12 años tras la Revolución de Terciopelo: luces y sombras
La salvaje intervención policial contra una manifestación estudiantil en el centro de Praga desencadenó el 17 de noviembre de 1989 la Revolución de Terciopelo que derrocó el régimen totalitario. Empezó una avalancha de cambios que ha transformado casi todo en la sociedad checa.
Ha cambiado también la estructura de la sociedad, la vida cotidiana, la forma de pasar las vacaciones y el tiempo libre, de hacer las compras y hasta la dieta de los checos ha sufrido cambios.
En la sociedad checa, propensa tradicionalmente al igualitarismo, se agudizaron después de 1989 las diferencias sociales. Durante la época totalitaria, las diferencias entre los ingresos eran insigificantes. Sin embargo, desde 1989 hasta hoy se ha producido una acentuada diferenciación de los ingresos. Mientras que una considerable parte de la sociedad tuvo que ajustarse los cinturones, surgieron los nuevos ricos. Las encuestas sociológicas revelan que tan sólo un 40 por ciento de checos considera justa la nueva estructura de la sociedad checa.
La productividad del trabajo creció tras la Revolución de Terciopelo y los checos trabajan ahora más que en la época comunista. Ya han experimentado que no rendir en el trabajo puede acarrear el despido.
Aumentó el estrés, pero curiosamente, en la década posterior a la Revolución de Terciopelo aumentó también la esperanza de vida: la de los hombres en cuatro años y la de las mujeres, en dos.Ha cambiado el estilo de vida de los checos: hacen las compras en los hipemercados, viajan más en coches: en Praga el número de los coches aumentó en un 90 por ciento.
Durante las vacaciones, los turistas checos invaden las playas de España, Grecia e Italia, mientras que antes de la Revolución de Terciopelo solían viajar a los países del bloque comunista.
De los cambios posteriores a la Revolución de Terciopelo se benefician sobre todo personas emprendedoras y con formación superior. La gente con baja calificación y las personas mayores tienen dificultades para adaptarse a las nuevas condiciones y las encuestas sociológicas revelan que empiezan a sentir cierta nostalgia por el pasado.
Entretanto, para las nuevas generaciones se han abierto en estos 12 años infinitas opciones. Los jóvenes hablan lenguas extranjeras, viajan por el mundo, estudian en el extranjero. Ellos no sienten nostalgia por lo que existió antes de la Revolución de Terciopelo.