Empresas tradicionales checas luchan por sobrevivir

El fortalecimiento de la corona, el aumento del precio de la energía y una baja demanda debido a la crisis financiera global son los principales motivos de quiebra de varias empresas tradicionales checas.

La Primera Guerra Mundial, la crisis económica de 1929, la Segunda Guerra Mundial, los cambios de los regímenes políticos: las empresas tradicionales checas, como las de cristal, porcelana y fósforos, superaron todas estas vicisitudes para caer víctimas de la crisis financiera global, en 2008.

El primero en declararse en quiebra fue el consorcio de empresas cristaleras Bohemia Crystalex Trading, que produce un 90 por ciento del cristal checo. Sus raíces se remontan al año 1876. Actualmente, se ha visto obligado a reducir a la mitad su producción y encontrar a un nuevo inversionista, recalcó el director ejecutivo del consorcio, Vlastimil Bažant.

“Nuestro objetivo principal es recuperar la producción y convencer a los acreedores que nuestros artículos son capaces de competir a nivel internacional”, destacó Bažant.

También la fábrica de porcelana Thun, de Karlovy Vary, fundada en 1794, tiene problemas. La empresa continúa todavía su producción pero ya no tiene recursos ni siquiera para pagar a sus empleados, según afirmó el director general de Thun, Vlastimil Argman.

“Sólo podemos disculparnos por no ser capaces de pagarles a nuestros empleados sus salarios y agradecerles que sigan trabajando en la fábrica”, señaló Argman.

La última víctima de la crisis financiera, por el momento, es Solo de Sušice, el único fabricante de fósforos en la República Checa. Su dirección anunció la semana pasada que a fines de año cerrará sus instalaciones y trasladará la producción a países asiáticos.

Este destino lo comparten muchas pequeñas empresas europeas. Jan Prokop, presidente de la asociación Marcas Checas, sostiene que la única posibilidad de conservar la producción local es diferenciarla de la mundial.

“Las empresas checas que deseen conservar su producción deberían concentrarse en artículos atípicos que no puedan ser producidos en serie y a bajo coste en los países asiáticos”, resaltó Prokop.

Los especialistas rechazan las especulaciones de que las tradicionales marcas locales puedan desaparecer por completo. Insisten en que los productos típicos checos son capaces de competir en los mercados exteriores.