En los primeros 100 días, Petr Pavel demostró ser un fiel aliado del Occidente
La apertura del Castillo de Praga al público, una visita oficial a Ucrania o el nombramiento de nuevos jueces del Tribunal Constitucional son algunos de los puntos que el presidente Petr Pavel consiguió cumplir en los primeros 100 días de su gestión tal y como se había adelantado.
Abrir el Castillo de Praga al público, informar de manera transparente y regular, cumplir y respetar las obligaciones que desprenden de su cargo, elevar la cultura política, dirigir la República con ayuda de expertos, ser un aliado confiable para los socios extranjeros, ayudar a los ciudadanos en las regiones, nombrar los jueces del Tribunal Constitucional. Estos fueron los ocho objetivos del presidente Petr Pavel poco después de su investidura el 9 de marzo. Ya entonces declaró que iba a ser un presidente muy activo, tal vez, para algunos, hasta demasiado activo, según sus palabras.
“Cuando los políticos asumen sus cargos, muchas veces hablan de la llamada prueba de los primeros 100 días. Así previenen una eventual crítica por comenzar de una manera lenta. Yo no soy así. Prefiero que me critiquen por ser demasiado activo. En vez de palabras me pueden juzgar por mis hechos”.
Su talante lo demostró incluso antes de la investidura, visitando las regiones de Karlovy Vary, Ústí nad Labem y Moravia-Silesia que eran las más afectadas por las crisis de los últimos meses y en las que había ganado las elecciones presidenciales su adversario Andrej Babiš.
En la mañana posterior a su investidura, Pavel se encargó del nombramiento del nuevo ministro del Medio Ambiente, Petr Hladík, que el antiguo presidente, Miloš Zeman, había bloqueado durante más de dos meses.
Aproximadamente un mes después de haber asumido el cargo mandó a quitar los marcos de seguridad de las entradas al Castillo de Praga. Con la medida facilitó el acceso al Castillo, que es la sede presidencial, a los turistas y ciudadanos como una señal de acercamiento a la nación.
“Cuando digo que quiero abrir el Castillo, no me refiero solo al hecho de facilitar el acceso al lugar. También se trata de abrir en términos de información y para la celebración de eventos culturales”.
En los primeros 100 días, Petr Pavel visitó todos los países vecinos de Chequia, viajó a Ucrania o al Reino Unido, asistió a varias reuniones de la UE y la OTAN. Definió claramente su postura como un líder proeuropeo y prooccidente, oponiéndose a la política de Rusia y China y coincidiendo con la política exterior trazada por el Ministerio de RR.EE. encabezado por Jan Lipavský.
Pero mientras que la política exterior de Petr Pavel es muy transparente, en cuanto a la política interior su posición no es tan fácil de definir por el momento, sostienen los analistas políticos y dicen que en estos asuntos el presidente depende de las recomendaciones de sus consejeros.
Cierta crítica cae sobre la cabeza de Pavel también por el hecho de ser demasiado activo en cuanto a sus declaraciones públicas. “No hay que comentar cada detalle, no hay que hacerse ver sí o sí”, son, por lo general, los reproches de los expertos en política que, al mismo tiempo, cuestionan si Pavel puede mantener el ritmo con el que arrancó durante los cinco años de su mandato.
Petr Pavel se perfiló desde el comienzo de su mandato como un presidente civil que quería volver al estilo político de Václav Havel y romper los modelos arraigados en el Castillo de Praga en los últimos 20 años. Unos tres meses después de su investidura, el hecho de ser un presidente “diferente” a los dos anteriores se confirmó en varias ocasiones, por ejemplo, cuando Pavel efectuó su visita a Alemania en moto o cuando publicó su retrato oficial en diez colores distintos.
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