La evaluación de la Revolución por los checos 30 años después
Los checos consideran la Revolución de Terciopelo el hito histórico más importante de su país. No obstante, tan sólo el 30 % de los ciudadanos mayores de 40 años sostienen que la transición a la democracia ha elevado la calidad de sus vidas.
La desaparición del monopolio comunista de Checoslovaquia orientó al país a adaptarse a nuevas condiciones con menor intervención del Estado.
La transformación de la economía se realizó en forma de privatización de la propiedad estatal. Se realizaron, asimismo, las restituciones de los bienes nacionalizados por los comunistas a los propietarios originales. Se abrieron las fronteras y la gente pudo viajar libremente sin tener que someterse a ningún maratón burocrático.
De acuerdo con la encuesta realizada por la agencia NSM Market Research, realizada entre 1000 personas de ciudades grandes y pequeñas a lo largo del país, solamente el 36 % de los ciudadanos mayores de 40 años evalúa el cambio social que ha llegado con la Revolución de Terciopelo totalmente de forma positiva. El 27% de los encuestados indicaron que este acontecimiento histórico no ha afectado sus vidas de ninguna forma.Por su parte, una tercera parte de los ciudadanos de la misma categoría etaria sostienen que durante el socialismo se vivía mejor, afirmó para la Radio Checa un analista de la agencia NMS Market Research, Stanislav Radocha.
“Esta opinión prevalece entre los encuestados con educación primaria o con formación profesional. Generalmente, podemos decir que las personas con educación universitaria, o los más jóvenes, perciben la situación actual con una óptica más optimista y toman una postura más crítica respecto al periodo antes de la Revolución, así como algunos residuos de la época que permanecen”.
Los ideales y el desengaño
De acuerdo con el encargado del proyecto 'La Memoria de la Nación' ('Paměť národa'), Mikuláš Kroupa, los resultados de la encuesta reflejan la decepción de los checos tras los ideales de la Revolución.“Muchos ciudadanos han perdido la esperanza de que se cumplieran las promesas pronunciadas poco después de la Revolución de Terciopelo. Como, por ejemplo, que pronto alcanzaríamos los salarios equivalentes a los de la Alemania Occidental, así como una justicia realmente justa y los medios de comunicación independientes. De acuerdo con la encuesta, estas esperanzas se han disuelto”.
Trabajo y garantías sociales
Como la razón más frecuente, los encuestados indicaron el hecho de que durante el régimen comunista todo el mundo tenía la obligación de trabajar y disponía de mayores garantías sociales.
De acuerdo con el obispo auxiliar de Praga y antiguo disidente, Václav Malý, la gran cantidad de información disponible causa que la gente tienda a simplificar la realidad.
“Antes de 1989 el empleo era artificial. Todos tenían que trabajar, recibían nóminas, pero en muchos casos su rendimiento no correspondía a la remuneración. En la actualidad no es tan fácil, afortunadamente ahora en Chequia el desempleo es muy bajo. No quiere decir que en lo que a los asuntos jurídico-laborales se refiere, esté todo correcto. La gente tiene que esforzarse, hoy el trabajo se remunera según el rendimiento, lo que afecta la mentalidad de las generaciones mayores. Todo estaba más tranquilo, mientras que hoy no es tan fácil”.De acuerdo con Malý, no todos los encuestados se dan cuenta de la libertad que les permite protestar contra cualquier injusticia, lo que durante el régimen totalitario resultaba impensable, prosigue.
“En caso de que criticaran públicamente, eran oprimidos. Al mismo tiempo, los hijos eran rehenes de sus padres, ya que muchas veces se quedaban callados para que sus hijos pudieran estudiar. El mayor delito del comunismo en nuestra patria fue que decenas de miles jóvenes talentosos no pudieran estudiar. No pudieron aplicar sus capacidades y fueron incorporados a otro lugar. Ni hablo de los procedimientos humillantes a la hora de querer viajar al extranjero”.
Los jóvenes dicen no al comunismo
Por su parte, más de la mitad de los encuestados sustentan que la situación económica ha mejorado, aunque hay quienes opinan que el funcionamiento del país se ve afectado por el periodo del régimen totalitario.
La mayoría de los encuestados también aprecia las oportunidades educativas, las posibilidades de viajar al extranjero y la libertad de expresión. La generación joven rechaza el comunismo y muchos prohibirían la existencia del Partido Comunista en la República Checa.