El prestigioso cuarteto español Gerhard y un exitoso debut en Praga

Los integrantes del cuarteto Gerhard

En el marco del Festival internacional de Música de Cámara de Praga Euro Arts, debutó en la capital checa el cuarteto español Gerhard. Además de presentar obras de Robert Gerhard y de Conrado del Campo, sus jóvenes integrantes tocaron junto al experimentado cuarteto checo Stamic la Serenata para cuerdas de Antonín Dvořák.

El cuarteto español Gerhard junto a sus colegas checos | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Estamos en la ciudad en la que Mozart fue feliz. Eso fue lo primero que sintieron al llegar a Praga los integrantes del prestigioso cuarteto español Gerhard. El objetivo era cerrar el Festival Internacional de Música de Cámara Euro Arts con una interpretación del cuarteto nº 2 de Robert Gerhard y del cuarteto nº 7 bis en mi menor de Conrado del Campo, dos compositores españoles no tan conocidos a nivel mundial. De todas formas, el público checo también pudo disfrutar, en la segunda parte del concierto, de una notable ejecución de la Serenata para cuerdas de Antonín Dvořák junto al cuarteto checo Stamic y el contrabajista de la Filarmónica Checa, Gonzalo Jiménez Barranco. Es decir que en la hermosa Sala Martinů de HAMU se dio un verdadero encuentro intergeneracional, tal como explica Lluís Castán, el violinista del cuarteto.

“En Chequia hay una tradición musical increíble y, si la música es buena, todo lo que vayas a presentar la gente siempre lo va a apreciar”.
Lluís Castán

“En una colaboración así con músicos de otra generación a veces te preocupas porque por ahí piensas que musicalmente no haya entendimiento, y antes de conocerlos ya íbamos un poco a ver qué pasaba, pero fue conocerlos ya desde el principio y ver que era una gente maravillosa”.

Más allá de que lograron superar la barrera idiomática gracias al inglés, agrega Castán que apenas conocieron a sus colegas checos dejaron todas las preocupaciones de lado. De hecho, califica la experiencia como una verdadera comunión entre dos generaciones, algo que confirma también la violinista del grupo Judit Bardolet.

Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Ha sido muy bonito y hasta emocionante te diría, porque son muy distintos de nosotros por generación, por país, por todo, y al final parece un tópico esto de que la música es un lenguaje universal, pero en este caso ha sido así realmente porque ha sido el punto de unión, nos hemos encontrado ahí y la verdad es que nos hemos entendido súper bien, hemos aprendido de ellos y creo también que ellos nos han respetado mucho nuestra forma de tocar y ha sido muy enriquecedor realmente”.

Además de las diferencias de edad y estilos de interpretación que, sin embargo, no se advirtieron para nada en el plano musical, hubo un pequeño detalle que no pasó desapercibido durante esa segunda parte del concierto: el contraste entre las partituras de papel que utilizaban los músicos checos y las tablets con que los jóvenes españoles iban leyendo las notas.

Los peligros de Instagram

Lo cierto es que, a pesar de contar con una gran experiencia debido a que han tocado en numerosos escenarios de Francia, Alemania, Austria, Holanda, Suiza e Italia, los músicos del cuarteto Gerhard forman parte de una generación muy joven y ascendente. En ese sentido aseguran que, tanto en lo bueno como en lo malo, tuvieron que aprender a convivir con la tecnología. Castán, por ejemplo, revela que el acceso permanente a las grabaciones con que cuentan los músicos hoy en día supone también para ellos un enorme nivel de exigencia. En otras palabras, como hoy todo el mundo puede escuchar en su casa grabaciones de muy alta fidelidad, al asistir a un concierto esperan encontrar, por lo menos, un nivel de calidad parecido.

Al terminar el concierto | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Y en Instagram la gente sube su mejor minuto y da la sensación a medida de que vas bajando los reels de instagram de que todo el mundo toca perfecto, pero, claro, esto a nosotros mismos nos está poniendo piedras en la espalda porque luego hay que enseñar eso en un escenario”.

Otro inconveniente que notan, muy relacionado con el universo de redes sociales como TikTok, es cierto déficit en la capacidad de atención y escucha, a tal punto que a veces tienen la sensación de que, al requerir tanta concentración de su parte, pero también del público, su trabajo se ha convertido en una extrañeza y también en una forma de resistencia.

En silencio

A pesar de que algunos de los integrantes del cuarteto Gerhard ya habían estado un par de días en Praga, la presentación del miércoles pasado marcó el debut absoluto en el país de este cuarteto de cuerdas que muestra un profundo respeto y sensibilidad por la música española, pero también por las grandes tradiciones artísticas que trascienden las fronteras de su país, tal como explica su violinista.

“Hemos venido como embajadores de nuestra música”.
Miquel Jordà

“Yo creo que esa es la clave: en la República Checa hay una tradición musical increíble, entonces todo lo que vayas a presentar, si la música es buena, la gente siempre lo va a apreciar y, en ese sentido, no estábamos preocupados porque también nos gusta tocar lo nuestro”.

Aunque tienen la impresión de que la música del catalán Robert Gerhard ya se había interpretado alguna vez en Praga, ellos están convencidos de que la música de Conrado del Campo permanecía totalmente inédita en tierras checas. En ese sentido, afirma Judit Barbolet que, durante el concierto, sintieron una extraña mezcla de placer y responsabilidad. Justamente por todo lo que está en juego a la hora de intentar poner en primer plano esa música muchas veces olvidada. En el caso puntual de Gerhard, el compositor que da nombre al cuarteto y quizás el máximo introductor en España de la nunca complaciente música dodecafónica, cuentan que estaban bastante pendientes de la reacción del público. Y aunque al principio se sorprendieron un poco por la calma absoluta que reinaba en la sala, enseguida se dieron cuenta de que el silencio era una señal positiva que solo significaba una cosa: respeto. De hecho, el violista Miquel Jordà asegura incluso que, en la mirada de muchas personas, pudo ver algo que le inspiró mucha confianza.

Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Yo he sentido que el público tenía curiosidad y eso tiene mucho valor porque aquí se valora mucho la música propia, del propio país, y nosotros hemos venido como embajadores de nuestra música y yo he sentido como cierto calor de decir: ‘sí, sí, tenemos mucho interés en escucharlos’”.

Lluís Castán agrega que ellos van aprendiendo mucho con las reacciones del público en cada uno de sus conciertos y asegura que esas reacciones suelen llegarle al músico mucho más de lo que parece a simple vista. En consecuencia, la gran capacidad de escucha que demostraron los checos durante su debut en Praga tiene para ellos un valor incalculable.

Un proyecto con buena estrella

Así como hay muchas legendarias bandas de rock cuyos integrantes se conocieron originalmente en un colegio para luego cimentar el éxito masivo desde los infaltables garajes, los miembros del cuarteto Gerhard se conocieron hace ya casi un cuarto de siglo en el Conservatorio de Vila-seca, tal como recuerda su chelista Jesús Miralles.

El saludo al público | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Y, bueno, ya desde entonces teníamos un poquito las ganas de hacer algo y luego cada uno fue a seguir estudiando a un sitio distinto y un verano salió la oportunidad de tocar un concierto juntos. Ya desde el primer día notamos que había una buena energía y que podía ser un proyecto muy bonito. Y aquí estamos”.

Ese primer concierto que se les ocurrió enviar a un concurso la grabación que ellos mismos habían realizado. Así obtuvieron el primer premio de una larga lista que, con los años, los ha convertido en uno de los cuartetos de música clásica más promisorios de España. Agrega Judit que se trata, en efecto, de un proyecto muy serio y profesional que los obliga a mantener un altísimo nivel de exigencia. No obstante, reconoce que la recompensa también suele ser muy grande. Como fue el caso de este mismo concierto, que presentaron en una de las ciudades más musicales del mundo ante un público exigente que, sin embargo, terminó aplaudiendo de pie.

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