Drama en la Embajada de Nigeria en Praga

Un jubilado checo mató al cónsul nigeriano, foto: CTK

La Embajada de Nigeria en Praga se convirtió este miércoles en escenario de un violento asesinato. Un jubilado checo mató a tiros al cónsul nigeriano al interior de su propia oficina. Se trata probablemente del primer diplomático extranjero asesinado en el país después de la Segunda Guerra Mundial.

Un jubilado checo mató al cónsul nigeriano,  foto: CTK
El médico jubilado, de 72 años, llegó a la Embajada de Nigeria antes de las diez y media, hora local. Al aparecer, entró junto con el cónsul Michael Lekary Wayida a su oficina para resolver "un asunto de negocios". Al menos así indican los testigos. Nadie sospechaba que el visitante estaba armado con un revólver. Poco después de las once resonaron varios disparos. El diplomático, de 50 años, murió en el lugar, el recepcionista, que de la habitación vecina llamó inmediatamente a la guardia de seguridad, resultó herido en el brazo izquierdo.

Hasta ahora persisten las interrogantes sobre el proceder de ese jubilado checo, que tras abatir a Lekary se desplomó psíquicamente.

Un jubilado checo mató al cónsul nigeriano,  foto: CTK
"¿Por qué lo hizo? Lo engañaron, ¿no?", opinó el chófer de la Embajada de Nigeria. Según sus palabras el cónsul asesinado era una persona muy buena, simpática y no merecía la muerte. En la embajada trabajaba desde hace unos cinco años y pronto debía volver a Nigeria a reunirse con su familia.

El chófer insinuó que el autor del asesinato podía ser víctima de las denominadas "cartas nigerianas". Desde 1994 aparecen en la República Checa informaciones sobre una red de estafadores que envían, más a menudo desde Nigeria, Zimbabwe, Senegal o Sudáfrica, cartas en las que ofrecen la participación en una transferencia bancaria de una mayor suma de dinero. Para ello solicitan una cuenta en el extranjero y un anticipo prometiendo a cambio una pingüe comisión. El que manda el dinero puede despedirse de él para siempre.

Otras fuentes indican, que el jubilado estaba desesperado porque había invertido los ahorros de toda la vida, más dinero prestado, en la industria petrolera de Nigeria. La inversión no le aportó, sin embargo, ni un centavo.