Ignacio Tamarit, física a ritmo de guitarra
Ignacio Tamarit retoma sus estudios de física en Praga, al mismo tiempo que busca hacerse un hueco en el circuito musical de la ciudad. Guitarrista profesional, ya ha debutado en los escenarios checos.
“Me interesaba un destino de habla inglesa, Centroeuropa musicalmente es una zona muy rica. Estuve en Berlín la semana pasada y puedes ver a la orquesta sinfónica de Berlín a cuatro horas en autobús y aquí a la sinfónica de Praga… Hay mucha historia y ambiente vivo culturalmente”, contesta.
En Praga ha encontrado una ciudad que le entusiasma y a cuyo ritmo se ha adaptado muy fácilmente.
“Me gusta mucho el ambiente cultural, que es de un nivel muy alto, pero muy asequible, no hace falta irse a un gran teatro para encontrarte una gran obra. Por otro lado, es difícil aguantar el frío para cualquier español, supongo, y se hace largo el invierno. Aparte de esto y del idioma, el resto me encanta. Y no es que no me guste el checo, es que me parece muy complicado de aprender”.
A esta aclimatación tan rápida y fácil a la vida praguense, también ha contribuido el hecho de conocer a checos que hablan bien español o inglés.“El idioma no ha sido siempre una barrera, no tengo nada que decir, todo ha sido amabilidad, no tengo ninguna mala experiencia. Se reconocen cambios culturales con respecto a España, la distancia cuando hablas con una persona suele ser mayor y el trato es diferente. Pero, de algún modo, me parece una cultura buena, si se puede decir en pocas palabras, me transmite bondad”.
Aprovecha su estancia coincidente con el fin de sus estudios en el conservatorio, para seguir una disciplina un poco más laxa. En Praga, Ignacio ha tenido la oportunidad de realizar determinadas actividades como la escalada, además de disfrutar de una vida cultural bastante activa.
“He descubierto la escalada, cosa que antes no podía hacer porque mientras estudiaba era un riesgo para las uñas con las que toco la guitarra. Pero ahora que no tengo un profesor ‘dándome con el látigo‘, aunque sé que es malo, me permito de vez en cuando hacerlo. He descubierto muchos sitios donde se hace teatro o música en directo por precios muy asequibles, buenos cafés… Más o menos la vida que llevaba antes. He escuchado mucha música en casa, ya que el frío ayuda a quedarte en casa. Sigo mi línea de antes, con las cosas que Praga aporta”.
Ciudad nueva, nueva disciplina. Ignacio pasó de estudiar música a ciencias puras, además en otro idioma. Consciente de las diferencias entre ambas materias, tras ingresar en el conservatorio no se desvinculó completamente de los estudios de física y la tuvo presente, al menos una vez al año.“Cuando me fui a San Sebastián dejé la física porque no había facultad allí, pero me preocupé de todos los veranos sacarme un par de asignaturas en septiembre. Conseguía los apuntes, me los estudiaba y así una vez al año mantenía la cabeza en ello. Eso creo que me ha salvado, aunque me ha costado un poco al principio, para que no esté completamente olvidado, si no que de algún modo mi cabeza está acostumbrada a retomarlo cada cierto tiempo”.
Ignacio cuenta con una carrera larga y hetereogénea en España, donde ha pasado por escenarios en galerías de arte, congresos y teatros. Poco a poco, va dándose a conocer entre el público checo, mientras compagina los conciertos en Praga con otros proyectos, sin ponerse límites tal y como él explica.
A la espera de oportunidades para tocar su música en la capital checa, Ignacio se ha dado de plazo hasta junio -fecha en la que termina su estancia Erasmus- para replantearse el siguiente paso en su vida.