Frantisek Anýz, un "hábil artesano"

Joyero, acuñador, diseñador y exitoso empresario fue Frantisek Anýz, que a inicios del siglo pasado marcó profundamente el desarrollo del arte aplicado moderno checo. Sin embargo, su obra es poco conocida por el público checo.

Casa Municipal de Praga
La Casa Municipal de Praga se propuso cambiar esta situación. Sus interiores abundan en decoraciones del taller de Frantisek Anýz en estilo Art Nouveau. En cooperación con varias instituciones culturales checas y descendientes del artista, organizó una amplia muestra retrospectiva de la obra de este destacado artista y diseñador.

Los visitantes de la exposición en la Casa Municipal pueden admirar joyas, objetos de arte metálicos, lámparas, medallas y grabados procedentes del taller de este destacado artista que, no obstante, se consideraba a sí mismo sólo un hábil artesano.

El estilo de Frantisek Anýz fue influido por el Art Nouveau. Este estilo decorativo fue para Anýz una inagotable fuente de inspiración que le posibilitó hacer de objetos de uso diario artefactos de alta calidad artística, destacó la comisaria de la exposición, Jana Pauly.

"Frantisek Anýz destacaba por su talento y laboriosidad ya durante sus estudios en la Escuela de Artes Aplicadas, de Praga, donde centró su atención en la elaboración artística de metales. Pronto aprendió a dominar diversas técnicas, a trabajar proyectos propios o por demanda. Y, sobre todo, cultivó además un extraordinario sentido hacia una materia tan dura y fría como son los metales".

Frantisek Anýz fue un excelente estudiante, por lo que recibió una beca del Municipio de Praga. Emprendió un viaje de estudios por Alemania y Francia. Visitó la Exposición Mundial, celebrada en 1900 en París, donde se familiarizó con obras de arte en metal de destacados diseñadores mundiales.

Gracias a sus capacidades como artista y organizador, Frantisek Anýz abrió en 1902 un pequeño taller en Praga, que en pocos años se convirtió en una próspera empresa con decenas de empleados y una moderna maquinaria para la elaboración de metales.

La empresa de Frantisek Anýz pronto adquirió fama entre la alta sociedad checa. Por demanda de destacados arquitectos checos de aquella época, como Jan Kotera, Pavel Janák y Josef Gocár, se elaboraban en ella arañas y otros objetos decorativos, señaló Jana Pauly, comisaria de la muestra.

"Frantisek Anýz fue, sin duda, un empresario excelente que recibía contratos muy atractivos. Por encargo del arquitecto Bedrich Ohmann, su fábrica elaboró decoraciones metálicas barrocas para el palacio imperial en Viena. De sus manos salieron los sarcófagos de los reyes checos depositados en la cripta de la catedral de San Vito, en el Castillo de Praga, así como las masivas puertas metálicas de entrada para este grandioso monumento histórico checo".

Importantes fueron también los contratos para decoraciones metálicas de distintas construcciones en Praga. Entre ellas destacan los edificios de la Casa Municipal, la Casa Nacional, el Teatro de Vinohrady, y otros.

Pese a tener un amplio equipo de empleados y hábiles colaboradores, Frantisek Anýz nunca dejó de velar por la producción de la empresa, que siempre tenía que seguir fielmente sus ideas artísticas y velar sobre el típico sello de su propietario.

En 1908, Frantisek Anýz participó con sus productos en la exposición "Arquitectura e ingeniería", celebrada en 1908 en Praga, donde fue galardonado con una medalla.

Frantisek Anýz fue un excelente empresario que intuía las necesidades de su época. En 1911 amplió la producción de la fábrica con, al inicio reducidas series de lámparas eléctricas para edificios y hogares.

Tras cierto estancamiento, ocasionado por la Primera Guerra Mundial, la empresa expandió en el mercado checo con lámparas eléctricas modernas. En 1926 fue construida junto a la fábrica una gigantesca fundición de hierro, en aquel entonces la más grande de Europa Central. En ella, Frantisek Anýz y sus empleados fundían estatuas de destacados artistas plásticos checos, como Josef Václav Myslbek y Frantisek Bílek.

En la empresa fueron fundidas, por ejemplo, las estatuas para el monumento de San Venceslao en la ciudad de Stará Boleslav, la estatua para la tumba del poeta checo Otokar Brezina, así como varios monumentos al primer presidente checoslovaco Tomás Garrique Masaryk.

En 1934, Frantisek Anýz falleció. Sus dos hijos intentaron seguir las huellas de su padre. Pero en 1948 la empresa fue nacionalizada por los comunistas, lo que puso fin definitivo a una de las más exitosas empresas checas. No obstante, la personalidad de Frantisek Anýz sigue siendo un ejemplo de excelente artista y empresario, dijo la comisaria, Jana Pauly.

"Definir la personalidad de Frantisek Anýz resulta una cuestión un tanto difícil, puesto que se trata de una personalidad con varios talentos y oficios. Confío en que esta exposición posibilitará al público adquirir una imagen precisa y amplia sobre este gran artista checo que influyó de manera indiscutible en el desarrollo del arte aplicado en la República Checa", apuntó Jana Pauly.