Los ancianos son los que más comparten noticias falsas
Cada vez más ancianos checos consumen y comparten noticias falsas. Un reciente estudio sostiene que más del 60% no confía en los medios de comunicación tradicionales.
Los bulos, esas informaciones falsas que aparentan ser verdaderas, han encontrado un nuevo canal de distribución masiva en Chequia. Un estudio sobre la confianza en los medios de comunicación indica que las personas mayores de 60 años dan preferencia a las informaciones fuera de los canales tradicionales, como la radio y la televisión.
En la práctica esto significa que muchos adultos mayores se han convertido en grandes consumidores y distribuidores masivos de bulos. En algunos casos han llegado a superar a sectores más jóvenes de la sociedad.
Un momento clave se notó a partir de la pandemia de coronavirus. Ante la gran cantidad de informaciones sobre el COVID-19, los mayores se inclinaron a creer en lo que les decían sus familiares y amigos, y no en las informaciones de sus médicos y expertos en la materia.
Con el propósito de ayudar a los adultos mayores, que en muchos casos viven solos, han surgido en el país varias organizaciones, como por ejemplo Maltezská pomoc. Su director Jiří Juda dijo a la Televisión Checa que los mayores necesitan orientarse en lo que ocurre en su alrededor inmediato, en el país y en el mundo.
“Es necesario ayudar a los adultos mayores para que pierdan el miedo. Tuvimos en nuestro círculo a personas que durante un año no salieron de casa por temor a lo que ocurre”.
Además de las informaciones de la radio y la televisión, reciben mensajes en correos electrónicos, visitan páginas de internet y de las redes sociales.
Las personas más amenazadas por las campañas de desinformación son las que se encuentran entre los 70 y 80 años. Pavel Novák, experto en temas de comunicación, dijo a la Televisión Checa que la cadena de informaciones falsas surge de una manera muy sencilla.
“Los adultos mayores son más propensos a creer en las informaciones falsas que reciben. En caso de tratarse de un bulo que, sin saberlo, se lo envía un amigo, consideran que la información es veraz”.
No dudan en reenviar el mensaje a otros amigos y familiares, y la cadena con una información falsa toma vida propia en el espacio digital.
Consultados sobre los riesgos y beneficios de las vacunas contra el COVID-19, el 50% de los ancianos consultados respondió que no tenían una opinión definida, que simplemente no sabían qué pensar.
En un intento por proteger a los mayores adultos y ofrecerles instrumentos de orientación, la organización Elpida prepara cursillos de internet, según dijo a la Televisión Checa Václav Králik, uno de los instructores.
“En nuestros cursos se explica que es necesario consultar más de una fuente, a no repetir las contraseñas y a reconocer los correos falsos”.
A pesar de que se trata de cursillos elementales de unas 10 horas, sirven para que los adultos mayores pierdan el miedo a las nuevas tecnologías, distingan qué tipo de informaciones pueden ser falsas y perjudiciales, al tiempo que de manera segura pueden estar en contacto con sus amigos y familiares. Aprenden a sacar mayor provecho a los teléfonos móviles y a las tabletas.
De acuerdo con informaciones de la compañía Ami Comunications los adultos mayores confían sobremanera en sus familiares y amigos, pero no tanto en los médicos de cabecera y aún menos en los informes de los expertos, que resultan para ellos de difícil comprensión.
Los expertos coinciden en que debido a que la mayoría de las personas mayores no asiste a los cursillos de preparación, la distribución de informaciones falsas entre los miembros de este sector de la sociedad checa no desaparecerá muy pronto.