Neurocirujanos checos ensayan operaciones en un ordenador
Los médicos del hospital praguense Na Homolce suelen prepararse últimamente a través de las operaciones virtuales para las intervenciones quirúrgicas que realizarán horas después.
Los equipos que utilizan hoy en día los neurocirujanos para entrenarse antes de proceder a las operaciones del cerebro, recuerdan los simuladores en los que se adiestran los astronautas o pilotos de naves supersónicas:
El cirujano mueve ligeramente el escalpelo. Su punta penetra despacio y con precisión en el tejido cerebral y empieza a extirpar un tumor. Pero todavía se trata de una operación virtual. El médico tiene en frente la pantalla de un ordenador con la maqueta de la cabeza del paciente. Puede girarla, estudiar los cortes transversales de la región afectada y seleccionar el tumor. En el modelo tridimensional de la cabeza del paciente tiene la posibilidad de planear cómo llegar al tejido enfermo y ensayar la intervención.
Todo esto se hace con el fin de no dañar los centros nerviosos y disminuir el riesgo de la intervención quirúrgica en algo tan delicado e inestimable como lo es el cerebro. ¿Cómo se obtiene la maqueta de la cabeza de un paciente concreto, cómo se introduce en el ordenador para que el médico pueda entrenar la futura intervención en el cerebro?
Con ayuda de sofisticados equipos los médicos pueden determinar con una precisión de décimas de milímetro la ubicación en el cerebro de un tumor o de un vaso dañado. Antes de ser intervenido, el paciente se somete a un chequeo con resonancia magnética. Puede ser chequeado también con un tomógrafo que se presta para la obtención de imágenes de tejidos duros, como son los huesos.
Las tomas se colocan en el ordenador que crea a partir de ellas una imagen completa y tridimensional de la cabeza del paciente.Y si alguien tuviera dudas acerca de la precisión de la maqueta virtual, los especialistas del hospital praguense Na Homolce explican que el ordenador procesa centenares de tomas. Es como si la cabeza del paciente fuera cortada en rodajas y el grueso de cada una de ellas sería de un milímetro.
La maqueta es perfecta porque además de la imagen de los tejidos blandos y duros de la cabeza del paciente, en ella está representada también la red de vasos sanguíneos cerebrales. La tomografía de positrones permite obtener imágenes de los procesos metabólicos en el cerebro.
Disponer de una maqueta virtual de la cabeza del paciente facilita las propias intervenciones quirúgicas. Gracias a las cámara infrarrojas que captan el más mínimo movimiento del bisturí y de otro instrumental quirúrgico, el cirujano puede verificar en una pantalla dónde se encuentra en dado momento el instrumento quirúrgico. En la maqueta virtual se ve como una pequeña cruz. Ya que el cirujano actúa con la máxima precisión, ello permite perforar en el cráneo un orificio muy pequeño. Por eso se habla hoy en día de la neurocirugía a través del ojo de la cerradura.
El Dr. Vladimír Dbalý del Departamento de Neurocirugía del hospital praguense Na Homolce resume en los siguientes términos los adelantos de la neurocirujía :
"Mientras que antes de la Segunda Guerra Mundial la mortalidad posoperatoria superaba a menudo el 50 por ciento, hoy en día en los centros punteros es inferior al 2 por ciento."