No he visto una mariposa por aquí
En el año 1993 el Museo Judío de Praga editó la poesía y los dibujos de los niños de Terezín bajo el título "No he visto una mariposa por aquí". Cinco años más tarde, la fotógrafa argentina Rosa Revsin se encontró con el libro durante su primera visita a la capital checa.
El autor de estas palabras pereció en el campo de concentración de Terezín. Fue uno de los más de 155 mil prisioneros judíos internados entre noviembre de 1941 y mayo de 1945 en esta antigua ciudad-fortaleza construida en Bohemia del Norte a finales del siglo XVIII. Fue uno de los niños que no sobrevivieron la barbarie nazi.
En el año 1993 el Museo Judío de Praga editó la poesía y los dibujos de los niños de Terezín bajo el título "No he visto una mariposa por aquí". Cinco años más tarde, la fotógrafa argentina Rosa Revsin se encontró con el libro durante su primera visita a la capital checa.
"El impacto fue inmenso, me compré la edición inglesa en el Museo, me la llevé a casa. Y siempre los poemas fueron un tesoro para mí, aunque ya estaban como arropados, digamos, en mi biblioteca. El comentario de mi hijo, sin embargo, hizo que la memoria volviera y yo me precipitara a la biblioteca a encontrar estos poemas, que son infinitos".El hijo de Rosa Revsin vio las fotografías en blanco y negro que su madre preparaba para un proyecto que se llamaba "Objetos encontrados". La foto, que captaba frascos de esmalte le recordó el campo de concentración de Bergen-Belsen.
Este fue el impulso que dio inicio a la exposición inspirada por la poesía de los niños judíos de Terezín y titulada "No he visto una mariposa por aquí".
"Yo me puse a investigar. Esto tardó meses y meses. Cuando consideré que podía abordar el trabajo, me dije a mí misma, bueno, aquellas fotos que desde mi sinceridad, porque esto es subjetivo, se encuentren con los poemas o los poemas se encuentren con las fotos, sin ninguna intención de explicación por supuesto, ¿serán admitidas? El otro gran problema que realmente me trajo sufrimiento fue que yo me preguntaba si tenía derecho a utilizar frascos de esmalte, patas de cerdo, muñecas, elementos de utilería, pescados etc. para hablar de esta tragedia. Eso me llevó muchísimo más tiempo todavía. Hasta que alguien me ayudó a descubrir que yo estaba mirando con la mirada de los perpetradores que han transformado todo en cosas".La fotógrafa bonaerense dedicó su exposición, que se ha estrenado en el Museo Judío de Praga, a dos mujeres. La primera de ellas es Friedl Dicker-Brandeis, artista judía graduada de la escuela superior de diseño Bauhaus en Weimar, Alemania, que enseñó a los centenares de niños en el campo de concentración de Terezín el arte. Pereció en el año 1944 en Auschwitz.
"Cuando llegó el turno, o sea llegó el tren de la muerte para ella, ella recoge más de cinco mil dibujos y poemas, los esconde en dos valijas y las valijas las deja debajo de un camastro. Diez años después fueron encontradas estas dos valijas. Esto pudo ser también porque cuando Friedl es enviada al campo de exterminio ya estaba llegando el principio del fin. Si Terezín no hubiera sido abandonado como fuese abandonado esas valijas se hubieran quemado".La otra mujer es Erika Blumgrund, que sobrevivió a Terezín y desde los años 50 vive en Buenos Aires.
"Tiene más de 80 años, habla seis idiomas, todavía da clases de gimnasia y está estudiando italiano para traducir su propia obra también al italiano. Yo tenía la intención de traer los poemas de ella. Hay un poema en donde ella dice que le agradece a la vida haber podido sobrevivir, reencontrarse con su novio de los 14 años, haberse casado, sus hijos, sus nietos, su profesión y todo, pero que no duerme, ella no duerme porque le resuena permanentemente en la cabeza el ruido del tren de la muerte".
En la inauguración de la exposición en Praga, esperó a Rosa Revsin otro encuentro conmovedor. Llegó Alena Synková, una de las niñas judías que fue internada en el campo de concentración de Terezín desde diciembre de 1942 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial."Escribía los poemas siempre en los momentos en que sentía mucha añoranza por Praga e intentaba acallar el miedo eterno de lo que iba a suceder", indicó Alena Synková.
Uno de los poemas se lo dedicó Alena Synková a su amiga Olga, que se había quedado en casa. "Representaba para mí la esperanza de que volviéramos a vernos y de que yo regresara, que sobreviviera", explicó Alena Synková sobre el nacimiento del poema en el que habla de un viaje a Marruecos.
"Fue un símbolo de que yo anhelaba algo libre y distante. Le puse el nombre de este país sin saber mucho de la geografía, porque cuando llegaron los nazis, nos echaron de la escuela", dijo Alena Synková.
"Mientras que los dibujos están llenos de vida, en los poemas se refleja el horror, el miedo y la conciencia del final mezclada con la esperanza", opinó Rosa Revsin. La única manera de cómo acercarse a la tragedia de los niños de Terezín fue la metáfora, porque ¿quién se puede atrever a representar lo irrepresentable?"Lo que sí creo y estoy convencida es de que aunque es irrepresentable, tenemos que hablar siempre de esto. No sé de qué manera, si bien o mal, correctamente, no correctamente, pero creo que tenemos que contribuir a la memoria, porque esto no es un problema judío. Esto es un problema de la humanidad. Este es uno de los inmensos crímenes contra la humanidad, pues es una deuda inmensa que tenemos el planeta completo. Yo lo digo desde el humanismo, no lo digo como judía".
El día de la liberación se hallaron en Terezín unos 1600 menores de 15 años. De los 7 590 niños transportados antes del fin de la Guerra a Auschwitz sobrevivieron 142.
La exposición "No he visto una mariposa por aquí" permanecerá en el Museo Judío de Praga hasta finales de octubre y luego se trasladará a Buenos Aires.
Poemas de Terezín Me gustaría ir sola donde haya otra gente mejor, algún lugar desconocido donde ninguno mata al otro. Quizá muchos de nosotros, quizás mil con fuerza lograremos esta meta y no demasiado tarde. Yo permanezco en un rincón y me asomo a la ventana donde el corazón es matado por el corazón. Las sombras del Hades descansan sobre las camas y uno de esos pobres idiotas levantó una mano diciendo madre, madre ven, ven a jugar conmigo, nosotros nos besaremos y hablaremos, nosotros juntos. (Hanus Hachenburg) |