la realidad como instrumento para transmitir un mensaje. En el DOX el público podrá apreciar dos de sus series. La primera, ‘El Enemigo’, reflexiona sobre la fuerte connotación que esta palabra tiene en Cuba mostrando de forma descontextualizada los efectos de una campaña de fumigación en un barrio de La Habana.
“Lo que hice fue tomar fotografías de diferentes habitaciones y apartamentos en mi edificio, y eliminé el sujeto, la acción de fumigar con una bazuka, soltar humo y matar a mosquitos, para quedarme solamente con el escenario, donde lo que se ve es una casa llena de humo. Parecía que hubiera habido una guerra o algo parecido, no exactamente una guerra. Es una escenografía bastante caótica”.
En su otra serie, esta realizada en color, Ricardo Miguel Rodríguez revierte la imagen tópica y turística de los Cadillacs de La Habana llevándolos fuera de la capital a escenarios que no le son propios, documentando así una especie de road movie fotográfica inspirada en la novela ‘En el Camino’, de Jack Kerouac, comenta.“Lo que hice fue establecer una especie de ruta por la periferia de La Habana, o sea, me alejaba totalmente del prototipo de La Habana, de cómo la gente ve La Habana vieja. Me iba a provincias, por carretera, en estos carros, a tomar fotos desde ellos. También lo planteaba como una especie de escenarios, porque no hay personas, es una fotografía tomada con calma, con tiempo, en algún lugar de la periferia, que casi siempre son bosques, matorrales, caminos que llevan a algún lugar”.
Comunismo y consumismo
Dejando a un lado la fotografía, la obra de Francis Sánchez destaca ante todo por su originalidad. Sus poemas visuales juegan con la composición y la fotografía para añadir nuevos sentidos a las palabras, alternándose además con caligramas y otros principios gráficos. Sánchez es el único de los cinco artistas expuestos claramente opositor al régimen de los Castro, y de hecho sus obras pueden considerarse en muchos casos gritos de angustia ante la ausencia de libertades políticas.“Traigo una serie de obras que desde hace unos años, desde el 2008 hasta acá, reflejan un poco mi problemática personal y también la de mi país. Porque son temas, los de mi país, que también me interesan. No hay forma de vivir en Cuba sin estar tocado fuertemente por la política. Tienen mi visión muy personal sobre determinados asuntos como el exilio, o el insilio, que es la otra cara de la moneda del exilio. Es lo que sufrimos los que vivimos exiliados dentro de Cuba. Y en sentido general, temas universales, como la muerte, la emigración, la búsqueda de la libertad”.
Francis Sánchez, con un pie en el arte gráfico y otro en la literatura, no considera sus piezas la continuación de una corriente artística concreta, sino un producto especial, fruto de su espacio y su tiempo, subraya.
“El origen de la poesía visual, que es netamente experimental, se alimenta de todo, no solo de la tradición cultural o más literaria, en la cual puedan estar inscritas las vanguardias francesas y demás, sino de la vida misma, de todos los íconos que uno consume, que lo golpean. Y en mi caso me alimento del diálogo fuerte con los íconos que se producen en la vida en Cuba, la vida política, la vida social, donde se trata de establecer determinados emblemas. Yo trato de deconstruir esas cosas. Me alimento sobre todo de la vida misma. Y por eso empleo fotos que yo mismo hago y reflejan mi espacio, mi vida, y dibujo mi situación y demás”.
Otro reflejo de la sociedad que le ha tocado vivir, aunque mirando hacia la Cuba que se avecina, es lo que ofrece la obra de Maczel Lang Santiesteban. En sus cuadros presenta paisajes y composiciones abstractas formadas, a modo de collage, por logotipos y marcas publicitarias. Aunque en las calles de Cuba aún no hay más publicidad que la propaganda institucional, la todavía tímida apertura económica ha llevado al ambiente el aroma cercano del consumismo, nos cuenta.“De este taller surge toda una influencia iconográfica de la cultura pop, de todo el mundo del consumismo, y trato de reflejar todo eso en la apertura que se está haciendo en la relación entre Cuba y Estados Unidos. Entonces mi obra es eso: cómo se visualiza la influencia de todos los cánones y la estética publicitaria de otros países en la sociedad cubana. Yo en este caso empleo todas las marcas, fusionadas, las cubanas y americanas, formando figuras”.
Una escena bullente de artistas
El desarrollo de las nuevas tecnologías y la reciente posibilidad para los artistas de viajar fuera de la isla y llevar sus trabajos al exterior, ha coincidido con un momento especialmente prolífico para la escena artística nacional. Queda sin embargo mucho camino por recorrer para alcanzar los estándares internacionales, asegura Ricardo Miguel Hernández.
“A pesar de que ahora están entrando los nuevos medios, donde hay una apertura mucho más grande en la comunicación con otros países, porque es verdad que hay muchos artistas que salen. Pero todavía estamos con ese desfasaje entre lo que se hace y se proyecta tanto en Estados Unidos como en el mainstream y en Europa. En cuanto al arte, cómo se mueve el arte, en Cuba es totalmente diferente. En Cuba se empezó primero el arte como para las masas. Ahora hay algo ahí que parece diferente, empieza a haber una especie de elitismo. Pero todavía hay demasiados artistas, lo que es bueno, pero son muy pocos los que saben coger por el camino idóneo”.
Desde su punto de vista, en la isla faltan espacios para que la nueva generación de artistas cubanos pueda darse a conocer.
“Hay un incremento bastante grande de artistas plásticos, pero no hay lugares donde posicionarlos. O sea, el Gobierno creó hace mucho tiempo escuelas de arte, en San Alejandro, el ISA, que son muy importantes y donde se gradúan muchos artistas, pero después en la concreta, cuando salen a la calle, ahí está el problema. Hay muchos artistas que se posicionan como artistas, como en cualquier lugar del mundo, pero otros se quedan navegando en la nada. Hay galerías, pero hay muy pocas galerías buenas”.Por su parte Arien Chang considera más bien que la situación no se diferencia demasiado de la de otros países y que el sino del artista es luchar para imponer su obra.
“Yo pienso que el problema de exponer y tener los recursos para hacerlo no es cosa de Cuba, eso le pasa a los artistas de todas partes del mundo. Hay que buscar un sponsor, alguien que pague. Nosotros estamos en una exposición y tenemos la suerte de que nos invitaron y corrieron con todos los gastos, pero eso no es común. Creo que si estás ya en el camino tienes que buscarle la forma de hacerlo por tu cuenta, pero eso sucede en el arte desde hace muchos años, no creo que sea algo nuevo”.
La muestra ‘Cuba en Vivo’ permanecerá en el centro de arte contemporáneo DOX de Praga hasta el 4 de abril.