Las pequeñas cervecerías checas cada vez tienen más peso en el mercado
Los checos apuestan cada vez más por las cervezas elaboradas en pequeñas fábricas repartidas por toda Chequia que, año a año, ganan mayor influencia en el mercado del país.
Las cervezas que salen de estos pequeños negocios han dejado de estar a la sombra de las típicas Pilsen, Budvar o Gambrinus para resurgir en el mercado con más fuerza que nunca y es que hay cerca de 1.000 cervecerías caseras en la República Checa (aunque tan solo una cuarta parte tenga un hueco en el mercado).
El auge del cosumo de marcas desconocidas se debe, en parte, a las nuevas generaciones checas que buscan experimentar con sabores distintos y no dudan en pagar más por deleitarse con una cerveza diferente. En este sentido, las pequeñas cervecerías, al contrarío que las grandes, son flexibles y pueden arriesgarse a producir nuevos tipos de esta bebida.
Las tiendas especializadas en cerveza, por su parte, juegan un papel importante ya que cada vez son más abundantes en las calles checas. En ellas podemos encontrar cervezas fabricadas con las recetas más vetustas o más innovadoras, que contienen particulas de oro, entre otras. El arte de hacer cerveza se ha convertido en una alquimia y los gustos estrictamente conservadores no tienen hueco en este nuevo concepto.
El director de la Asociación Checo-Morava de Pequeñas Cervecerías, Jan Šurán opina que el auge de esta industria se debe a que la gente está en contra de la producción en masa y la globalización por lo que cada vez apoya más al pequeño comercio.
Mientras que en el pasado las grandes marcas no tomaban en serio la competencia que suponían estas pequeñas fábricas de cerveza, hoy en día, la situación ha cambiado y es que, aunque tan solo supogan un uno por ciento del mercado, están en pleno florecimiento y traen consigo nuevas y experimentales tendencias a un país lleno de amantes de la cerveza.
