Navidad en la ciudad del vino Valtice

Bienvenidos a este programa especial de Radio Praga que hemos preparado para Uds. para el Día de Navidad. Podrán vivir la atmósfera navideña en la ciudad del vino Valtice, en Moravia del Sur. Visitaremos la iglesia de la Asunción de la Virgen María donde el coro mixto de Valtice ensayó cantos para la misa de gallo y les hablaremos de las tradiciones navideñas de antaño.

Los tonos de "La Noche de Paz", el villancico tradicional quizá más popular en el mundo saludó a todos los que esta Nochebuena se dirigieron a través de la espaciosa plaza central de Valtice, a la misa de gallo celebrada en la iglesia de la Asunción de la Virgen María.

El coro mixto de Valtice prepara siempre para las fiestas del Nacimiento de Jesús un programa especial para ampliar su horizonte musical, así como el de los que asisten a su concierto, sostienen sus integrantes.

Teníamos curiosidad por conocer qué ofrecerían estos aficionados entusiastas al público de Valtice para esta Navidad. El director del coro Milan Kolár nos invitó al primer ensayo que tuvo lugar en el coro de la iglesia, el cual estuvo acompañado por órgano.

"En los 16 años que existe nuestro coro venimos ensayando cinco misas. Esta vez hemos elegido la Primera Misa de Villancicos del compositor y profesor de música Jaroslav Ocenásek para no cantar cada año la famosa Misa Navideña de Jakub Jan Ryba. La misa de Ocenásek fue compuesta en Brno en 1935 en honor al Niño Jesús de Praga".

Los miembros del coro mixto de Valtice se reúnen todos los lunes a lo largo de todo el año con excepción de los dos meses de vacaciones veraniegas. Debieron superar una gran crisis cuando cinco de sus solistas decidieron cambiarse al coro de la vecina ciudad de Mikulov, y ahora luchan con la falta de voces masculinas.

Su repertorio se inspira en las regiones cercanas de Podluzí y Moravia Eslovaca debido a que la ciudad de Valtice no tiene su propia música folklórica. Después de ser expulsados de la ciudad los habitantes de habla alemana tras la Segunda Guerra Mundial y con la llegada de nuevos pobladores de Valaquia, Moravia Eslovaca, Eslovaquia y otros rincones del país, se formó en Valtice una sociedad muy variada.

A veces trae las partituras algún miembro del coro, como fue en el caso del villancico "Noche Santa", según nos aclaró Václav Dlouhý.

"Soy de Moravia Eslovaca, de la ciudad de Kyjov, pero antes de mudarme a Valtice, viví 30 años en Ostrava, en el norte de Moravia. Allí cantaba en la iglesia en un coro infantil. Un día nuestro maestro, el señor Broz, trajo esta canción que había encontrado no sé dónde. Me llevé las notas a Valtice y más tarde las pasé al señor Kolár. ´La Noche Santa´ cosechó un gran éxito porque tiene una melodía atractiva".

El director del coro de Valtice, Milan Kolár, fue maestro de música en la escuela local. Durante 30 años dirigió coros infantiles y también fundó un coro femenino.

"Después de la Revolución de Terciopelo reinó mucho entusiasmo, otra vez podíamos cantar libremente misas, porque antes nos reprochaban que servíamos a los curas. Pues, nos dijimos cantemos la Misa de Ryba en la Navidad. Después de la Navidad continuamos y espero que sigamos".

Así espera también el señor Václav Dlouhý.

"Todo dependerá del señor Kolár, que da al coro el tilín y por el momento no tiene un sucesor. Es un Maestro con eme mayúscula".


Lubos Velecký
Nos despedimos de los miembros del coro mixto de Valtice, pero su canto nos seguirá acompañando.

Pero antes de abandonar definitivamente la majestuosa iglesia barroca de la Asunción de la Virgen - para que puedan hacerse una idea la iglesia tiene 48 metros de largo, 25 metros de ancho y la cúpula se encuentra a una altura de 36 metros - podríamos decir a nuestros oyentes algo sobre el órgano que acompañó a los cantantes durante el ensayo.

Invitamos al micrófono a la persona que mejor lo sabe, al sacristán de Valtice, Lubos Velecký.

"El instrumento es obra del organista y constructor de órganos austríaco Johann Haenke. Las cajas de los órganos que Haenke realizó en Austria suelen estar decoradas. La nuestra no está tan decorada, pero se ha logrado conservar la caja de música original. El órgano fue restaurado en los años 90, así que los visitantes pueden escucharlo, por ejemplo, cuando se celebra en Valtice el festival de música ´Verano barroco palaciego´ o la Escuela de Música Antigua. El año próximo habrá un concierto en el marco del festival Concentus Moraviae, este año ha tocado aquí el maestro flamenco Verdin".


Al lado de la iglesia de la Asunción de la Virgen María se encuentran el Museo Municipal y el centro de información, en cuya sala la Asociación de Museos de Valtice organiza desde hace varios años una exposición navideña que permite al visitante viajar en el tiempo y seguir de cerca los preparativos para las fiestas de nuestros antepasados.

Lada Rakovská nos explicó que cada año la exposición se centra en un tema diferente.

"Esta vez queríamos mostrar cómo los pintores reflejaron en sus obras el Nacimiento de Jesucristo en la época del barroco y el renacimiento. Conseguimos copias de estas pinturas y las colgamos en un nicho que hay en esta sala antigua. Otras las colocamos en el fragmento de un altar neogótico que tenemos en las colecciones de nuestro museo. Poca gente tiene tiempo para consultar literatura especializada. Así que de esta manera queríamos que conocieran estas obras".

El año pasado los organizadores expusieron el Nacimiento de la iglesia de Valtice de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, procedente de principios del siglo XIX. Este año lo recordaron por lo menos en una tarjeta navideña que pueden mandar a sus prójimos.

"El belén no está completo, ya que las sacristías en las iglesias son húmedas y los pesebres no se han conservado. En Moravia nunca ha habido muchos nacimientos. Valtice es una de las excepciones, quizá porque perteneció a Austria hasta 1918".

La tradición de colocar un pesebre en la iglesia fue aportada a las tierras checas por los jesuitas en 1562. Antes se ponía heno o paja en el suelo, símbolo de que Jesucristo nació en un establo.

La construcción de nacimientos en las iglesias fue prohibida por el ilustre emperador José II. Los belenes desaparecieron de los lugares sagrados, pero no de las almas humanas. Su fabricación se trasladó a los hogares. Sin quererlo, José II fomentó la tradición de la creación de pesebres en las tierras checas, que se prolonga hasta estos días.

Pesebre del señor Vanek
Valtice actualmente ostenta la obra de uno de sus ciudadanos, el señor Vanek, un pesebre constituido por figuras de masa para modelar, madera y cuero. Otro pesebre semejante lo posee la diva operística Eva Urbanová. No es una casualidad que las figuritas recuerdan los protagonistas de la película de títeres "Luciérnagas", de Jirí Trnka. De su realización se encargó entonces el padre del señor Vanek.

La costumbre de adornar un arbolito navideño llegó a las tierras checas desde Alemania, de la región cercana al río Rin. Anteriormente, se colgaba sobre la mesa un ramo que se adornaba con manzanas y nueces a los que se fueron agregando con el tiempo adornos de paja, indicó Lada Rakovská.

"Posteriormente empezaron a colgarse las coronas del arbolito que se decoraban o no, dependía de la tradición familiar. Luego el arbolito se colocó sobre el suelo sustituyendo a los nacimientos, ya que originalmente los regalos se colocaban junto al belén".

Desde finales del siglo XIX no podían faltar en el arbolito navideño checo decoraciones de cristal. Las más antiguas proceden de los años 80 y 90 del siglo antepasado. Ruedecillas de papel se cubrían con pegamento sobre el cual se ponían granzas de vidrio que se pintaban.

Al preparar la exposición en el centro de información de Valtice, Lada Rakovská visitó la fábrica en Horní Bradlo, en Bohemia del Norte, donde se producen adornos navideños de cristal modernos y se exportan al exterior.

 Lada Rakovská
"Me llamó la atención un encargo para EE.UU., adornos de cristal en forma de un mono o Santa Claus. Al comprar los adornos tenía miedo de que se me rompieran durante el viaje, porque Horní Bradlo queda bastante lejos de Valtice y estas decoraciones siempre han sido muy frágiles. Pero la señora que me las vendió me aseguró que no debía preocuparme en absoluto. Me explicó que la fábrica tiene contratos millonarios con Inglaterra y EE. UU. Cuando viene el cliente, mira la producción embalada que está preparada en cajas y de cada una escoge alguna mercancía. Pone los adornos en una caja vacía, la ata y la lanza al suelo. Si al abrir la caja algo está roto, cancela el negocio".

Los ojos radiantes de los niños cuando encuentran bajo el arbolito navideño su deseo cumplido es el mejor regalo de Navidad de los padres, ya sean los de hoy o los de ayer. Entre los obsequios favoritos de los niños a finales del siglo XIX figuraban muñecas y teatros de marionetas en miniatura. La gente no se regalaba coches y esquís como hoy. Muchas veces eran cosas pequeñas que alegraban a quien les recibía, por ejemplo, dulces envueltos en saquitos decorados.

o "Hoy se critica que la Navidad es un comercio. Pero, siendo sinceros, siempre ha sido así incluso ya en el medioevo. Durante las fiestas navideñas se vendía la mayor cantidad de mercancía, por ello, mostramos en nuestra exposición las balanzas históricas. También se decoraban los escaparates. Al fondo pueden ver papel de crepé con angelitos de la época de entreguerras y etiquetas con el precio y la imagen de San Nicolás tocando acordeón".

Una de las típicas costumbres relacionadas con la Navidad checa - la preparación de las típicas galletas de Navidad - es más joven de lo que pensaríamos, señaló Lada Rakovská de la Asociación de Museos de Valtice.

"En el campo no se cocía al horno. Las frutas secas sustituían las galletas navideñas actuales. De postre se acostumbraba servir papilla que se preparaba de diferentes tipos de trigo, granos de mijo o copos de avena, y se agregaban manzanas, peras o ciruelas secas después de ser cocidas. La papilla era una delicia. En la vecina aldea de Ladná se hacía un tipo de salsa espesa llamada ´mrña´. Se preparaba cociendo la fruta en una olla grande y se comía durante toda la Navidad. Era muy rica".

En la mesa de Navidad no podía faltar nada de lo que se había cosechado ese año para que también la cosecha siguiente fuera buena, creían nuestros antepasados campesinos.

Los empleados del príncipe Liechtenstein
La cena de Nochebuena empezaba con una oración y la lectura de la Biblia que corría a cargo del amo de la granja. Luego se empezaba a comer. Primero el pan que simbolizaba el alimento básico, seguidamente una sopa de lentejas o guisantes, y como el plato principal, generalmente, patatas que acompañaban la carne de animales criados en la granja. La carpa, que cenamos los checos con tanto gusto hoy, no era muy frecuente, explicó Lada Rakovská.

"Podemos decir que Valtice era una excepción, porque aquí gobernaba la estirpe noble de los Liechtenstein que criaban peces y los suministraban al mercado de Viena. Entonces, había suficiente pescado en esta región. Todos los empleados del príncipe Liechtenstein recibían una carpa para la cena de Nochebuena".

Los Liechtenstein eran buenos patrones. No sólo regalaban a sus empleados una carpa para la cena navideña, sino también invitaban a sus hijos a una colación que se celebraba el día de San Nicolás y de Navidad en el palacio de Lednice, que era la residencia veraniega de los Liechtenstein, o en el palacio de Valtice, su sede de invierno.

Pero volvamos todavía al hogar más modesto de los campesinos. Después de la cena de Nochebuena el amo de la granja iba con una linterna a dar a comer a los caballos y a los árboles, mientras que su esposa se encargaba de las vacas y las gallinas. Los granos se colocaban dentro en un círculo para que las gallinas no pusieran los huevos fuera del nido el próximo año.

Por cierto, nuestros antepasados eran muy supersticiosos. En Navidades no se podía barrer el suelo, porque la gente creía que durante la Noche Santa regresaban a casa las almas de los muertos, y si un alma resultaba herida con la escoba, se vengaría.

También estaba prohibido tejer porque no habría cosecha de lino y cáñamo. Y no se podía coser para que el dedo no se hinchara.

En la mesa de Nochebuena nadie podía sentarse frente a la puerta que daba a la calle o moriría al cabo de un año. El ama de casa no podía levantarse de la mesa para que la gallina clueca se echara sobre los huevos para empollarlos.

En el jardín no se podía clavar nada en la tierra o moverla para que no se enfadara y brindara la cosecha.

"Muchas costumbres que se mantenían en el campo no eran de origen religioso, sino pagano. Las prohibiciones convenían a la Iglesia aunque no lo reconocía porque era necesario que la gente se dedicara a actividades espirituales el día de Nochebuena y no trabajara".

Lada Rakovská, de la Asociación de Museos de Valtice, concluyó su relato sobre las tradiciones navideñas de antaño citando de un tratado de la Edad Media cuyo autor es el benedictino Jan de Holesov.

"Ningún amo de casa es tan pobre para no poder preparar a su familia ese día una Nochebuena o sea una noche generosa. Si no puede más, hace por lo menos luz en su habitación. Esa noche la gente honesta abría hasta el tejado de sus casas para que los necesitados pudieran entrar y recibir comida. Su generosidad la mostraban no sólo a las personas, sino también al ganado. El ganado recibía más alimentos que en otros días".

Foto: Martina Schneibergova