El ajo checo derrota a su rival chino

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Los checos vuelven a reconocer las altas cualidades de los productos agrícolas nacionales. Por ejemplo, la demanda de variedades locales de ajo se triplicó en los últimos cuatro años. Sin embargo, los cultivos nacionales no logran cubrir las necesidades del mercado, por lo que en los comercios continúa prevaleciendo el ajo importado, especialmente de China.

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Un nuevo boom del ajo nacional se registra a partir del año 2013, cuando en reacción a la creciente demanda de variedades de ajo de calidad en el mercado, los agricultores volvieron a extender los cultivos de esta hortaliza. Mientras que antes del año 2000 había en el país unas 1.400 hectáreas de terrenos con cultivos de ajo, diez años más tarde quedaron sólo 70 hectáreas. Esto se debió a que el ajo importado, mayormente de China, desplazó las variedades nacionales por ser mucho más barato, sostiene Jaroslav Zeman, presidente de la Unión de Horticultura de Bohemia y Moravia.

”El ajo chino se vendía por 1,5 euros o 1,8 euros por kilo, mientras que las variedades checas costaban entre 7 y 9 euros. Actualmente esa diferencia de precios se redujo un tanto y el ajo checo cuesta entre 4,4 euros y 5,5 euros por kilo”.

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Aunque el precio del ajo checo sigue siendo más alto que el de las variedades importadas, su sabor es mucho más fuerte, por lo que basta agregarlo a las comidas en menores cantidades. Además, sus dientes son de mayor tamaño que en el caso del ajo importado y contienen más sales minerales y encimas. Justamente estas cualidades del ajo de los cultivos nacionales son redescubiertas y apreciadas por los consumidores checos.

Sin embargo, en vista de que en la República Checa se consumen anualmente entre 7.000 y 8.000 toneladas de ajo al año, o sea unos 700 gramos por persona, la mayoría del ajo que se vende en el mercado nacional sigue siendo de importación. La producción nacional logra cubrir por el momento tan sólo las dos quintas partes de la demanda de ajo en el mercado.

Foto: Ladislav Bába,  Radiodifusión Checa
Esto, según los agricultores, se debe precisamente al exigente cultivo del ajo checo. A diferencia de las variedades chinas o españolas que tienen hasta 20 bulbillos de los que pueden crecer 20 nuevos ajos, las checas tienen sólo unos 4 o 5 dientes. Pero en cuanto a su sabor y cualidades nutritivas, el ajo checo no tiene rival, afirman los especialistas. Así, después de una crisis en el cultivo del ajo nacional a comienzos del nuevo milenio, éste nuevamente se abre camino al mercado. Su amplia demanda confirma que los consumidores están dispuestos a pagar más a cambio de la calidad.