El sector bancario checo y las necesidades económicas
Desde el inicio de la transformación económica en la República Checa, el sector bancario atravesó una serie de problemas relacionados con la postergación de la privatización de algunas importantes instituciones financieras. Sin embargo, la situación ha mejorado notablemente y el sector financiero ya está en capacidad de satisfacer las principales necesidades de la economía nacional, sostiene el vicegobernador del Banco Central, Ludek Niedermayer.
En 1994 quebró el Banco Bohemia. Era la primera institución financiera checa que fracasaba desde que en 1989 se pasara a la economía de libre mercado. Esa bancarota fue el inicio de una oleada de problemas en la que se fueron sumergiendo una tras otras muchas entidades bancarias. Hasta el momento, 18 instituciones han sido intervenidas o han perdido la licencia. En la actualidad 43 bancos operan en la República Checa, incluidos el Banco Central, el Banco de Consolidación, diez filiales de bancos extranjeros y seis cajas de ahorro del sector de la construcción.
Según el vicegobernador Niedermayer, en el sector bancario checo existe ahora un amplio espectro de servicios y una competencia que se traduce en mejores precios para los clientes. Sin embargo, la consolidación de este sector nunca podrá ofrecer la garantía absoluta de que todos los sujetos jurídicos marcharán bien, dado que los factores determinantes del funcionamiento cambian con el tiempo. Pero lo más importante es, si el sector bancario frena o no el desarrollo económico.
Para este desarrollo económico tiene un significado fundamental la concesión de créditos, esfera que ha mejorado mucho, pero no lo suficiente. Aparentemente, el volumen de los créditos depende de la extensión del mercado que, lógicamente, en la República Checa es relativamente pequeño. Pero también los bancos checos tienen que conceder servicios de acuerdo con su potencia y su competitividad.
En lo que se refiere al mercado de los grandes clientes, el vicegobernador del Banco Central, Ludek Niedermayer, sostiene que este mercado es ilimitado y que los bancos checos ya están acostumbrados a competir también con los bancos extranjeros que financian las grandes empresas. Tienen sus filiales y clientes, y éste es el fundamento de los negocios. El sector financiero checo cumple todas las premisas para poder competir en el mercado.