La Fuerza Aérea checa: sin comandante, sin pilotos y sin aviones

Una nueva crisis se cierne sobre la Fuerza Aérea checa. El comandante Ladislav Klíma anunció que a finales del año en curso dejaría el mando de la Fuerza Aérea. Los mejores pilotos se fugan a las aerolíneas civiles en busca de mayores remuneraciones y el Ministerio de Defensa sostiene que por el momento no se compraran nuevos aviones caza para sustituir a los anticuados Mig de producción soviética.

La República Checa se integró en la OTAN en marzo de 1999, se habló entonces de un hito histórico. Tres antiguos enemigos de la Alianza Atlántica, Polonia, Hungría y la República Checa, fueron admitidos en el mayor bloque militar del planeta.

Especialistas militares, políticos y los mismos soldados se felicitaron mutuamente por el éxito alcanzado. En el Estado Mayor de la OTAN se trazaron metas, objetivos y obligaciones para los nuevos miembros. Todo parecía una gran fiesta.

Las primeras cuentas estipularon los gastos, lo nuevos miembros aceptaron que dedicarían un dos por ciento adicional de su presupuesto nacional para las necesidades del Ejército, se habló de modernización, de la compra de nuevos pertrechos y todo parecía ir con viento en popa y a toda vela. Las primeras discusiones surgieron en torno a la compra de nuevas aeronaves para la Fuerza Aérea. Algunos sectores políticos dijeron que el ingreso de nuevos miembros en la Alianza representaba un negocio redondo para la industria armamentista occidental que vendería aviones y pertrechos para los ejércitos de los nuevos miembros.

Independientemente de esos temores los pilotos checos dijeron que su preocupación era más bien otra: pocas horas de vuelo en aeronaves anticuadas. A pesar de la transformación política y económica, las democracias emergentes topan con problemas de presupuesto para financiar a sus Ejércitos.

Para complicar aún más la difícil situación de la Fuerza Aérea, el ministro de Defensa, Jaroslav Tvrdík, sostuvo que la República Checa podría desistir de la compra de aviones caza. Las declaraciones del ministro tuvieron lugar después de la sesión del Consejo de Seguridad del Estado que estudió las condiciones de la licitación para el suministro de aviones caza, después de que cuatro de cinco empresas retiraran sus ofertas.

Políticos de la oposición y representantes de algunas de las empresas se quejaron de que la licitación buscaba favorecer a unos y perjudicar a otros, por lo que culpan al gobierno por lo ocurrido.

En un debate televisivo, el ministro de Educación checo, Eduard Zeman, reconoció que en el Gobierno nunca ha existido consenso sobre la necesidad de comprar nuevas aeronaves para la Fuerza Aérea. Otra de las dificultades derivó de los problemas surgidos con la empresa nacional Aero Vodochody que debía suministrar aviones subsónicos para la Fuerza Aérea. Surgieron fricciones con los precios y también con las fechas de entrega de las aeronaves, y para mal de peores los empresarios no vieron con buenos ojos la oferta del Ejército checo de trocar los aviones por pertrechos del Ejército eslovaco.

Con todos estos elementos de por medio, la crisis tiende a encrudecer día a día, y algunos sectores políticos han sacado a la luz las recientes palabras del secretario general de la OTAN, George Robertson, que puso en tela de juicio la urgencia de comprar aviones nuevos para la Fuerza Aérea checa. Por su parte, el ministro de Defensa checo, Jaroslav Tvrdík, hizo énfasis en que el futuro de la compra de nuevos aviones caza para la Fuerza Aérea podría decidirse de manera definitiva a finales de año.

Lo que sigue siendo una incógnita es qué pasará con las anticuadas naves de producción soviética y con la fuga de pilotos a las líneas aéreas civiles. Como explicaran personeros del Ministerio de Industria y Comercio otro de los problemas radica en el hecho de que los otros dos miembros poscomunistas de la OTAN, Polonia y Hungría mantienen sus licitaciones con la participación de varias de las empresas que se retiraron de Praga.

Autor: Federico Picado
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