Los checos son muy, muy sinceros
El idioma abre la puerta a un país y a la gente que lo habita. Esta es una verdad conocida, y lo confirma asimismo nuestro entrevistado de hoy, Axel Barra, de México, que vive en la República Checa desde hace trece años. Según nos reveló, empezó a comunicarse en checo después de unos tres meses de estancia en el país.
"Sí, me pareció muy difícil. Hablaba francés e inglés, y esperaba que el tercer idioma, como todos decían, iba a ser más fácil. Pero resultó que el tercer idioma fue el más difícil de todos. Tardé mucho en aprender".
¿Qué es lo más difícil del checo?
"Creo que en general, para los hispanoparlantes, son las declinaciones. Yo no entendía al principio por qué se usaban las declinaciones. Empecé a comprenderlo al asociarlo con el español o con otros idiomas, pero me costó trabajo".
¿Tienes amigos checos?
"Sí, tengo muchos amigos checos. Creo que tengo ya más amigos aquí en la República Checa que en México. Creo que son muy, muy diferentes a los mexicanos".
¿En qué son diferentes?
"Aquí es muy difícil hacer amigos. Fue el primer día de clase donde vi la gran diferencia. En México, en la universidad, el primer día de clase, al finalizar los cursos, alguien cerró la puerta y dijo: ¿Adónde vamos todos? Que nadie salga hasta que diga adónde vamos, si vamos a celebrar o algo así ... Y todo el mundo nos fuimos a divertir. En cambio aquí, el primer día de clase en CVUT (la Universidad Técnica de Praga), yo me esperaba que iba a ser así, que vamos a ir a una actividad a conversar y a platicar, pero todo el mundo se levantó y se empezaron a ir. Yo preguntando adónde van. Como no entendía bien el checo todavía, pensé que ellos se pusieron de acuerdo para irse solos a caminar y nadie me invitó. Después me enteré de que no. Cuando pregunté adónde fueron el viernes, me dijeron que a ningún lado. Entonces, yo diría que a mí me tardó casi un año en tener amigos. Pero los checos son muy, muy sinceros. Les tarda mucho crear la amistad, pero una vez que la crean puedes estar seguro de que es una amistad muy sólida".
¿Qué es lo que más aprecias de los checos, hablando de que son sinceros...?
"La sinceridad y la honestidad. La honestidad ... a veces me parece que los checos siguen demasiado las reglas. Te doy un ejemplo. Si en México un buen amigo me pide cinco pesos, unas veinte coronas, para comprarse algo se los doy, y nunca espero que me los vaya a devolver. Ni espero, ni me los devuelve. ¿Por qué? Pues porque es poco dinero, y es más una cuestión de amistad, tú lo haces porque quieres, es la oportunidad de darle un regalo a tu amigo. En cambio aquí, cuando estoy en el trabajo, es increíble que la gente venga y me diga: ¿Me prestas dos coronas, que me faltan para el café? Les digo: Bueno, tengo cinco, aquí están. No, no, no, nada más dos. Bueno, OK, cinco. Compran el café, en dos horas regresan y me devuelven esas cinco coronas. Muchos amigos míos dicen: Es que entre amigos, las reglas claras, ¿no?"
¿Echas de menos algo de tu vida en México?
"Muchas cosas. Principalmente la comida. La comida es muy diferente. La comida mexicana es bastante fuerte y es muy rica. Para los mexicanos en el extranjero, por ejemplo...para mí aquí la comida no es mala, es buena, pero le falta un poco de sabor. La mexicana es muy elaborada. Por ejemplo, el arroz. Aquí sirven arroz blanco. En México nunca te servirán arroz blanco, siempre es con un poco de tomate, con más especias".
¿Qué hábitos o costumbres has adquirido de los checos?
"Yo creo o espero que haya aprendido planear un poco más las cosas. En México la gente es mucho más espontánea".