Los checos y las drogas

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Miles de jóvenes de la República Checa esperan con ansias la llegada de cada viernes, pero no precisamente para poder practicar algún tipo de turismo ni deportes. Su deseo es irse de fiesta, aunque no para bailar sino para drogarse. De ese alarmante fenómeno hablaremos hoy.

"A medianoche empezamos", es el lema de los jóvenes asiduos a clubes y discotecas para el ritual de fin de semana: la ingestión de tabletas de éxtasis. Con ellas desaparecerán todas las inhibiciones... pero a un precio muy caro: el de la propia vida.

La República Checa hace tiempo que dejó de ser un país "de tránsito" de la droga, para convertirse en país "de destino". Y las estadísticas resultantes son más que descorazonadoras: en los últimos siete años se ha triplicado el número de jóvenes drogadictos en la República Checa, en particular el número de estudiantes de secundaria que experimentan con drogas duras tales como la pervitina y la heroína.

En un sondeo realizado el año pasado por el Instituto de Higiene y Epidemiología entre jóvenes checos de 14 a 19 años, el 47,6 por ciento de los encuestados afirmó tener experiencias con alguna droga blanda o dura, aunque las más "populares" entre los adictos resultaron ser la marihuana y el hachís.

De sus experiencias con la droga nos habla Martín, de 18 años, estudiante de secundaria. Según diera a conocer el Ministerio de Interior checo, las instituciones sanitarias tienen registrados a más de 4 mil drogadictos. A pesar de que las estadísticas reflejan que la edad a la que el adolescente checo empieza a probar drogas ha disminuido a 15 años, más de 200 familias necesitaron el año pasado los servicios del centro terapéutico praguense Triangl, único que en la República Checa ayuda desde 1998 a los drogadictos con edades comprendidas entre los 10 y los 15 años.

Mucho se ha hecho y se está haciendo por disminuir la drogadicción en este país, que en esa lucha han mancomunado esfuerzos, políticos, legisladores, policías y médicos. Pero más que la mejor de las instituciones, lo que verdaderamente ayuda a combatir la drogadicción " y, mejor aún, a evitarla- es la familia, no cabe duda. Markéta, estudiante de secundaria, de 17 años, nos ha confirmado esa opinión.

Autor: Mónica Villegas Gallego
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