Eliska Krásnohorská

Eliska Krásnohorská

Eliska Krásnohorská fue una de las más destacadas figuras femeninas de la vida literaria checa del siglo XIX. De su nacimiento se cumplieron este lunes 155 años.

Eliska Krásnohorská nació el 18 de noviembre de 1847. Su padre, de profesión barnizador, construyó en Praga una casa para su numerosa familia de nueve hijos. La pequeña Eliska cursó tan sólo la escuela básica, pero su gran sueño era continuar educándose.

Sin embargo, en aquellos tiempos las mujeres con elevado grado de escolaridad eran una excepción, por lo que Eliska decidió ser autodidacta, dedicando al aprendizaje todo su tiempo libre y el poco dinero del que disponía. Con frecuencia amanecía ante los libros que compraba con descuentos en una cercana librería de segunda mano, dedicándose durante el día a coser ropa para toda la familia.

Siempre descontenta de sí misma, Eliska aprendió como autodidacta los idiomas polaco, francés, ruso e inglés. Muy pronto comenzó a escribir poesía y dedicarse a las traducciones de los grandes poetas y escritores mundiales. A la vida literaria indujo a la joven Eliska otra destacada representante de la vida cultural checa de entonces, Karolina Svetlá, quien recomendó los versos de Eliska al poeta Vítezslav Hálek.

La primera antología poética de Krásnohorská fue editada en 1871 bajo el título de "El vivir de mayo" seguidos posteriormente por las antologías "Desde Sumava", "Hacia el Sur eslavo" y otros. Sus libros infantiles tuvieron mucho éxito. Sin embargo, sus dramas y relatos permanecieron siempre a la sombra de su poesía, sus excelentes traducciones y libretos de óperas. Y precisamente Eliska Krásnohorská es la autora, por ejemplo, de los libretos de las óperas de Bedrich Smetana "El beso", "El muro del diablo" y "El secreto".

Krásnohorská contribuyó también al movimiento femenino, colaborando con varias asociaciones y desempeñando también el trabajo de redactora de la "Revista femenina", alrededor de la cual se formó un círculo de mujeres con alto sentido de integridad nacional. Hizo grandes méritos para la fundación en 1890 del primer liceo para muchachas de toda Europa Central, denominado "Minerva", y también para la concesión del permiso para que las muchachas pudieran cursar estudios superiores.

Sin embargo, la época en la que le tocó vivir estaba plagada de convencionalismos, por lo que las actividades emancipadoras de Krásnohorská no siempre encontraron ecos positivos en la sociedad. Su empeño en superar las opiniones conservadoras despertaban frecuentes críticas por parte de sus colegas masculinos.

Por ejemplo, respecto a sus críticas literarias, en aquella época de dominio exclusivo de los hombres, el destacado escritor checo, Jakub Arbes, sentenció: "La mujer que se mete en la crítica literaria es un anfibio fastidioso".

No obstante, con el tiempo llegó el reconocimiento. Krásnohorská fue la primera mujer en recibir el título de "doctor honoris causa" en filosofía, otorgado por la Universidad Carolina de Praga. Eliska Krásnohorská no se casó nunca, dedicando toda su vida a la obra literaria y organizadora.

La lista de los trabajos de esta laboriosa autodidacta llenaría hasta veinte páginas, e incluiría 16 antologías poéticas, cuentos para niños, novelas y piezas teatrales, dramas, libretos para ocho óperas y un sinnúmero de excelentes traducciones, artículos y conferencias.

Con motivo del 155 aniversario de su nacimiento, en la escuela secundaria de Praga que lleva el nombre de Krásnohorská y que es sucesora del primer liceo para muchachas fundado por ella en 1890, fue develada una placa conmemorativa de esta gran personalidad de la literatura checa.