“Fue como el apocalipsis”
La checa Markéta Píšková vivió en carne propia el terremoto de Ecuador, que sacudió en abril casi una tercera parte del país. En el espacio 'Panorama Checo' contará su experiencia y presentará la iniciativa 'Chequia ayuda a Ecuador' ('Česko pomáhá Ekvádoru').
“Como no tengo experiencia con un terremoto, lo primero que me llegó a la mente que es algo parecido al Metro. Como algo que está abajo o que está pasando un carro. Cuando ya empezó a repetirse, me di cuenta de que no era un bus. Justo enfrente de mí estaba sentado un señor que me miró y yo pude leer en sus ojos: temblor. En ese momento sabía que es otra cosa seria”.
Derrumbes, gritos y oscuridad
Desorientada y confundida, Markéta Píšková se dirigió a la terminal para recoger su equipaje, pero en breve se dio cuenta de que no era la mejor idea, según confiesa.
“Todos me gritaban: ¡No aquí no! Es lógico, todo estaba cayéndose. Las partes de la terminal, las paredes, la escalera. Todo empezó a moverse de una manera súper fuerte. Los autobuses se movían, la luz se apagó. El terremoto pasó a las 19 horas de la noche, cuando ya está oscuro en Ecuador. Escuché a la gente gritar. Fue como el apocalipsis”.Al cabo de unos segundos, la fuerza del terremoto impidió a Markéta Píšková cualquier movimiento. Los minutos se hacían eternos, recuerda.
“Estaba allí como atrapada. Uno se siente totalmente desesperado, no pude hacer nada, solo rezar que no pase nada, que no se vaya a abrir la calle y caerse una pared encima mío. Es un momento de una desesperación total”.
Markéta Píšková tuvo la suerte de encontrarse en un espacio abierto. En otras partes de la ciudad de Portoviejo se estaban derrumbando los edificios en cuyos escombros fallecieron personas.
Lo más difícil de toda la situación para Markéta Plíšková fue el desconocimiento de lo que sucedería y, sobre todo, qué pasaba con su familia con la que no pudo comunicarse durante largas horas.
“Fue a las 23:30 cuando mi novio consiguió llamarme. Hasta ese momento intentamos comunicarnos durante casi cuatro horas y media y no se pudo hacer nada. Todo fue totalmente apagado”.
Markéta Píšková quería reencontrarse con su familia cuanto antes, pero se lo impidieron las carreteras dañadas, así como la alerta de tsunami bajo la que se encontraba la ciudad de Bahía de Caráquez.
Afortunadamente, Markéta Píšková y su familia no sufrieron daño ninguno. No se pudo decir lo mismo de su casa. Píšková apunta que estaba observando su ciudad con el corazón partido al enterarse de los daños que sufrieron sus habitantes.“La ciudad se vio como después de una guerra. Fue un escenario muy triste. Al lado nuestro vive una familia que me da mucha pena. Es una pareja a la que en octubre del año pasado se les murió una hija de seis meses. El domingo les demolieron su casa. Hay gente que les cogió realmente muy duro, que perdió su familia, sus casas y sus negocios. Sé que si no estamos hablando de la vida, todo se puede reestablecer, pero si no hay dinero ¿cómo lo van a hacer”?
“Chequia ayuda a Ecuador”
Markéta Píšková se sumó a la iniciativa 'Česko pomáhá Ekvádoru' que surgió de las manos de un grupo de ecuatorianos, afincados en la República Checa.
“Funcionan por medio de Facebook y creo que muy bien. Cada día actualizan las informaciones acerca del terremoto. Han empezado a trabajar con la Diócesis de Pilsen (Diecézní charita v Plzni) y establecieron una cuenta especial a donde se puede enviar dinero, que va directamente a Ecuador. Funciona directamente entre la República Checa y Ecuador sin ningún intermediario”.
Markéta Píšková valora el trabajo de las ONG internacionales positivamente, así como la buena voluntad de la gente de todo el mundo.“Llegan médicos de Cuba, Chile, México y especialistas, que sacan a la gente de los escombros. También la gente se organiza. En Ecuador hay un contacto con EE.UU., con Bélgica, con Canadá y cualquier lugar del mundo. La gente manda dinero a alguien que conoce. Esta persona compra todo el material necesario y lo envía con un camión”.
“La ayuda a Ecuador funciona muy bien”
Píšková destaca que Ecuador va a necesitar una gran ayuda a largo plazo, ya que carece de fondos propios para resolver un asunto de tanta gravedad.
“Se necesita mucho dinero, millones de dólares y esta cantidad no hay. Honestamente, como estoy viendo las noticias, hablando con la gente y con mi novio, que se quedó en Bahía de Caráquez ayudando a la gente de la comunidad y de los pueblos de alrededor, estoy viendo que la ayuda funciona muy bien”.
Aunque a algunos lugares la ayuda llegó dos o tres días después del terremoto, lo que deparó momentos caóticos, cuenta Markéta Plíšková.“En unas zonas la gente ya estaba muy desesperada. Empezaron a atacar los camiones con la ayuda. No fue una imagen muy positiva, pero por otro lado se puede entender porque la gente ya no tenía nada que comer y tomar. El calor que hace en la costa ecuatoriana es tremendo, cada día hace en promedio 35 °C”.
Markéta Píšková concluye que entre sus amigos y conocidos ecuatorianos ha notado mucha fe en salir adelante. Para ayudarles, afirma que participará activamente en una serie de actividades para que su segunda patria se recupere cuanto antes.