“Este confinamiento podría ser el último”
Chequia se encuentra al borde de un confinamiento duro. Mientras los políticos consideran nuevas restricciones, el epidemiólogo Petr Smejkal hace un llamamiento a que se apliquen mayores sanciones por su incumplimiento. Smejkal no pierde la esperanza de que la vacunación ayude al país a volver a la normalidad y salir del cansancio por la pandemia que se ha apoderado de él.
El epidemiólogo Petr Smejkal es una de las caras de la lucha contra la pandemia en Chequia. En la actual situación, cuando el país registra nuevamente cifras crecientes de contagios de coronavirus y los hospitales se encuentran en una situación cada vez más crítica, Smejkal llama a un endurecimiento de las medidas antiepidémicas.
Junto con otros expertos firmó el manifiesto ‘40 días para la salud de las personas y la economía’, que exige al Gobierno que adopte decisiones radicales. En entrevista para la Televisión Checa, Smejkal admitió que Chequia debe prepararse para tiempos difíciles.
“Sin duda tenemos días difíciles por delante. Estamos en un túnel y decimos que vemos la luz al final del túnel, pero la verdad es que seguimos dentro. Hasta que gran parte de la población esté vacunada, en marzo o abril, será un periodo realmente difícil”.
Uno de los problemas que destaca es el incumplimiento de las restricciones del Gobierno. Mientras que la mayoría de la población probablemente sí las respeta, la minoría que no lo hace contribuye a una propagación más rápida del coronavirus, incluida la mutación británica, explica. Este incumplimiento provoca, de acuerdo con Smejkal, que sea necesario apretar las tuercas aún más.
“No se exige el cumplimiento de las medidas. No podemos confiar solamente en pedirle a las personas que las cumplan. Ya no funciona. La gente está cansada, el Gobierno ha perdido crédito por explicar la situación de manera confusa. Estamos viviendo lo que se llama el cansancio pandémico. Y por eso debemos insistir aún más en que se cumplan las medidas, imponer sanciones. Es normal, es como cuando uno conduce bebido, también recibe una multa grande. En este caso, al no respetar las medidas, se está poniendo en riesgo las vidas de otras personas, se está violando la ley y se debe sancionar”.
Tras un año de pandemia, los checos, al igual que otras muchas naciones, están perdiendo sensibilidad a la gravedad de la situación actual, hecho que se ve reflejado en la indiferencia hacia algunas medidas gubernamentales. También entre cargos políticos se registra cierta resignación, como si quisieran esperar a que la situación pase sola, de acuerdo con Smejkal.
No obstante, el epidemiólogo afirma que aún no es demasiado tarde para tomar los pasos necesarios y se mantiene optimista.
“Más de dos millones de personas ya han entrado en contacto con la enfermedad y tienen anticuerpos. Sabemos que los anticuerpos no funcionan por mucho tiempo, pero las personas sí cuentan con alguna inmunidad, aunque sea solo celular. Así que se está creando una barrera. Si añadimos la vacunación y las medidas antiepidémicas, algo tiene que suceder”.
Algunas de las buenas noticias ya han llegado. Parece que los suministros de la vacuna de Pfizer se están restableciendo y en marzo y abril se debería volver a los volúmenes prometidos. Y Chequia cuenta también con dosis de la vacuna de AstraZeneca que, a pesar de ser criticada por no funcionar contra algunas mutaciones, sigue siendo capaz de proteger a la población de la muerte por COVID, según aseguró el ministro de Salud checo, Jan Blatný.
Otra de las buenas noticias es que la vacunación del personal sanitario ya está produciendo resultados y el número de trabajadores contagiados ha disminuido de manera marcada, en decenas porcentuales, según confirma también Smejkal.
No obstante, el número de contagios en la población en general sigue creciendo, principalmente debido a la mutación británica que se ha vuelto predominante en Chequia, de acuerdo con informaciones del Ministerio de Salud. Smejkal afirma que es, con gran probabilidad, también culpa de esta mutación que personas más jóvenes manifiesten síntomas graves de COVID-19 y sucumban a la enfermedad.
Smejkal explica que se trata de una evolución natural del virus, que quiere cambiar de forma, camuflarse, para sobrevivir ante la creciente inmunidad de las personas y el efecto de las vacunas.
No obstante, a pesar de todo, Smejkal confía en que, si se introducen medidas estrictas y la población se esfuerza por cumplirlas, el endurecimiento de restricciones que pende sobre Chequia podría ser el último.
Mientras tanto, muchos hospitales hacen sonar la alarma porque les quedan solo algunas pocas camas de cuidados intensivos o de anestesiología y reanimación.