Las empresas familiares checas se imponen ante la recesión, pero su traspaso empieza a ser un problema
Las empresas familiares tienen una gran tradición en la República Checa, pero a la vez conservan una historia difícil como consecuencia de las varias víctimas que hubo durante los conflictos transcurridos en el siglo XX. Durante aquellos años hubo una oleada de nuevas firmas, pero ahora muchas de ellas se enfrentan a la duda de cómo afrontar el traspaso de la empresa hacia las próximas generaciones.
El año pasado la empresa obtuvo un beneficio de entre 40 millones y 1,1 billones de coronas, el segundo año consecutivo que ha superado la marca de los mil millones. Para este año se espera, como mínimo, igualar el resultado y obtener beneficios de nuevo.
Sin embargo, Pleas es un caso excepcional porque todavía está prosperando en el sector textil cuando en los últimos 20 años se ha producido una oleada de cierres de empresas. No obstante, la historia de la empresa no ha sido fácil, puesto que desde su creación ha pasado por varias manos y actualmente la compañía ha sido traspasada a la multinacional israelí Delta Galil.
La transformación de Pleas no es un caso singular en los negocios de la República Checa. Prueba de ello es que me mientras que las empresas familiares representan alrededor del 80% en toda Europa, en la República Checa el porcentaje es tan sólo del 25%.Aun así, la solidez de las empresas familiares ayudó a afrontar la crisis económica a las compañías checas que siguen este modelo y alrededor de la mitad están ahora esperando tiempos más prósperos. Tan sólo el 10% prevé un descenso en su rendimiento.
Por otra parte, las encuestas internacionales han subrayado que la sucesión de las empresas es el eslabón más débil en la vida de las compañías familiares. La experiencia demuestra que sólo un tercio de las empresas familiares sobrevive a la progresión de la primera generación fundadora. Otro 10% de estas empresas no sobrevive a la transición hacia la tercera generación.
Muchas de las empresas familiares checas se fundaron tras el colapso del comunismo en el año 1989 y, por tanto, carecen de las raíces que caracterizan a las empresas tradicionales. Aun así, pronto o temprano muchas de ellas se enfrentarán al reto de relevar la primera generación.