La modernización de la autopista D1 significará seis años de retenciones

Foto: ČTK

La esperada modernización del eje vial del país, la autopista D1 que conecta Praga y Brno dio comienzo este jueves. Las obras durarán como mínimo hasta 2018 y provocarán continuos cuellos de botella difíciles de evitar por los automovilistas.

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La autopista D1, es la más antigua de la República Checa, y lógicamente de las que se encuentran en peor estado. Teniendo en cuenta que es además la principal vía de comunicación, al enlazar Praga y Brno, las dos mayores ciudades del país, su modernización reviste una gran importancia tanto desde el punto de vista económico como desde el de la seguridad vial.

Las obras de modernización, que han comenzado este jueves, durarán en principio hasta 2018. El primer paso será el ensanchamiento y reparación de la carretera, así como la restauración de los puentes, en los tramos Větrný Jeníkov-Jihlava y Lhotka-Velká Bíteš, un trabajo que debería durar tres meses. Los automovilistas pueden esperar de momento una limitación de velocidad de 80 km por hora en dichas secciones, así como un estrechamiento de los carriles. Se prevé que los sábados, cuando hay en Chequia menos tráfico rodado, se reduzca la circulación a un carril en cada dirección.

En general, tanto en esta parte de las obras como en las que restan, se espera un aumento sustancial del tiempo necesario para hacer el trayecto Praga-Brno y una mayor incidencia de embotellamientos. En los tramos afectados cualquier accidente puede suponer el cierre de una de las secciones de la autopista durante horas. Por otro lado el uso de los desvíos para huir de las obras tampoco soluciona gran cosa, debido a la baja calidad de las carreteras secundarias del país, según un cálculo realizado por la Televisión Checa. A los conductores no les queda otra que armarse de paciencia.

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Realmente la historia de la D1 puede resumirse como una larga espera. La idea de crear un autopista que sirviera de eje a Checoslovaquia se remonta a los años 30 y la idea del magnate Jan Antonín Baťa de unir Cheb y Užgorod, en los extremos occidental y oriental del país respectivamente. El proyecto se malogró en 1938 por el devenir político del país, pero posteriormente la idea se retomó bajo el Protectorado de Bohemia y Moravia y los siguientes regímenes, como explica el historiador Václav Lídl.

“Aunque los alemanes comenzaron con éxito las obras, el proyecto se paró el 30 de abril de 1942. Después de la guerra teníamos la ventaja de ser uno de los pocos países de Europa que había conservado su economía en buen estado, así que renovamos la construcción de la autopista, aunque con un trayecto más corto. Las obras se pararon de nuevo en 1950, en unas circunstancias bastante oscuras, no hay sobre el tema ningún documento”.

Al parecer los intereses del régimen comunista de aquellos años era la industria pesada y no el automovilismo, además tras la reforma monetaria que había empobrecido a las clases medias, poca gente tenía automóvil. La D1 tuvo que esperar hasta 1963, cuando se desenterró la idea de un eje viario de un lado a otro de Checoslovaquia, en este caso desde Praga hasta la frontera con la Unión Soviética.

Toda esta serie de proyectos solapados es la que da a la D1 su aspecto poco uniforme. Los primeros 21 kilómetros de autopista, de Praga a Mirošovice, aprovecharon la mayor parte de las infraestructuras levantadas durante el Protectorado. Existen también otras partes construidas durante la dominación nazi, como por ejemplo el puente que cruza el valle de Šmejkalky.

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Los tramos moravos tuvieron que esperar hasta 1975, cuando se terminó el tramo Brno-Měřín. En 1980 la D1 fue por fin concluida, alcanzando 317 kilómetros de extensión y enlazando además con la también reciente D2, que comunicaba Brno con Bratislava.

Tras la separación de Chequia y Eslovaquia se decidió añadir a la D1 la autopista D47, que llega hasta Ostrava, por lo que oficialmente en la actualidad no termina en Brno. De hecho la futura D1, tras la actual modernización, debería alcanzar una extensión de 377 km y llegar hasta la frontera polaca.

Autor: Carlos Ferrer
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