Medicina alternativa- 2nda parte
El padre Frantisek Ferda, una figura legendaria entre los sanadores checos...
Frantisek Ferda fue ordenado sacerdote en 1939. En 1951, tres años después de la toma del poder por el Partido Comunista, fue encarcelado como decenas de otros sacerdotes. Como preso conoció las minas de uranio de Jáchymov, en Bohemia, y los penales de Leopoldov y Bory.
Y precisamente entre rejas descubrió Frantisek Ferda sus extraordinarias dotes para diagnosticar y curar enfermedades. Tras ser puesto en libertad, en 1960, a Frantisek Ferda no le quedó otra posibilidad para ganarse el pan que transportar barriles en la cervecería de Pilsen. A las actividades pastorales pudo regresar tan sólo al cabo de 18 años.En esa época ya se dedicaba a su segunda misión: la de sanador.
El padre Ferda establecía sus acertados diagnósticos mirando a los ojos del paciente y a veces viendo solamente su foto. El sanador lo explicaba en los siguientes términos:
"Tengo la sensación de como si yo proyectara un rayo de color verde que avanza, zigzaguea rápidamente y de repente se detiene. Así se produce mi comunicación con el paciente," explicaba el padre Ferda su específico método diagnóstico.
El sanador Frantisek Ferda que era también herbolario, utilizaba para el tratamiento muchas plantas. Afirmaba, por ejemplo, que un emplasto de rábano picante es más eficaz para curar una pulmonía que una dosis de penicilina.
El tratamiento del padre Ferda curaba las enfemedades y dolencias y frente a su piso se formaban largas colas de pacientes muchos de los cuales esperaban al sanador desde las cuatro de la madrugada. En la calle donde residía el padre Ferda estacionaban frecuentemente también coches Tatra 613 en los que venían dirigentes del Partido Comunista.
A pesar de ser ateos, al tratarse de la salud, los ministros comunistas no vacilaban en consultar al sacerdote dotado de una prodigiosa capacidad de curar. Llegaron hasta proponerle que colaborara con el llamado SANOPZ, centro de salud privilegiado donde recibían asistencia médica los dirigentes del Partido Comunista y miembros del Gobierno. Frantisek Ferda declinó la oferta.
Hay decenas de testigos presenciales de exitosas curas y de acertados diagnósticos realizados por el padre Ferda. Muchos episodios revelan sus singulares dotes.
Un funcionario comunista padecía graves problemas de salud de manera que decidió consultar al padre Ferda. Al llegar a la puerta del piso del sanador, tuvo un momento de vacilación y desistió de ello, enviando al consultorio a su chófer. El célebre sanador echó una rápida mirada al presunto paciente y dijo: "No sé qué está buscando aquí Ud., pero al señor que le está esperando en el coche está a punto de reventarle la úlcera. Y Ud, dijo el sanador al atónito chófer, Ud. debería regresar sin demora a la casa ya que su hijo acaba de fracturarse una pierna." Y como en muchos otros casos, también esa vez el sanador acertó.