Štybar logra plata en el Infierno del Norte

Greg Van Avermaet y Zdeněk Štybar (el maillot azul), foto: ČTK

Zdeněk Štybar terminó en segundo lugar en una de las cinco pruebas clásicas de ciclismo, la París-Roubaix, conocida como el Infierno del Norte. El checo ganó su segundo “pequeño monumento” de su trayectoria, tras conquistar el primero hace dos años.

Greg Van Avermaet y Zdeněk Štybar  (en maillot azul),  foto: ČTK
El infierno del Norte, la Clásica de las Clásicas o la Última Locura. Así suele ser apodada una de las pruebas ciclistas más antiguas con salida en la ciudad de Compiègne y meta en el velódromo de Roubaix.

Zdeněk Štybar estuvo cerca de convertirse en el primer checo en conquistar el monumento francés, pero al final tuvo que conformarse con la segunda plaza tras perder en el sprint contra el belga Greg Van Avermaet.

Štybar, de 31 años de edad, logró subir al podio a pesar de trabajar durante casi toda la carrera como gregario para ayudar al líder del equipo Quick Step, Tom Boonen, a cumplir su sueño de convertirse en el primer ciclista en sumar cinco galardones de esta clásica.

Luz verde hasta a cuatro kilómetros para la meta

Sin embargo, cuando estaba claro que el belga, que en Francia cerraba su carrera, no tenía fuerzas para cambiar la historia, a unos cuatro kilómetros para la meta Štybar recibió luz verde para buscarse solo el triunfo en la escapada de un trío de ciclistas que se repartieron al final los laureles, según comentó el checo una vez terminada la carrera.

Zdeněk Štybar  (a la izquierda),  Greg Van Avermaet y Sebastian Langeveld,  foto: ČTK
“Por supuesto, me da pena. Podía haber ganado, pero la prioridad de nuestro equipo era que ganase Tom Boonen por quinta vez aquí para cambiar la historia de esta carrera. Al final no lo logramos, así que el desengaño predomina, pero eso se me pasará y estaré satisfecho con mi resultado, seguramente”, expresó.

En el velódromo de Roubaix, Štybar atacó el primero y a unos 50 metros para la meta se puso a la cabeza del sprint. Al final cruzó la meta en segundo lugar, defendiendo la plata por delante del holandés Sebastian Langeveld en la prueba París-Roubaix más rápida de toda la historia.

Los mejores recorrieron los 257 kilómetros en 5:41:07 horas, lo que significa que rodaron en promedio a una velocidad de 45,2 kilómetros por hora.

Autor: Roman Casado
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