Canciller ruso inicia nueva era entre Praga y Moscú
Tras una pausa de siete años el viernes pasado Praga dio la bienvenida al jefe de la diplomacia rusa. Igor Ivanov calificó sus últimos viajes por los países del antiguo bloque comunista como el inicio de una nueva etapa de relaciones mutuas.
Pese a que visitas similares suelen ser más bien una cuestión formal, Praga depositó en ella grandes expectativas relacionadas con la "descongelación" de las relaciones con Moscú, que en los años anteriores pasaron por varios momentos críticos. Sus esperanzas, al parecer, se vieron cumplidas. "Iniciamos un nuevo capítulo en las relaciones entre la República Checa y Rusia", subrayó en Praga Igor Ivanov, agregando que la cooperación mutua es de interés no sólo para ambos países, sino también en interés para la estabilidad y seguridad europea.
"Hemos acordado la renovación del diálogo político con el objetivo de mejorar nuestras relaciones en todas las esferas. Esta es la voluntad política de Praga y de Moscú. Tan sólo el diálogo puede crear una atmósfera favorable para la comprensión mutua y desde este punto de vista nuestras conversaciones son sumamente importantes. Hemos discutido sobre cooperación económica, la deuda rusa hacia la República Checa y el déficit de la exportaciones checas a Rusia. Hemos acordado igualmente consultas interministeriales checo-rusas en forma regular", dijo Igor Ivanov.
Las tensiones entre Praga y Moscú se incrementaron después de la integración de la República Checa a las estructuras noratlánticas. Sin embargo, las conversaciones en Praga demostraron que la ampliación de la OTAN por la República Checa ya dejó de representar un obstáculo para el buen desarrollo de las relaciones entre ambos países.
"Las relaciones checo-rusas vieron cierto apagamiento en los últimos años y hemos considerado esta situación fuera de lo normal", resumió el contenido de sus conversaciones con Igor Ivanov el ministro de RR.EE. checo, Jan Kavan. El jefe de la diplomacia rusa se entrevistó en Praga también con el presidente, Václav Havel, y el primer ministro, Milos Zeman.