Samuel Fritz, huellas checas a orillas del Amazonas

Samuel Fritz, misionero checo, pasó más de cuarenta años de su vida entre las tribus indias a orillas del Amazonas. En el Nuevo Mundo fue altamente valorado, señalándolo el historiador ecuatoriano Octavio Latorre como "gigante entre los gigantes", y en su tierra natal casi desconocido.

Samuel Fritz, como uno de los primeros europeos, navegó a lo largo de todo el curso del Amazonas hasta su desembocadura y confeccionó el primer mapa detallado de éste, el río más largo del mundo, determinando como su fuente el lago Lauricocha, en Los Andes, dato este que fue considerado válido hasta mediados del siglo veinte. En la República Checa el nombre de Samuel Fritz empieza a descubrirse y a conocerse poco a poco.

Samuel Fritz nació en la ciudad de Trutnov, en el extremo nororiental de Bohemia, el 9 de abril de 1654. Desde el fin de la Guerra de los Treinta Años habían transcurrido sólo seis años.

Sobre la niñez de Samuel Fritz no sabemos nada. Tampoco podemos decir con exactitud si era de origen checo o de origen alemán.

Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que en la primavera de 1672, a sus 18 años, se matriculó en la Facultad de Filosofía de Praga. Y un año más tarde se convirtió en miembro de la Compañía de Jesús.

Después de graduarse, Samuel Fritz se fue de Praga a Moravia para enseñar el latín. En 1679 pasó a ser vicerrector del colegio jesuita en Brno. Pero su carrera pedagógica pronto terminó. En 1680 Fritz empezó a estudiar teología en la Universidad de Olomouc.

En el último año de sus estudios decidió partir como misionero para América del Sur. El 3 de junio de 1683 mandó al general de la Orden jesuita en Roma su primera solicitud para ser enviado a Chile. Recibió una respuesta negativa, envió una segunda solicitud y esta vez fue más exitoso. Y en noviembre pudo empezar a prepararse para el largo viaje.

El trayecto llevó a los futuros misioneros primero al puerto de Génova. Fritz llegó el 10 de diciembre. Tuvo que esperar unos días por un barco inglés que lo trasladaría a Sevilla. En España el misionero tuvo que esperar varios meses. Había que pasar por numerosos controles, arreglar asuntos administrativos y estudiar ...

Por fin, el 24 de septiembre de 1684 a las once de la noche la expedición naval española levanta anclas y abandona el puerto de Cádiz. Nunca más Samuel Fritz volvería a ver Europa.

Las condiciones para los viajeros eran desastrosas a pesar del alto coste del viaje. Faltaba agua potable y comida, los viajeros tenían que pasar dos meses en buques repletos antes de desembarcarse en Cartagena, en Colombia. Después de un corto descanso los misioneros abandonaron a mediados de diciembre Cartagena y se dirigieron a Quito, a dos mil kilómetros de distancia caminando primero a lo largo del río Magdalena hasta sus fuentes y luego por los pasos y valles de Los Andes.

A Quito llegaron después de nueve meses, en agosto de 1685. Al recuperarse un poco y reunir todo lo necesario para el trabajo en la misión Samuel Fritz continuó su peregrinación, siendo su destino La Laguna, sede de los superiores de los misioneros jesuitas en la provincia Maynas, situada en el Alto Marañón.

Samuel Fritz fue encargado de la tribu de los Omaguas, una de las etnias más numerosas y temidas en el Amazonas. Los portugueses los denominaban en tono de burla Cambebas o Canga-pevas, o sea "cabezas aplastadas". Los Omaguas tenían una estatura mediana, la piel más oscura que los indígenas montañeses, y eran muy curiosos y parlanchines.

Pero Samuel Fritz no quería conformarse sólo con la labor misionera entre los Omaguas. A principios de 1689 se ocupó también de la tribu de los Yurimaguas que vivían en la desembocadura del Río Negro en el Amazonas.

El aspecto carismático del misionero despertaba interés en todas partes donde aparecía. Según descripciones de la época, Samuel Fritz era muy alto, algunas fuentes indican que medía un metro noventa, era flaco, tenía el pelo rojizo y llevaba barba.

"Algunos me llamaban santo o hijo de Dios, otros me consideraban un Diablo. Algunos, debido a la cruz que llevaba, decían que había venido el patriarca o el mesías, otros afirmaban que era un embajador de Persia. Los negros de Pará pensaban que yo sería su liberador", escribió Fritz en su diario.

Por entonces el Padre Fritz ya estaba muy enfermo pero a pesar de ello no descansaba y realizaba en sus recorridos por el Amazonas mediciones cartográficas. Aparte de un reloj solar disponía sólo de una brújula y de un pequeño hemiciclo de madera.

Pero la enfermedad era cada vez más agobiante y al final Samuel Fritz ya ni podía caminar. Para regresar a su misión no le quedaba ni tiempo ni fuerzas, tuvo que buscar ayuda médica en territorio portugués. Encontró refugio en un colegio jesuita en Pará, ciudad situada en la desembocadura del Amazonas en el Atlántico. Cuando al cabo de dos meses se recuperó de la enfermedad y quiso volver a La Laguna los portugueses le impidieron abandonar la ciudad considerándolo espía.

Transcurrieron dos largos años hasta que Samuel Fritz, en 1691, se vio otra vez libre. Emprendió un camino de regreso largo 5 mil kilómetros. Tras ello, de su misión partió a Lima para pedir audiencia al virrey de España. Atravesó así todo el continente, desde el Atlántico hasta el Pacífico, como uno de los primeros europeos.

En Lima Fritz informó detalladamente al virrey sobre la peligrosa situación existente en Amazonia, en la frontera español-portuguesa, solicitando para las misiones ayuda militar ante los portugueses.

Pero sus advertencias resultaron vanas. Fritz decidió regresar a su misión y en el camino midió con mucho esmero el curso superior del Marañón. Para dar más exactitud a su labor buscó la fuente del Marañón. En mayo de 1693 alcanzó la orilla del lago Lauricocha que señaló como el principio de dicho río y de todo el Amazonas. Este dato figuró en los mapas y manuales geográficos hasta el año 1943.

Al volver a la misión Fritz tuvo que afrontar repetidas veces ataques de los portugueses pero también ataques y rebeliones de los indios. Una vez asaltaron su pueblo los Caumários.

El misionero escribió en su diario: "Al tumulto del combate, de los gritos de mujeres y niños me lancé también yo con la cruz en la mano para luchar con mis protegidos o para morir por ellos. Ordené dejar sonar todas las campanas. Y como chocaron con resistencia, a pesar de que sólo unos pocos Omaguas estaban entonces en el pueblo, y probablemente también debido al tañido de las campanas que hasta entonces no habían escuchado, los Caumários batieron en retirada. Esa noche, todo el pueblo durmió en mi casa a mi alrededor ..."

En 1707 Samuel Fritz volvió a visitar Quito y trajo consigo su mapa del Amazonas. El jesuita Juan de Nárvaez se encargó de reproducirlo en cobre y el mismo año el primer mapa detallado del Amazonas vio la luz. Su copia fue enviada a España al rey Felipe V.

Samuel Fritz pasó la etapa final de su vida en la misión jesuita de Jéberos, en el Alto Marañón. En el pueblo construyó una iglesia y una casa que, a pesar de su enfermedad, adornó él mismo. Es que Samuel Fritz, además de misionero y defensor de los derechos de los indios, era también un hábil constructor y carpintero.

El Padre Samuel Fritz murió en la primavera de 1723 debido a una infección provocada por la pulga Nigua.


En abril de 2000 Kamila Simková Broulová y su marido Vladimír Simek partieron en una expedición tras las huellas del misionero checo Samuel Fritz a orillas del río Amazonas. Fruto de sus investigaciones son varias exposiciones, un documental y un libro. ¿Qué significa para ellos la figura de Samuel Fritz?

"Para mí personalmente significa mucho. Casi siete años nos acompaña a mí y a mi marido porque siete años o más de siete años nos interesamos por su vida y por su obra. En mi opinión el Padre Fritz fue una personalidad muy grande, si se puede decir así. No sólo por su obra cartográfica sino también por sus cualidades humanas. Y puede servir de ejemplo para la gente actual, no es sólo historia. El Padre Samuel Fritz tiene algo que decir también a los que vivimos en este siglo", opina Kamila Simkova.