El lobby del tabaco manda sobre los políticos checos

Foto: Kristýna Maková

La legislación checa con respecto al tabaco es de las más laxas y permisivas de la Unión Europea. Según estudios realizados por universidades en Inglaterra y Estados Unidos, la industria del cigarrillo tiene demasiado poder sobre los políticos, especialmente los parlamentarios.

Foto: Kristýna Maková
La República Checa es uno de los pocos países de la Unión Europea donde aún se sigue fumando en bares y restaurantes. Esa cuestión, superada en la gran parte de los Veintisiete, en Chequia sigue sin abordarse con suficiente convicción por parte de la clase política.

Por otra parte, el precio del tabaco, en el que influyen sobre todo los impuestos que los Gobiernos le aplican, es de los más bajos: el precio medio de una cajetilla es de 2,73 euros.

Un estudio detallado sobre salud pública de la Universidad de Bath, en Inglaterra, sostiene que las dos grandes tabacaleras que dominan el mercado checo, Philip Morris y British American Tobacco, consiguen decisiones políticas beneficiosas para su industria.

Para esos expertos, la República Checa es el ejemplo de leyes permisivas en Europa contra el tabaco. Conclusiones que no tiene problema en cofirmar el diputado Boris Šťastný, presidente de la comisión parlamentaria para la salud.

“Quien encarga o paga un estudio siempre puede influir sobre sus resultados. Pero lo que dice este es sin duda cierto. La influencia de la industria tabacalera sobre los políticos checos, y especialmente sobre los legisladores, es muy fuerte. Yo ya he alertado con anterioridad que los cambios de ley que establecen condiciones a ese sector se presentan a votación con los mismos errores gramaticales o la misma puntuación que las leyes anteriores”.

Boris Šťastný
El resultado son leyes ambiguas que favorecen la actividad del sector, piensa Sťastný.

Para el estudio de la Universidad de Bath, el lobby tabacalero consigue mantener los impuestos al tabaco en un nivel muy bajo. La República Checa es de los países de los Veintisiete que menos recaudan de media por cada cajetilla: 1,68 euros.

Por un lado esos impuestos podrían ayudar a cubrir los gastos derivados del tratamiento médico de los fumadores, o programas de prevención o para quitar la adicción, sugieren los expertos. Pero además, el estudio inglés, al que se suma otro en la misma dirección de la Universidad de Atlanta, en Estados Unidos, asegura que subir el precio del tabaco es el arma más efectiva contra su consumo.

También la publicidad del tabaco está más permitida en la República Checa que en otros países, donde los colores de las marcas comerciales empiezan a desaparecer de las cajetillas, dejando lugar a imágenes de los daños que provoca el hábito.

Un producto que provoca fuerte adicción y la muerte por cáncer de pulmón y otras enfermedades, se ha aprovechado de ayudas como la ofrecida por el propio presidente Václav Klaus. El hecho de que se produzca una visita presidencial a la factoría de Philip Morris, es un caso que el estudio señala como representativo del trato que se le da a esa industria en el país.

En la República Checa fuma el 30% de la población mayor de 15 años. Un porcentaje mayor aún es el de los menores entre 15 y 18 años fumadores, un 40%. Fumar provoca una muerte prematura a 18.000 checos al año, unos 50 al día.

Según el profesor Robert West, de la Universidad de Londres, “hasta el político más reaccionario no tendría duda alguna en prohibir el tabaco si este fuera un producto aparecido en la actualidad”.