La despoblación y el aislamiento aparecen en el campo checo

Foto: 12019 / Pixabay CC0

La despoblación amenaza el futuro de varias zonas rurales de la República Checa. Los pueblos fantasma empiezan a cubrir partes de la geografía nacional.

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Los jóvenes checos no quieren vivir en los pueblos. Aseguran que no hay motivación alguna y salen rumbo a las grandes ciudades en busca de mayores oportunidades.

El Ministerio de Industria y Comercio ha puesto en marcha un programa que busca poner coto a la despoblación rural. Para el subdirector de la Asociación de Ciudades y Aldeas, Dan Jirák, el problema no se ha generalizado, pero va en aumento.

Dan Jiránek,  foto: Jakub Říšský,  archivo ČRo
“La despoblación no afecta al campo checo en su totalidad. Registramos determinadas zonas y regiones. Topamos con una especie de círculo vicioso, porque la despoblación aparece en los lugares con alto nivel de paro, sin una buena red de comunicación y carentes de servicios”.

Los primeros en registrar que las cosas andan mal son los jóvenes. Se dan cuenta de que están viviendo en un pueblo sin escuela, tiendas y servicios como, por ejemplo, Internet.

La población mayor se ve afectada por la falta de una buena red de autobuses que les comunique con las aldeas cercanas y por supuesto servicios médicos. Pero la señal crítica es cuando se cierra la cervecería del pueblo, indicó Jirák.

“En los últimos dos años desaparecieron más de 1.000 negocios o tiendas. Las escuelas cerraron antes y ahora les siguen las cervecerías y restaurantes. No hay lugares de reunión que ayuden a mantener a los pobladores unidos. Esta situación representa un gran riesgo, y en el futuro puede llevar a la desaparición del pueblo”.

Foto ilustrativa: Štěpánka Budková
A la falta de servicios se debe agregar lo más grave: el desempleo. Esto hace que el problema salga del perímetro local. Muchos habitantes abandonan su aldea, que poco a poco se vuelve fantasma, y se instalan en la periferia de algunos distritos donde no consiguen una integración plena, subraya Jirák.

“La peor situación la encontramos en los límites de los distritos más pobres. Todo lo contrario ocurre en las cercanías de los más ricos como, por ejemplo, Hradec Králové, Pardubice y Praga, que sufren por el crecimiento de la población“.

Esta situación no beneficia a los jóvenes. Huyen de un pueblo que no tiene conexión a Internet, pero no pueden costearse la vida en una ciudad porque todo es mucho más caro. Optan por quedarse en la periferia mientras que su pueblo empieza a desaparecer.

De acuerdo con Dan Jirák, la solución está en que el Estado aplique programas para que los pueblos puedan seguir funcionando. Que sean los administradores directos del presupuesto público, que se impulse la creación de nuevas infraestructuras, así como la edificación de buenas escuelas, sin olvidar proyectos de inversión para la creación de puestos de trabajo.